ESCAPADA A
TUNEZ (paseo por su
historia y cultura)
Durante los
últimos años Túnez se ha convertido en referencia obligada en el
turismo Mediterráneo. Es, junto con Marruecos, el destino
preferido de muchos viajeros para conocer el Magreb.
La mejor opción
desde nuestro país es el avión. La compañía estatal tunecina
“TUNISAIR” realiza vuelos regulares de lunes a viernes a la
capital del país desde Madrid y Barcelona.
La mayoría de las
compañías aéreas europeas también cuentan con rutas directas a
Túnez y no es difícil encontrar buenas ofertas en líneas “low-cost”.
Otra forma de
llegar a Túnez es con barco. Puede ser una buena opción si
queremos llevar el coche, o disponemos de más tiempo. Existen
combinaciones de ferrys para pasajeros desde Marsella y Genova (la
travesía dura 24h y es agradable, siempre que acompañen las
condiciones del mar).
Sólo es necesario
el pasaporte. Para ciudadanos de la UE no es necesario visado, a
menos que la estancia supere los tres meses.
Las aduanas
tienen la normativa habitual, y podéis introducir los objetos
personales habituales. Los alimentos de compañía deben ir con su
cartilla de vacunación.
Horarios y
festivos:
La hora tunecina
es la misma que en España peninsular (GMT+1) aunque no se realiza
el cambio horario en verano.
Los días de
descanso son el Viernes por la tarde (como en casi todos los
países de mayoría musulmana, Sábado y Domingo).
La climatología
en Túnez varía de forma ostensible de la costa al interior. Las
playas y zonas anexas gozan del clima Mediterráneo, con
temperaturas suaves y veranos calurosos.
Si pretendemos
adentrarnos en el interior del país debemos tener en cuenta que
las formaciones montañosas favorecen la aparición de
precipitaciones más abundantes y temperaturas más bajas.
T U N E Z C A
P I T A L
Túnez la capital,
que recibe el mismo nombre que el país, es una villa donde se
conjuga armoniosamente el pasado con el presente y lo moderno con
lo antiguo. Se encuentra situada al fondo del golfo del mismo
nombre, Lago de Túnez, y cuenta con una población de más de un
millón de habitantes. Es la capital diplomática, política,
cultural, comercial y administrativa del país. Fundada hace más de
2.000 años a.C. por navegantes cretenses, fue destruida, al igual
que Cartago, en el 146 a.C., sin embargo el comercio romano y
bizantino la hizo florecer de nuevo y en 1160 alcanzó la
capitalidad del país bajo el gobierno del almohade Abdel Mumen Ibn
Ali.
Como en la mayoría de las principales
poblaciones, los lugares de interés se concentran en La Medina,
palabra con la que se define a una ciudad árabe. Sin embargo, la
ciudad moderna de Túnez, que tiene su eje en la Avenida Bourguiba,
es un buen lugar para iniciar el recorrido y descubrir con una
mirada retrospectiva, del presente hacia el pasado, la ciudad.
En
la avenida, arbolada de ficus, se concentran los principales
edificios y la mayoría de las boutiques, restaurantes, cafeterías,
comercios, embajadas, bancos y hoteles. El estilo arquitectónico
recuerda a la Francia del siglo pasado y en esta zona destacan la
Catedral Católica de Saint Vicent de Paul del año 1882 de estilo
neo-bizantino y la Torre de África, desde donde se obtienen
excelentes panorámicas de la ciudad.
Es la zona más antigua e interesante de
la ciudad y data de la época de los hafsíes del siglo VIII. En
1950 fue necesario derribar parte de la muralla ya que el
crecimiento de la moderna Túnez así lo impuso. A pesar de ello
continúa siendo uno de los lugares más atractivos de la ciudad.
Paseando por la
Avenida 7 de Noviembre y después de la Plaza de la Victoria, se
llega a la Puerta de Francia, una de las antiguas puertas de la
muralla de La Medina. Al cruzarla se accede a la ciudad árabe, se
deja el presente y se abren las intrincadas y estrechas calles
para descubrir toda la riqueza de La Medina de Túnez, una de las
mejor conservadas del país.
Avanzando por la
calle de Jama ezZitun se llega a la Biblioteca Nacional, ubicada
en un antiguo acuartelamiento turco de 1813 y construida por Bey
Hammuda. Más adelante aparece con todo su esplendor la Gran
Mezquita (Ziyuona), conocida también como la Mezquita de la
Aceituna. Construida en el año 732 por los omeyas, casi con el
nacimiento de la ciudad, fue reconstruida enteramente por los
alghlabíes en el 864.
Consta de 15
impresionantes naves, 184 columnas procedentes, en su mayoría, de
las ruinas arqueológicas de Cartago ofreciendo un curioso
contraste, una espléndida cúpula que precede al mihrab, el lugar
que indica en que dirección se encuentra la Meca y hacia el que
tienen que reclinarse durante la oración y un minarete de 44
metros de altura levantando por Negro en 1894. En su decoración se
conjugan los diseños árabes y las columnas y capiteles corintios
lo que produce ambiente de recogimiento. La Sala de Oración está
cerrada a los visitantes, sin embargo la Galería Elevada sí
permite visitas en horario de 08.00 a 11.00 h. excepto los
viernes.
Muy cerca, se
localiza la Mezquita de SidiYussef de influencia otomana y
dominada por un minarete octogonal, decorado con azulejos de color
verde resaltan sobre una galería con columnas de colores. Fue
construida por el Yussef Bey en el año de 1614 y en su interior se
encuentra el mausoleo del fundador comunicado con el minarete por
la galería anteriormente mencionada. Junto a esta mezquita se
encuentra la Medersa Hanafita construida en 1622.
Flanqueando el
Hospital AzzizaOthmana, se encuentra el Palacio de Dar el Bey, un
antiguo palacio del siglo XVIII que acoge la residencia del Primer
Ministro tunecino y el Ministerio de Asuntos Exteriores y fue
construido por el Bey Hammuda. Por la calle, en parte abovedada,
del Castillo se llega al Bulevar Bab Menara y cruzando éste se
encuentra la Mezquita de Kasba, edificada en el siglo XIII por Abu
Zakariya con un minarete de influencia marroquí y relieves
geométricos. Mezquita de la Corte Tunecina con el paso del tiempo
ha sabido mantener algunas de sus tradiciones como la, realmente
curiosa, de anunciar la oración cinco veces al día ondeando una
bandera blanca.
Siguiendo con las
Mezquitas y después de una visita al Museo de SidiBouKrissan, en
el que se pueden contemplar estelas y lápidas funerarias de
finales del siglo IX ubicadas en un jardín entre las que destaca
la tumba de los soberanos khorassaníes, se accede a la Mezquita
Ksar del año 1106. Sus líneas sencillas destacan en la fachada con
arcadas que fueron trazadas por el maestro Ahmed Ben Khorassen
aunque su destacado minarete, con motivos geométricos en mármol y
esmaltes, de inspiración hispano morisca fue levantando en el año
1650. En el patio y en la Sala de Oración se pueden contemplar
capiteles y fustes en columnas bizantinas y romanas.
Muy próxima se
halla Dar Hussein, antigua casa de mediados del siglo XII
restaurada posteriormente en el XIX donde se encuentra el
Instituto Nacional de Arqueología y Artes. Aunque no es posible
visitarlo, a veces, el conserje permite que se pueda contemplar el
primer patio del edificio.
Avanzando hacia
el sur aparece el mausoleo más grande de Túnez, el Tourbet El Bey,
del siglo XVIII, fue construido para acoger a los Príncipes
Huseinitas y sus familias por Ali Bey. Su fachada está decorada
con pilastras aunque el elemento arquitectónico más destacado son
las cúpulas de inspiración italiana. Al norte, el Palacio Dar Ben
Abdallah uno de los más ostentosos de la ciudad de estilo
italiano, del siglo XVIII, que alberga al Museo de Artes y
Tradiciones Populares, donde se pueden apreciar diversas
manifestaciones de la cultura tradicional del siglo pasado.
Destacan los personajes de la vida familiar del siglo XIX a tamaño
natural, nacimientos, trajes tradicionales de circuncisión y de
boda, entre otros. Horario: De 09.30 a 16.30 h. Cerrado los
domingos.
Subiendo por la
Calle de los Tintoreros aparece el Dar Othman, palacio de finales
del siglo XVI y principios del XVII, con una espléndida fachada
flanqueada por dos columnas de mármol superpuestas. También
destaca la decoración geométrica en tonos blancos y negros
resultando extremadamente atractiva. En tiempos pasados fue casa
privada y almacén militar por lo que se denomina popularmente como
Dar el Aoula.
Como último sitio
de interés de la zona sur y centro de la Medina, nos detendremos
en la Mezquita de los Tintoreros, construida en 1726, que destaca
por la decoración del interior de su minarete octogonal. En su
interior se sigue el rito hanefita. Como curiosidad comentar que
los azulejos de la Sala de Oración fueron traídos especialmente
desde Turquía y en los siglos XVIII y XIX fueron añadidas al
conjunto arquitectónico una Medersa y un Kutlab.
Volviendo a la Gran Mezquita y a unos
metros de ella, se encuentra la Mezquita y el Mausoleo de Hammuda
Pachá, de 1655. Su esbelto minarete octogonal y su decoración con
influencia italiana, acoge en el patio central los restos de este
santo muy venerado. Resultan llamativas las tejas verdes
barnizadas de su techado y su puerta de mármol policromado. En la
zona norte de la Medina se encuentra la Mezquita SidiMahrez, del
año 1692, que se diferencia de las demás por su fuerte influencia
turca. Construida, en parte, por Bey Mohammad, la Sala de Oración
cuenta con una cúpula hemisférica al estilo de las mezquitas de
Estambul cuyos muros están adornados por estuco y cerámica. El
mismo nombre de la Mezquita lo ostenta también la Zaouia, tumba de
un santo patrón de la ciudad del siglo X bellamente decorada con
estucos azules.
En esta zona se
encuentran importantes medersas, las tradicionales escuelas
coránicas como la Medersa Achuria, con un excelente pórtico, la
Medersa Bachiya, construida en 1756 por Alí Pachá que comunica con
la Medersa Shmaniya con columnas moriscas conformando un porche de
gran belleza construida en honor de Suleimán y comunicada también
con la Medersa Nalha, conocida popularmente como la “de la
palmera”.
Caminando por las
calles de La Medina, se irán descubriendo multitud de zocos. Se
diferencian porque cada uno de ellos pertenece a un ramo de
artesanos y paseando por las distintas callejuelas los olores de
los materiales irán descubriéndonos a que variedad de artesanía
nos estamos acercando. Lo mejor es dejarse llevar, se indican
algunos de ellos, quizá los más visitados y populares, pero todos
merecen la pena:
El Zoco de los
Perfumes, conocido como el Attarine, construido en el siglo XIII
por Abu Zakariya. Destacan los puestos decorados con tonos verdes
y dorados en los que se pueden admirar, y en este caso respirar,
los sacos repletos de especias que desprenden suaves fragancias
como las de la henna tanto en polvo como en rama, los perfumes,
velas con olor, champúes como el tfal, típicamente árabe,
inciensos de distintos aromas, khol en frasquitos que son una
auténtica obra de arte y esencias de jazmín o de azahar, entre
otras muchas, que se extienden por todo el mercado otorgándole un
carácter único. Sin duda es uno de los zocos más atractivos, tanto
por su colorido como por sus aromas.
El Zoco de las
Chechias, del año 1675, concentra todas las chechías, “sheshía”,
es decir, los peculiares gorritos de color rojo de lana con una
borla negra, de origen morisco y muy común entre los tunecinos. Es
una de las artesanías más antiguas del país que conlleva una
complicada elaboración compuesta por el teñido, cardado y prensado
de la lana, uno de estos curiosos gorritos puede llevar un mes de
trabajo.
El Zoco el Trouk,
Mercado de los Turcos, fue construido en el siglo XVII y ofrece
diversa y variada artesanía de todo el país. Merece la pena
descansar tomando un té en el Café de los Hombres Santos.
Si se desean tejidos, hay que acercarse
al Zoco el Koumach, que data del siglo XV, donde se puede adquirir
toda clase de vestimenta de distintas etnias como los mellias,
trajes de las mujeres beréberes o yebbas, masculinas.
S
I D I B O U S AI D
Es un pueblo
costero situado poco kilómetros de Túnez . El nombre del pueblo
proviene de Abou Said ibn Khalef ibn Yahia Ettamini el Beji. Desde
1920, el pueblo destaca por la ley que Rodolphe d'Erlanger aprobó,
obligando a todos los habitantes de la localidad a pintar y
mantener sus casas de color blanco, menos las puertas, ventanas y
rejas que tienen que ser de color azul claro.
Rodolphe
d´Erlanger, barón de Erlanger, nacido el 7 de junio de 1872 en
Boulogne-Billancourt y muerto el 29 de octubre de 1932 en Túnez,
fue un pintor y musicólogo francés quien tomó la nacionalidad
británica en 1894. Hace construir un palacio en Sidi Bou Said,
según las normas de la arquitectura andaluza “la Estrella de
Venus”.
C A R T A G O
En el año 814 A.C.
se funda la ciudad de Cartago, un sitio seguro y privilegiado en
el Golfo de Túnez. Sería capital del imperio cartaginés durante
más de 600 años.
En el 264 A.C los
romanos entran en conflicto con los fenicios por el control del
Mediterráneo. De nuevo la importancia estratégica de Túnez lo
sitúa en el centro del conflicto. Comenzaban las guerras púnicas.
En 146 A.C. el
imperio romano arrasa Cartago y eligen Utica como centro del
imperio en África. Como en el resto de pueblos dominados por Roma
esto supone un gran desarrollo para la región: se construyen
calzadas, acueductos, templos… El visitante puede comprobar en
numerosas zonas del país las huellas de este paso.
El gobierno de
Cartago era la oligarquía,
no muy diferente de la República Romana,
pero no se conocen muchos detalles. Las cabezas del estado eran
los sufetes (literalmente, jueces;
los escritores romanos se refirieron a ellos como reges,
reyes), que podría haber sido originariamente el título de los
gobernadores de la ciudad asignados por la ciudad madre de Tiro.
Más adelante, 1 o 2 sufetes, que se cree que realizaban funciones
judiciales y administrativas, pero no militares, eran elegidos
anualmente entre las más acaudaladas e influyentes familias. Estas
familias aristocráticas estaban representadas en el Gran Consejo,
comparable al senado
romano, que tenía un amplio espectro de poderes, pero no se sabe
si los sufetes eran elegidos por este consejo o por una asamblea
del pueblo. Aunque el pueblo podría haber tenido influencia en la
legislación, la democracia era
bastante débil en Cartago, y los oligarcas controlaban firmemente
la administración de la ciudad.
Para finalizar
esta Escapada a Túnez, se realizó una Conferencia de Prensa a la
que asistió el Ministro de Turismo de Túnez Sr.
Fakhfakh, el cual
explicó las perspectivas del turismo tunecino para este año, y la
esperanza en la visitas del turismo español.
En su conjunto, un país para no
perderse…, armonía entre un pasado con historia y cultura
tremendamente importante y un futuro prometedor.
GUIA DEL
VIAJERO
OFICINA
NACIONAL DE TURISMO DE TUNEZ
Alberto
Aguilera 11 (1ºC) - Madrid
Tlfn: 91 548 18
43/14 35
onttmadrid@turismodetunez.com
TUNISAIR
Plaza
Mostenses, 13, 28015 Madrid
Tlfn. 91 541 88
99
www.tunisair.com
Coordinación y
fotos: José Buitrago
Túnez,
exotismo, festivales, arquitectura romana e historia se reunen
en un destino con encanto
|