REPORTAJES 
VIAJES -TURISMO


RUTAS TURÍSTICAS
La industria del campo

Recorrer las tierras de la Rioja alavesa supone descubrir la historia de una industria que ha conseguido singularizar a este bello rincón de la geografía vasca: la agroalimentaria. El aceite, el pan y el vino, su producto estrella, son la base de un sector que ha sabido conjugar el legado de la tradición milenaria con los cambios e innovaciones de la técnica. El viaje comienza en una comarca limítrofe, la de la Montaña Alavesa, en Peñacerrada. 

Esta villa da cobijo a uno de los molinos harineros más bello y mejor conservado de Álava. Se trata de uno de los pocos testimonios vivos de una industria que data del siglo IX y que sigue manteniendo sus instalaciones y maquinaria en uso. Cruzando la Sierra de Toloño hacia Labastida, se encuentra la bodega de la finca de Nuestra Señora de Remelluri, de 1968, que se erige en un lugar cargado de historia. Allí se conserva uno de los vestigios vinícolas más antiguos de la zona. Junto a la necrópolis altomedieval del poblado de Remelluri se halla un conjunto de lagares o trujales rupestres: son sencillos rebajes circulares en las zonas rocosas de los que parten diversos canalillos que conducían el mosto hasta un pequeño depósito. Los actuales propietarios de la finca han sabido aprovechar los siglos de actividad y de experiencia vitícola en sus modernas instalaciones y su museo, donde se conservan interesantes testimonios físicos de su historia. Labastida merece una visita reposada pues guarda un notable patrimonio arquitectónico. La calle Mayor, como en la mayoría de localidades que conservan su núcleo histórico medieval, es el principal eje urbano en torno al cual se levantan casas palaciegas, algunas con llamativos aleros tallados.
Cruzando Samaniego y a la altura del hospital de Leza nos desviamos a la derecha en dirección a Leza, una villa de bellas construcciones renacentistas, históricamente volcada en la industria del vino. Incluso su pequeño molino hidráulico que se encuentra en la salida hacia Elciego se ha supeditado al viñedo. Primero era de riego y después de harina, lo que explica su doble depósito de agua o cubo realizado en piedra de sillería. Regresando a la carretera, continuamos hacia Elciego. 

el ciego Esta villa cuenta con una de las bodegas de mayor solera e historia de La Rioja alavesa, la fundada por Camilo Hurtado de Mendoza, Marqués de Riscal. Creada en 1860, está situada junto a la carretera de Laguardia a Cenicero. Sus instalaciones se han modernizado con los años, pero el respeto a la tradición ha permitido que buena parte del conjunto original y las sucesivas remodelaciones se mantengan en la actualidad. Así se puede visitar la primitiva bodega con sus calados pétreos en los que descansan las barricas de roble bajo potentes bóvedas de sillería. Al otro lado de la carretera se conservan las naves de fermentación construidas en 1883. 

Tomando la carretera A-3210 llegamos hasta Laguardia, capital por excelencia de la Rioja alavesa y principal centro turístico de la zona, es conocida por sus murallas, su excelente patrimonio arquitectónico y sus bodegas. Precisamente una parada en la oficina de turismo nos permitirá contemplar un plano de las bodegas urbanas del municipio. Se trata de laberínticas construcciones que horadan prácticamente todo el subsuelo de la villa. Estos calados, construidos durante siglos sin apenas variaciones pertenecen en su mayoría a los siglos XVII y XVIII, pero se conserva un ejemplar muy valioso y anterior: el de Bodegas Primicias, situada en la calle Páganos. Esta construcción de finales del siglo XIV es la casa más antigua de la ciudadela medieval. En el recinto urbano se encuentra la casa natal del fabulista Félix María de Samaniego, hoy convertida en Casa del Vino, que posee un pequeño museo enológico. Las Bodegas Palacio, una de las dos históricamente más importantes de la Rioja, se sitúan fuera de la murallas de la villa. Construidas en 1894, y modernizadas en 1972, subsisten aún los primitivos pabellones y otros nuevos. Desde la carretera de Laguardia a Logroño se accede hasta Lanciego y Móreda de Álava, los dos únicos municipios donde se ha fabricado tradicionalmente aceite. En Lanciego se conserva un antiguo trujal sobre un viejo molino en la calle Mayor. Allí acuden desde hace siglos los labriegos de este municipio a prensar la oliva. Moreda posee un trujal, creado en los años cuarenta, para prensar la oliva, heredero de una actividad que empezó a declinar hace algún tiempo. El proceso que utiliza este trujal es igual al de los molinos manuales.

 

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