ESPECIAL SALUD Y VACACIONES


Síndrome de la clase turista: embolia pulmonar y viaje en avión

Viajar en avión se considera un factor de riesgo para desarrollar trombosis venosas y embolia pulmonar, lo que se ha dado en llamar síndrome de la clase turista.

Los espacios reducidos entre los asientos de la clase económica unido a la escasa movilidad durante el vuelo, favorecerían la formación de coágulos en extremidades inferiores que podrían pasar posteriormente al pulmón.

Hasta ahora se han ido comunicando casos aislados de personas que, después de viajes en avión, presentaron trombosis venosas profundas y embolias pulmonares. Dichos casos han estado escasamente documentados y era difícil precisar si existía relación entre las características del vuelo y la incidencia de embolia pulmonar.

Recientemente se han dado a conocer los resultados de un estudio cuyo objetivo era investigar si la duración del vuelo se relacionaba con el riesgo de embolia pulmonar. Se trata de un estudio prospectivo, realizado a lo largo de 7 años, y en base a una muestra de más de 135 millones de pasajeros.

Desde Noviembre de 1993 hasta Diciembre del 2000 todos los pasajeros que llegaron al aeropuerto Charles de Gaulle de París fueron incluidos. De un total de 135.290.000 pasajeros se confirmó el diagnóstico de embolia pulmonar en 56 casos, lo que equivale a un porcentaje de 0.4 casos por millón de pasajeros.

De los 56 casos de embolia pulmonar, 42 (75%) habían viajado en clase económica o turista, 2 (4%), en clase business y en 12 (21%) la clase del vuelo no se pudo concretar. El 75% de los pasajeros reconocía haber estado durante todo el vuelo inmóvil; en el 20% no fue posible obtener dicha información y el 5% restante se había desplazado por el avión durante el vuelo.

De los 56 pasajeros que padecieron una embolia pulmonar, 53 tenían factores de riesgo de enfermedad tromboembólica, 4 de alto riesgo y 49 de riesgo moderado. Entre los de alto riesgo, destaca el antecedente de trombosis venosa profunda o embolia pulmonar previa y en el segundo grupo, edad superior a 40 años (en todos ello), tratamiento con estrógenos o progestágenos y venas varicosas en extremidades inferiores.

En cuanto a la distancia del trayecto recorrido, todos los pasajeros con embolia pulmonar habían viajado más de 4.000 Km. y no se produjo ningún caso de embolia pulmonar en viajes de menos de 2.500 Km.

Existe por tanto relación entre la duración del vuelo y el riesgo de desarrollar una embolia pulmonar, el riesgo aumenta cuanto mayor sea la distancia del vuelo. La incidencia es mayor en viajes de más de 5.000 Km. o cuya duración sea superior a 6 horas.

La prevalencia del síndrome de la clase turista es globalmente baja, a pesar de que se ha subestimado por diferentes motivos. Los casos leves o de aparición tras abandonar el aeropuerto no pudieron ser diagnosticados, dado que los pasajeros fueron supervisados sólo una hora tras su llegada al aeropuerto, por tanto si los síntomas se iniciaron después no se pudieron detectar.

Sería necesario tomar una serie de precauciones durante los viajes en avión de larga distancia. Sobretodo en aquellos pasajeros con factores de riesgo para desarrollar enfermedad tromboembólica.

Realizar actividades físicas mínimas, como deambular o movilizar las extremidades inferiores y cambiar de posición de forma frecuente serían medidas efectivas para disminuir el éstasis venoso. Evitar la ingesta de alcohol o fármacos que depriman el sistema nervioso central, ingerir abundantes líquidos, evitar el uso de ropa ajustada, usar medias elásticas y evitar sentarse con las piernas cruzadas serían otras medidas a adoptar.

Aunque algunos investigadores han sugerido que en personas de alto riesgo, quizás debería plantearse el uso de fármacos antiagregantes o anticoagulantes, esta medida no puede aconsejarse por el momento.

Autor: Dra. Mireia Torregrosa Roig. Cortesía de  Fondotema

Indice