En memoria de la milenaria Bam
Lola Escudero

Hace tan solo mes y medio un grupo de viajeros españoles contemplábamos con sorpresa y admiración la ciudadela de Bam. Aquella inmensa fortaleza de adobe era el comienzo de un viaje por la antigua Persia organizado por la Sociedad Geográfica Española y la Fundación Arqueológica Clos, que nos iba a llevar a descubrir un país lleno de joyas artísticas y arqueológicas de todos los tiempos. Hoy todavía no nos hemos repuesto del impacto de la tragedia; un terremoto ha acabado en pocos segundos con más de 30.000 seres humanos, 30.000 personas que estaban vivas cuando nosotros paseamos por sus aminadas y coloristas calles. Hace sólo un mes viajamos a Irán preocupados por la guerra del vecino de al lado, Irak, por las bombas de los integristas en otro país fronterizo, Turquía, por la situación conflictiva del vecino del este, Afganistán… lo último que podíamos imaginar es que el riesgo más inminente se escondía bajo nuestros pies, en el interior de la tierra. 

 

 

El hotel Arg-E-Jadid en el que nos alojamos –impecable, nuevo y sin más clientes occidentales que nuestro grupo de españoles y dos estadounidenses–, se ha derrumbado completamente, sepultando a sus escasos clientes y al personal. Aquella señora que nos ofreció pan caliente en una calle de Bam probablemente haya muerto o esté llorando a sus familiares y amigos, igual que el viejo obrero que fabricaba ladrillos de adobe para reconstruir la fortaleza y al que todos fotografiamos como si fuera una estrella de cine. De este viaje fantástico por la antigua Persia, recordaremos siempre las mezquitas azules de Ispaham y sus puentes, el bazar de Shiraz, Teherán y sus museos, la grandeza de Persépolis… pero lo que no olvidaremos nunca será Bam. Me cuento entre los últimos turistas que visitamos esta ciudadela, considerada una de las maravillas de la tierra, y en cierto modo me siento obligada a narrar lo que vi, como hacían los antiguos viajeros cuando dejaban a la posteridad el testimonio de lo que hallaban en sus viajes. Bam es (era) una ciudad de unos 100.000 habitantes situada en un fértil enclave en medio del desierto iraní de Dasht e Kavir, a casi 1.000 metros de altitud.

 

 

La ciudad era famosa por producir los dátiles más dulces y jugosos del mundo y por su ciudadela, un monumento más de 2000 años de antigüedad, la mayor construcción de adobe del planeta, antiguo punto neurálgico en la ruta de la seda.
El casco antiguo de Bam era una de las más espectaculares y mejor conservadas ciudades medievales de Oriente Próximo y su importancia en términos arqueológicos y arquitectónicos era reconocida internacionalmente. Por sus callejuelas de adobe era muy fácil soñar con los cuentos orientales de Alí Babá o Sherezade. Abandonada y deshabitada durante más de siete décadas, en los últimos años se había lanzado un importante programa de restauración y una parte de la ciudad vieja y de la ciudadela había sido restaurada con éxito. El resto continuaba en reconstrucción, con una minuciosidad que a todos nos sorprendió. Un nutrido grupo de obreros trabajaba produciendo ladrillos de adobe idénticos a los que siglos atrás sirvieron para levantar la ciudad y levantando de nuevo sus edificios cargados de historia. La impresionante ciudadela, dotada de 28 torres de observación se encontraba sobre un promontorio rocoso de 60 metros de altura. Contemplada desde fuera, asemejaba un castillo medieval europeo, con sus murallas y sus almenas, pero de cerca la diferencia era evidente: en lugar de piedra estaba fabricada con tierra y ladrillos de arcilla. La ciudadela estaba protegida por un triple anillo defensivo y en su interior se albergaban mezquitas, mansiones, un bazar, un caravanserai y un barrio residencial con plazas y callejas que daba cobijo a la mayoría de la población del lugar. En el punto culminante de la fortificación se encontraban diversas dependencias militares y el palacio de las Cuatro Estaciones, lugar donde residía la elite militar del acuartelamiento. Otro de los edificios importantes era la "Casa de los señores", reservada a los gobernadores de la época. Hasta hace unos 80 años, esos dos edificios estaban ocupados por los responsables locales del ejército y la gendarmería. La ciudad de Bam fue el centro principal de la religión zoroástrica, la que existía ya en Persia antes de la llegada del Islam, sin embargo, las construcciones datan de época islámica, de los siglos XVI y XVII. La ciudad nueva de Bam, muy densamente poblada, fue construida durante los siglos XIX y XX, después de diversos ataques de los afganos y de otros invasores durante el transcurso del siglo XVIII y principios del XIX. En las últimas décadas la deshabitada ciudadela se había convertido en refugio de contrabandistas  y narcotraficantes en una región por la que transita la droga procedente de Afganistán hacia Europa y los países árabes. Bam se había convertido en una de las esperanzas turísticas de Irán, un foto de atracción para que los visitantes se animaran a descubrir las provincias más pobres del sur del país, tal y como lo hicimos nosotros.

 

VIDEO : http://home.zonnet.nl/bloemberg1/av/bam.htm

Cómo ayudar a Irán

Muchos bancos españoles han abierto cuentas en las ingresar donativos para las víctimas del terremoto de Bam. También se ha abierto un número telefónico de información a través del cual también pueden hacerse donativos. Es el siguiente: El número de cuenta es el siguiente: 902 330 331
La Caixa ha abierto la siguiente cuenta para donativos: 2100--0005--91--0201254722 de "La Caixa".
Si se quiere un envío más directo, estos son los datos de las cuentas abiertas en Irán:
Iranian Red Crescent Society:
Foreign Currency Account Number: 7 0 2 0 7 0
Iranian Rial Account Number: 1 1 1 1 1
Ambas cuentas están en Teherán en el Bank Melli Iran, Branch Markazi (Central)
Se puede contactar con la Iranian Red Crescent Society en:
e-mail: intdep@irrcs.org
tel.: +98-21-8849077 / 8808155
Internet: http://www.rcs.ir/

 

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