En un alarde de sinceridad -quizás no tanto, ¿quién
sabe?- Ferran Adrià, en una entrevista publicada en la
revista “Tiempo”, ha reconocido que no se considera el
mejor cocinero del mundo. “En la cocina el mejor no
existe, porque no se puede medir”, señala el de Cala
Montjoi. A la pregunta de Silvia Gamo -periodista de
esta publicación- sobre si acepta las críticas que le
vierten en la ostentación como número uno del ranking de
los chefs, se muestra rotundo y convencido de que “con
las críticas hay vivir. Un día le regalamos un pastel de
cartón a un señor japonés y se molestó. Pero en la
vanguardia está implícita la crítica”. Adrià dice que El
Bulli mira la cara de la gente que viene y ver cómo se
emociona: “quien viene tiene que emocionarse. Otra cosa
son las críticas con maldad, pero no puedo evitarlas,
así que mejor no cabrearse. A las positivas las hago
caso un minuto”.
En esta entrevista de “Tiempo”, Ferran hace una cinéfila
metáfora sobre su cocina que lleva a cabo en Rosas: “si
esta película tiene 100 platos, de momento sólo llevamos
20”. Continúa, “a veces es algo animal, es lo que surge.
Por ejemplo, los cócteles de este año son rarísimos, una
caipirinha y un mojito en una caña de azúcar.
Descubrimos la caña de azúcar y pensamos ¿qué hacemos?.
Nuestra realidad es pragmática”.
Silvia le formula a lo largo de este interviú la
pregunta de lo que le hubiera gustado ser en el supuesto
de no haber elegido la cocina como profesión. Señala:
“multimillonario, para poder ser cada semana una cosa.
Mi caso es muy atípico. Nadie podía soñar con que nos
podía pasar esto, hay poquísima gente tan rarísima como
nosotros. En la vida hay que ser feliz”.
Hay que ser feliz, Ferran, pero además hay que disfrutar
de la fama, y de muchos ceros en la cuenta bancaria.
Todo lo demás son “puñetas”.
Enric Ribera Gabandé
E.mail:
riberaenric@telefonica.net
www.rutasviajeras.com
www.gourmetvinos.com
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Pie de foto: Cocina del Restaurante El Bulli, de
Rosas.