¿Qué precio
tiene el champán más caro del mundo?
¿El precio hace la
calidad? ¿Ó la calidad hace el precio? Para según quién sea, es
la primera opción. Para otros –entre ellos el que firma este
artículo- es la segunda. Todo es cuestión de saber entender a
ésta y el nivel del servicio ofertado, y por supuesto, la
relación que existe entre el precio a pagar y el grado de
satisfacción que brinda. El valor caro, barato o en su justo
precio, lo estipula esta “unidad” de medida. No es más caro una
botella de vino –por poner un simple ejemplo- de Burdeos que
tenga un coste en tienda especializada de 35 euros, que un
Beaujolais, cuyo precio a pagar sea 10 euros. No es que el
primero sea tres veces y media superior al segundo. No. Pero en
el Burdeos todo o casi todo tiene un coste mucho más elevado.
Desde la uva, hasta la permanencia de los vinos en la bodega
para que tengan el envejecimiento en barrica y en la botella, y
con ello la retención de capital, hecho que no se produce en un
Beaujolais, que se toma muy joven, del año que es cuando está en
su mejor momento.
Ahora bien. ¿Sirve
el mismo planteamiento para casos extremos como el vivido hace
unos días en el descorche de unas botellas de champagne Perrier
Jouët? 12 de los principales expertos mundiales en vino y
champán han acudido a la invitación cursada por la boutique del
Champagne Maison Perrier-Jouët a degustar 20 productos de
cosechas históricas de las propias bodegas de la casa,
incluyendo el champán más antiguo del mundo: Perrier-Jouët 1825.
Cada sorbo podría
haber tenido un valor de cientos de euros en subasta, según la
responsable del Departamento Internacional de Vinos de
Sotheby’s, Serena Sutcliffe MW. Sutcliffe comentó: “Es
prácticamente imposible asignar un valor para la cosecha 1825”.
Que su precio sea
altísimo; no me cabe duda. Pero imposible de asignar un valor,
es mucho decir.
Enric Ribera
Gabandé
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