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 UTRERA  Su gente, sus latidos,  su Año Jubilar de la Virgen de Consolación


            A través de la Oficina de Turismo de Sevilla y,  en colaboración con  Prodetur  recibimos una invitación para difundir por nuestros medios las novedosas rutas turísticas que desean promocionar; si bien sabemos que estas ya existían pero, un poco al margen de un público más diversificado y tal vez más cosmopolita. 

            El programa inicial que afortunadamente no cambió en ningún momento, cosa que no suele ocurrir siempre por motivos que, los que viajamos con frecuencia conocemos sobradamente,  resultaba alentador y sugestivo.

            Nos referimos concretamente a los desfases horarios (sobremesas largas y distendidas, equivocaciones en el recorrido, maletas que se olvidan, largas esperas en antesalas, despistados que ignoran olímpicamente las manillas del reloj,  por no hablar de los típicos dormilones que siempre hay que esperar a pies de minibús). Esos pequeños contratiempos no exentos sin embargo de un cierto charme, es un poco el ingrediente imprevisto que al final termina incluso agradando porque pone una cabeza de turco al alcance de todos los participantes, y como no,  rompe el hielo y empieza el carrusel de las bromas… 

            El  viaje, corto en realidad, pues sólo se pernoctaba una noche, no tenía desperdicios. Te preguntabas, a pesar del programa que tenías en las manos, de donde sacarías tiempo para ver tantas cosas y asistir a tantos actos, a pesar repito de que todo estaba perfectamente estudiado y  planificado, hecho a ciencia fija por un personal competente,  conocedor de la región y muy vertido en estas lides. 

            Sábado,  siete y media de la mañana, el AVE sale hacia Sevilla sin un solo minuto de retraso. Dos horas y media más tarde llegamos a la estación de Santa Justa, incluidas las tres paradas de rigor: Ciudad Real (5minutos),  Puertollano(2m.) y Córdoba(5m). 540 kilómetros en dos horas y media, todo un record de velocidad y un gran sombrerazo al AVE por ponernos a la altura de los mejores ferrocarriles europeos. 

            Maria Luisa, una encantadora señorita, que nos acompañará durante todo nuestro viaje por tierras andaluzas, se encarga de encasillarnos en un minibús Ford de 16 plazas y nos desplazamos hacia el sur. Utrera es el  destino, y nuestra primera visita: El Santuario de Nuestra Señora de Consolación, ya que este año se celebra el Año Jubilar otorgado por su Santidad Benedicto XV!, y  donde a buen seguro, se congregarán cientos de miles de peregrinos. 

            El Príncipe Felipe, siempre a la vanguardia en  estos eventos ya visitó este lugar sagrado en el mes de Enero, en acto oficial, donde saluda al pueblo desde las ventanas de la Casa Consistorial y es nombrado Hijo Adoptivo y Medalla de Oro de la Ciudad. 

            Durante este año, Utrera se vestirá de gala y se convertirá en una ciudad acogedora, (que ya lo es por doquier), pues los programas de los festejos son sencillamente abrumadores. Los hay para todos los gustos y todas las edades: toros, caballos, conciertos, deporte, libros, turismo,  cicloturismo,  senderismo, exposiciones, música en las calles, flamenco y fuegos artificiales son una parte de lo que prepara la blanca, plácida y señorial ciudad de Utrera, que contará en breve con la no despreciable cifra de cincuenta mil habitantes. A estos festejos hemos de añadir otro que desconocemos por completo: se trata de un concierto de campanas que se hacía antiguamente con hombres colgados en la propia campana, quedando a merced de su propia habilidad para no caer al vacío al repicar el campanario. Ignoramos si esta práctica sigue vigente y se hará de la misma manera, pero la historia del pueblo, así lo cuenta. 

            En 1992  la capital hispalense celebró el Quinto Centenario del descubrimiento de América; quince años después, le toca el turno a Utrera por motivos distintos, pero guardando una pauta dentro de lo que significó el descubrimiento, la llegada de los primeros misioneros religiosos se encargaron de evangelizar desde el principio los habitantes de aquellas tierras lejanas. No es por lo tanto casual que Nuestra Señora de Consolación arribada en el año 1507 lleve en su regazo a un niño, que la gran mayoría de las Vírgenes protegen con dulzura y amor, y en la otra mano una carabela. Aparentemente es un hecho insólito ver una Virgen con una carabela en la mano, sin embargo, damos por sentado que la historia se repite: desde el descubrimiento, hasta la más profunda  fe cristiana, que empezaba a imperar por aquellas fechas en la mayoría de los países europeos y ya se insinuaba tímidamente en  tierras del nuevo mundo.              

Virgen de Consolación 

            Cuentan que una mañana del año 1972, el sacerdote observa que la Virgen está desposeída del niño y de la carabela. El robo conmocionó en sumo grado a todos los lugareños y en particular a aquellos antiguos romeros que un día hicieron posible la emotiva historia de Consolación. La Virgen hace milagros, y los presentes que jalonan las paredes son muestra inequívoca de ello. Por ésta misma razón, a los pocos meses, el sacerdote no sale de su asombro cuando ve que el ladrón había devuelto las dos reliquias de inestimable valor histórico con una nota que decía casi textualmente: “… Espero que esta Virgen que hace milagros pueda perdonarme a mí también, por el mal que hice…”

Tenemos noticias que esta Virgen, canonizada en Mayo de 1964 y aparentemente poco conocida en la actualidad,  fue la que más peregrinos congregaba en su santuario o en su ruta, hace cuatro o cinco siglos. 

            Resulta curioso y emotivo oír en la mayoría de los pueblos,  aldeas y caseríos las leyendas, anécdotas, historias de todo tipo que cuentan los habitantes de los mismos. ¿Verdades, mentiras?, me inclino por lo primero – pienso que siempre hay algo que hace saltar la chispa, aunque luego sabemos que viene la segunda parte: la deformación en la comunicación…, y el último lo cuenta, como ve su mundo. 

            Dejamos la iglesia y su magnifico retablo y paseamos por una ancha avenida, no transitada por vehículos. El Santuario está rodeado por tres parques y el cuarto para cerrar simbólicamente el recinto, ha sido aprobado por la autoridad competente y será una realidad en un futuro próximo. 

            En el Conjunto Histórico, visitamos el Hospital de la Santa Caridad, el convento de las Carmelita, el convento de las Hermanas de la Cruz (una estatua en honor a Sor Ángela de la Cruz, nos dice  que parte de su obra fue en Utrera). 

Monumento dedicado a Sor Ángela de la Cruz  

Nos faltan dos parroquias por visitar: la de Santa María y la de Santiago. Salta otra anécdota: rivalidad entre los feligreses de estas dos parroquias: un poco lo que el Sevilla/Betis; pero en cuestión de culto, y sin las asperezas y brutalidades que originan ciertos deportes que se convierten lamentablemente casi de alto riesgo. 

            El Alcalde, D. Francisco Jiménez,  nos espera al medio día,  por lo que nuestros pasos se dirigen directamente hacia el Ayuntamiento.

Si existe en España un Ayuntamiento elegante, refinado y con un gusto exquisito, este es sin lugar a dudas el de Utrera; teniendo en cuenta lo que conllevan y  representan, por lo general, estas edificaciones:  pasillos fríos e intemporales,  grandes habitaciones impersonales, viejos muebles dispuestos sin gusto y de cualquier manera entre archivadores de épocas más recientes, más funcionales, que dejan al visitante desconcertado y con deseos de huir de estos lugares donde la amabilidad y el fair-play de los funcionarios van, en función del pésimo y vetusto ambiente  que les rodea, sin hablar del típico guardia de seguridad, del mostrador de información, de los hipotéticos controles y de un largo etcétera – cuando no te cuelgan una pegatina en el pecho para decirte que eres válido… 

            Este Ayuntamiento no sólo es una casa-palacio del siglo de la Revolución Francesa sino que uno de  sus  primeros dueños, D. Enrique de la Cuadra, hacendado, seguramente nativo de Utrera, que hizo su fortuna en América latina escogió el lugar preferente de la ciudad comprando todas las casas del entorno para tener la privacidad  deseada de esa zona privilegiada. Frente de la casa palacio una cuidada plaza, no demasiado grande, con un letrero conmemorativo en honor al caballero (Gibaxa) que dio ese toque de buen gusto, tanto al entorno como a la casa-palacio, hoy Ayuntamiento de Utrera que, sea dicho de paso, simplemente enamora. 

Placa en memoria a D. Enrique de la Cuadra  

            En la planta baja nos encontramos un poco con lo que comento más arriba, aunque minimizado en exceso debido al indiscutible colorido de las tierras andaluzas bañadas por un perenne cielo azul y una temperatura envidiable; es decir: un amplio patio-entrada  y, la frialdad de  tres puertas cerradas, aunque nos hacemos cargos de los motivos  obvios, pero a buen seguro políticos, que condicionan estas medidas… Una del partido Andalucista, máximo exponente en la actualidad, otra del PSOE y otra del PP, los tres únicos partidos que predominan en esa comunidad. El orden, lo desconozco, pero supongo que es el que se menciona. 

            Frente a la puerta de entrada, otras dos puertas con unos letreros que anticipan a modo de pequeña antesala o recordatorio lo más imprevisible e impactante que se puede  imaginar: “salón Árabe” y “Salón Pompeyano”. Ignoro si estos dos salones han sido restaurados o no,  pero lo cierto es que los más famosos decoradores de cada país representado tendrían muchísimas dificultades para pretender superar y incluso igualar la elegancia y la suntuosidad de los mismos. Las columnas de mármol rosa en el salón Pompeyano de fustes lisos e iluminados, encandilan literalmente al visitante bajo unos focos sabiamente colocados. En cuanto al artesanado de la techumbre, respira arte por todas partes. 

Salón Pompeyano  

            Qué decir del salón Árabe… nada que objetar. Arcos perfectos, colores sugestivos que nos introducen en el mágico mundo islámico. Filigranas de estuco y escayola. De hecho, un salón que te hace entrar en el palacio de las mil y una noche. Sólo faltaban unos pequeños detalles: la mesa baja de metal dorado, unos vasos de tubo aunque no demasiado altos para el té, y la típica tetera, aunque sólo sea a modo de decoración para completar el cuadro. Queda patente que fueron nuestros cultos y emancipados “huéspedes” desde el año 711 hasta 1492, total, casi  nada: tres días… hay que tener en cuenta que hispania siempre fue  un mosaico de culturas, a ellos debemos parte del legado de la nuestra. Puede que algunos seres superiores,  con mente estrecha, no opinen igual, pero la historia así lo cuenta. 

Techo del majestuoso salón Árabe  

            La primera planta resulta algo más funcional. El despacho del Alcalde es señorial, espacioso y decorado en función del cargo que representa (fue en su día el despacho particular del dueño de la casa). Al lado del despacho una gran lámina de su Majestad Don Juan Carlos; y  muebles, mesas, despachos, armarios etc. guardan una armonía equitativa entre sí, sobre todo en cuanto a colorido y disposición. Otra cosa difícil de conseguir, en un despacho de Alcalde. 

            Por último el despacho de la Concejala, no demasiado grande,  pero coqueto ordenado y femenino a primera vista. Un vitral que da directamente a un cuidado y espacioso jardín con flores, y palmeras al fondo, (casi todas de distintas  procedencias suramericana), una fuente con grandes chorros laterales, y una pequeña estatua del tamaño de un niño, todo ubicado en un estanque de unos seis o siete metros de largo por dos de ancho aproximadamente. La decoración de esta sala es totalmente asiática y el acceso al gran ventanal esta situado algo más elevado que el suelo, en un semi círculo con un par de columnas. Da la impresión que en cualquier momento un orador, un Pericles en potencia, subirá al estrado y dará un discurso. 

Plaza del ayuntamiento  

            En el artístico decorado de ese jardín romántico la directiva del Ayuntamiento nos obsequia con un esplendido aperitivo antes de llevarnos a visitar el Castillo y seguidamente almuerzo en el Castillo servido por Asador Retinto, cortesía del Excmo. Ayuntamiento de Utrera. Otro toque de delicadeza por parte del Ayuntamiento, en la persona del Alcalde. 

Vista desde el Castillo  

            Tras un suculento almuerzo rodeado de vestigios medievales y desde dónde se divisan las típicas casas blancas de la mayoría de los encalados pueblos andaluces con techumbres  bajas y ocre por lo general, María Luisa, nuestra guapa y diligente guía sevillana nos lleva de nuevo a nuestro cómodo medio de transporte, el minibús Ford de 16 plazas. 

            El recorrido previsto es una ganadería de reses bravas, con todo lo que conlleva a su alrededor: grandes extensiones de terrenos,  apacibles toros dueños de sus parcelas y de su harén, abrevaderos, vallas metálicas y caóticos carriles dispersos en la llanura. El cortijo, en consonancia con lo que representa , posee una pequeña plaza de toros donde, al parecer, tantean al futuro toro bravo. Mas allá, frente a una gran explanada,  la masificación de mampostería del cortijo con todas sus dependencias. Franqueada la verja de entrada del recinto, un gran patio lleno de mesas y rebozando de comensales que, sin lugar a dudas, celebran algún acto social. 

Utrera, cuna del toro bravo            

            Acto seguido y siempre por esos carriles dónde no abundan las señalizaciones de la ruta a seguir, a pesar de que todo está relativamente cerca, (la propia ciudad de Utrera está a unos escasos 28 kilómetros de Sevilla), nuestro minibús nos deja delante de la puerta de la Hacienda de Orán. 

            Cuando viajas con otros periodistas se organiza, dónde pernocta, un gran despliegue de maletas y bolsas que vas cosechando a lo largo de todo el recorrido. A algunos les toca la planta baja, a otros, la de arriba. Miradas recelosas,  unos y otros, al considerar que la habitación del otro es mejor que la suya. A final de cuentas todas son iguales y todas tienen un atractivo que no posee la otra. 

            Afable y cordial recibimiento por parte del Director D. Antonio Eduardo Blanco que nos presenta a su vez  a Rocío que nos acompañará por todas la dependencia de la Hacienda. Ella, nos dará la explicación diferencial que existe entre Cortijo y Hacienda.

El Cortijo es donde se crían y cuidan las reses y los caballos. La Hacienda es principalmente zona de cultivo. Sin embargo todo es relativo ya que el toro de lidia, el toro bravo, tiene que tener grandes espacios naturales,  pues sus pastos están precisamente ahí, además de que sin esos grandes espacios libres, que son prácticamente casi genéticos en esta casta, nunca serían toros bravos. 

            Aclarado este punto nos apresuramos a preguntar el origen del nombre del lugar: Orán (Wahrán en árabe). nos suena a una gran capital portuaria de Argelia y cercana, en la actualidad, al millón de habitante. Existen dos versiones: una curiosa en extremo, la otra rocambolesca. 

            El Hotel Hacienda de Orán se llama así porque está construido conforme a la orientación y disposición geográfica  de la mayoría de las Mezquitas de todo el mundo. Todas miran hacia la Meca. El Musulmán, cuando reza todos los atardeceres algún versículo del Corán, sobre todo en época del Ramadam (ayuna), también mira hacia la Meca. Sus puntos de referencia a efectos de localización se basan fundamentalmente en el movimiendo solar. Por remota que sea la aldea dónde vivan,  todos actuarán de la misma manera, todos mirarán hacia el mismo lado: la Meca. 

            La otra versión algo más inverosímil compara a un cura del pueblo con el bandolero Diego Corriente. Salvo que uno robaba a los ricos para dárselo a los pobres, a semejanza de Jesse James o Curro Jiménez, y el cura también robaba  pero a los pobres y en beneficio propio…Cuenta la leyenda que sus fechorías llegan a oídos de Diego Corriente, que lo mata. Al parecer está enterrado al lado de un pozo que se encuentra en la cercanía. ¿El nombre de Orán?, pues que allí era precisamente donde se reunían clero y feligreses para Orar de dónde proviene, por deformación, Orán. 

            Atravesamos un ancho patio y entramos en una inmensa nave llena de relucientes carruajes de todo tipo y de todas las épocas. La colección ampliada con la compra a un coleccionista, el conocido Conde Duque de Alburquerque pertenece en la actualidad a D. Miguel Gallego y dispone de unas veinticinco o treinta piezas de museo, independientemente de las que se están restaurando. Nada hace pensar que estas joyas de colección, aparentemente nuevas, siguen surcando los carriles cercanos por ser el mejor paliativo contra un deterioro por antigüedad. 

            En el traslado hacia el Centro de Peregrino ubicado en el antiguo Convento de frailes Mínimos, nos detenemos antes unos pedazos de muros medio derrumbados que lucen a modo de monumento en medio de una plazuela. No cabe la menor duda que se trata de un monumento en conmemoración de algo. Sin embargo los pedazos de muro parecían haber sido derrumbados a majazos limpios; algunos trozos de cemento colgados de un esquelético armazón de hierro  El aspecto escabroso y totalmente inestético, tiene sin embargo una poderosa razón de ser. 

            Preguntamos a un señor apoyado en la barandilla que rodea el monumento, y nos contesta  muy seriamente: es el  “Múro de Berlín…” Atónitos, damos las gracias, y nos vamos mirándolo de reojo. La verdad es que, entre el cura ladrón, la Meca y el muro de Berlín no sabíamos muy bien que pensar.  Pues no,  la Concejala del Ayuntamiento, nos confirma que efectivamente son trozos auténticos del famoso muro de Berlín. 

Un trozo del auténtico Muro de Berlín  

Puede que el monumento no sea una obra de arte en sí (tampoco lo fueron muchas obras de Miró, Dalí o Picasso), pero que duda cabe, que es pura historia;  y que el arte, la literatura y la historia, siempre han ido de la mano. 

            Otra de las cosas que agrada de Utrera es que siempre recuerdan con cariño a sus hijos predilectos y ennoblecen hechos simbólicos que consideran trascendentales,  para la ciudad, para su Ciudad.  Así, en varios lugares, en escaparates, recordatorios de la Semana Santa, su feria a semejanza de la de Sevilla, su Virgen de Consolación, sus jinetes, sus amazonas en la grupa de los caballos, sus toros  – todo un festival de colorido y de optimismo de un pueblo que sin lugar a dudas quiere a su tierra. 

            No podía faltar el homenaje a los hermanos Álvarez Quintero que siguen presentes en cada latido Utrerano. También de Utrera es Ceferino, el único Gitano canonizado, y por lo tanto Santo; y si buscamos un destacado y polifacético hombre de letras, lo encontramos en la persona de D. Rodríguez Caro,  poeta,  historiador,  arqueólogo y abogado del siglo XVI y XVII ordenado sacerdote en 1598. 

Cuadro en honor a Ceferino, el gitano santo  

            La proyección de un documental “Los Caminos" y una visita exposición: “Consolación Consuelo 500 años de devoción" nos abre una pequeña ventana informativa sobre la historia de Utrera y la Virgen de Consolación. 

            El día decae y la noche se apodera de todos los rincones de Utrera. El día ha sido largo,  provechoso y cargado de emociones. La cena en el Centro de Peregrino es cortesía de la Comisión del V Centenario. Pero… 

Cena en el Castillo ofrecido por RETINTO  

            Pero, tras la cena, nuevo reencuentro – estamos en una zona cálida, cálida su temperatura, cálida su gente – esta vez se trata de una fiesta flamenca, cortesía de Prodetur siempre con el beneplácito de la Oficina de Turismo de Sevilla y la no menos complicidad del Ayuntamiento de Utrera. 

            Como era de suponer no podía faltar el cante flamenco (jondo y menos jondo), la copla  y otras canciones más modernas pero siempre con entonaciones flamencas: las guitarras y el rítmico repicar de las palmas daban el tono a los cinco cantantes. Cinco eran los cantaores y dos guitarras animaban la fiesta. David llevaba el peso de “La voz cantante”  y “Pitín“ (nieto del Cuchara,  prestigioso cantaor de mediados del siglo pasado), era el más destacado acompañante de guitarra, aunque lo cierto es que todos intervenían, algunas veces como revulsivo, otras para rematar la faena…La hija de Pitín, de unos doce años de edad, nos dio un deslumbrante recital de baile flamenco que nos  recordó los primerísimos bailes de las que un día fueron tan famosas como Carmen Amaya, La Chunga, o Lola Flores. 

            Terminaremos este recorrido pendientes del segundo día donde nos tocará apreciar las excelencias de Carmona, Sevilla y Villanueva de Río y Minas, dando las gracias a las autoridades competentes y a todos los que han hecho posible este viaje cargado de inolvidables vivencias y nuevos conocimientos,  algunos desconocidos por completo a pesar de haber pasado varias veces por una ciudad tan tranquila monumental y acogedora como Utrera, y como reza el prospecto que nos entregan en uno de los Centros visitados: “… en este año 2007, todos los caminos conducen a Utrera…” 

TEXTO: Ángel Carrera Calero  

FOTOS: Josefa Durio  

COORDINA: Jose Buitrago  


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