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Las claves léxicas por Mariano Arnal

ESTADOS AMARRADOS Y ESTADOS FLOTANTES


La omnipotencia de las compañías petroleras, tan superior a la potencia y a la impotencia de muchos estados, hace que mientras aquéllas pueden fletar lo que virtualmente son estados flotantes con bandera de conveniencia, cargados de crudo y en condiciones tan precarias que pueden romperse y desparramar miles de toneladas de crudo por el mar y las costas provocando la ruina de familias, empresas y regiones; mientras eso es así para las grandes compañías petroleras, los estados inferiores a ellas en potencia están atados de pies y manos, y si les toca semejante desgracia no tienen posibilidad de reclamar los daños y perjuicios reales a quien los provocó.

Como todo buque es territorio del estado cuya bandera enarbola, no puede ser abordado, inspeccionado o empujado sin más. El derecho del mar está muy inclinado de parte de los navegantes. En el barco manda el capitán, y el estado que ve amenazadas sus costas no puede llevárselo donde a él le parezca bien, sino donde le parezca bien al capitán, que piensa en su barco y en su carga, y poco le importan el mar, las costas y la contaminación. Ni mucho menos puede el estado, por defender sus costas, bombardear el barco para quemarlo con su carga, reduciendo de este modo la contaminación. Lo que puede hacer el estado hasta que se consuma la desgracia es entre poco y nada, porque el barco es territorio de otro estado, y las decisiones corresponden al capitán.

¿Pero tiene al menos el barco un seguro con el que pueda hacer frente a los daños que ocasione, igual que lo tienen los coches y los aviones? Pues no: es imposible encontrar una aseguradora dispuesta a responder de los daños que pueden ocasionar esos vetustos petroleros. Sale más a cuenta construir otros nuevos y más seguros. Así que sin seguro suficiente, y con la más absoluta impunidad, van surcando los mares y acercándose a las costas esos barcos basura, territorio de estados basura, violador pero inviolable. Cuando conviene por razones inconfesables crear un estado, hasta un barco o una plataforma en el mar puede serlo. ¡Tan basura puede llegar a ser un estado!

¡Claro que prestan un gran servicio esos estados basura a estados honorables, de la misma manera que empresas legales tienen tanta economía sumergida a su servicio como pueden. Así el primer tropiezo lo tenemos en la misma Unión Europea, donde los intereses petrolíferos de Inglaterra en el mar del Norte, que se benefician de esa laxitud en la normativa del transporte marítimo, chocan con los del resto de la Unión. Y por el mismo motivo Inglaterra está encantada de mantener el Peñón de Gibraltar para aceptar en él los barcos basura que los puertos no pueden admitir por razones de normativa de seguridad. Un territorio que funciona como uno de esos estados cuyo número de sociedades es muy superior al de ciudadanos, y cuyo oficio es acumular toda la suciedad económica que no se puede manejar ni guardar en los estados respetables.

Pues bien, son estados respetables los que mantienen abiertas esas cloacas que tan bien les van para mantener su honorabilidad sin renunciar a ninguno de los beneficios que se obtienen viviendo y actuando fuera de la ley. De ahí que mientras se mantengan así esas potencias, persistirá la impotencia del resto.