Hotelería-Cocina GRANDES
MAESTROS del siglo XX para los del XXI
Docencia

LORENZO
MARTÍN
MB
Romero
Lorenzo
Martín de la Fuente Casero nació
el 11 de diciembre de 1941 en ‘El paraíso del
cazador’ Los Yébenes (Toledo)
MBR Acerca
de su infancia, estoy segura de que hay mucho de
lo que hablar y hasta me atrevo a decir que tuvo
su influencia en la elección de ser Cocinero…
LM Mis
padres se casaron cuando mi padre vino de la
guerra y tras haber estado en campos de
concentración. Estuvo en la zona roja y hasta
que aclararon que estaba libre de acusaciones,
no lo mandaron para casa y se encontró con que
todo el ganado que tenían en una finca alquilada
en el monte, lo habían comprado los hermanos a
su madre que sí tenía el dinero, pero como a mi
abuela le dio miedo al cambiar la moneda, se
quedó sin nada y tuvo que ponerse a trabajar a
un sueldo con sus hermanos y fue cuando se
casaron, pero a los 3 meses le llamaron para
hacer la Mili porque a él le pilló la guerra con
16 años que fue ‘la quinta del chupete’.
Le tocó África-Larache
y no me conoció hasta los 2 años o más, porque
la Mili era más larga y en África no había
permisos. A su vuelta tuvo que volver a trabajar
con los hermanos en el monte y allí nacieron mis
dos hermanas, Angelita y Carmen, el mismo monte
en donde me perdí cuando tenía 4 años:
Estando con mi
primo Tomás, 10 años mayor y mientras cuidábamos
chivos que se metieron en otra finca, él echó a
correr y yo detrás. Como corría menos, me
equivoqué de linde y cogí otra vereda en la cual
seguí corriendo y llamándole. Me perdí en pleno
monte lleno de lobos que en el 45’ había muchos.
Mi primo avisó a
mi familia y mi padre estaba mal en la cama con
calenturas tifoideas o Malta, no lo recuerdo
bien, así que se tuvo que levantar, avisar al
resto de los pastores de las fincas de alrededor
y haciendo carbón de leña. Se hacían señales de
humo que ayudaran a buscarme y tener todo el
monte controlado y si me encontraban, el humo
sería más grande. No paré de correr hasta que me
caí llorando debajo de una encina y no sé el
tiempo que estuve allí. Volví a correr otra vez,
loma arriba loma abajo y desde lo alto vi como
al lado de un chozo había mucho humo y corrí
hacia allí.
Era un hombre que
estaba haciendo carbón y me calmó preguntándome
quién era yo. Entre llanto y llanto, solo sabía
decir en donde vivíamos en el pueblo y quien era
mi familia: “mi padre se llama Lorenzo y mi
madre Flora, mi tío Manuel y mi primo Félix.
Somos de Los Yébenes y estamos en un chozo muy
grande, en una ‘maja’ que tenía al lado un pozo
y una mula amarrada para bajar al pueblo a por
comida…”
Total, el hombre
al que llamaban ‘el Chato 80’, me cogió a
hombros y me llevó diciéndome que sabía en
dónde. Ya eran las 6 de la tarde y comenzando el
verano. Después, cuando me lo contaba mi padre,
me decía que lo que más temían era que se
hiciera de noche por lo de los lobos. Tras lo
que había ocurrido conmigo y al no tener nada
allí porque todo era de los hermanos, mi padre
no se lo pensó dos veces y decidió llevarnos al
pueblo aunque él tuviera que venir del monte
cada 15 días o más, porque estaba otra hermana
mía con 1 año, otro en camino y también mi
abuela paterna, Ignacia que falleció al cabo de
unos años.
Mi abuela materna,
Nemesia, estuvo años con nosotros, mientras que
a mis abuelos no los conocí. Tres meses después,
una de las veces que bajó mi padre al pueblo ‘a
por avíos’ como se decía entonces, se encontró
con un amigo que le dijo: Lorenzo, estaba
esperando verte o mandarte recado de que pienso
montar una granja en las afueras de Toledo y por
si quieres venir allí de encargado, con casa,
luz, colegios a 1’5 Km. con todo…
Aquella granja
tenía unos 4.000 m2 y mi padre no lo pensó dos
veces, le dijo que sí. Era a las afueras de
Toledo, en donde había una vaquería, otra granja
y un poco más allá, el campo de Toledo-Palomarejos,
a cuyo alrededor solo había arena. Tenía pistas
de ceniza para carreras y otros deportes y la
Escuela Central de Gimnasia del Ejército de
Infantería en Toledo, con huerta y vaquería en
donde hacían maniobras los militares y concursos
de otros deportes que había cada equis años.
Venían de África y
de todos los cuarteles de España
representaciones de cada especialidad que
duraban un mes o mes y medio. Después de
gallinas hubo un cebadero de ganado, dado que a
las gallinas les vino una epidemia y después, el
cebadero fue de toros y vacas, pero al cabo de
unos años también vino una epidemia, ‘el mal de
pezuña’ y hubo que mandar a todos los animales a
los mataderos de Madrid, Valencia y Barcelona y
desinfectar con Zotal un mes, corrales y
cuadras. Después fue un cebadero de patos,
cerdos, ovejas…
En las navidades
se sacrificaban corderos bajo inspección
veterinaria para mandar a distintos mercados de
España y también se embarcaban vivos para
distintos mataderos, en camiones de tres pisos
que se llamaba ‘la Solana’. Al matadero de
Toledo los llevaba yo con 10 u 11 años. Mi padre
me levantaba a las 6’30 de la mañana para llevar
30 o 40 corderos o chivos, ayudado por Pajarito
que era un manso que no le faltaba más que
hablar (manso es un carnero amaestrado) y se
hizo más amigo mío que un chaval de mi edad, así
que yo le dejaba en el matadero antes de las 8
de la mañana, me entretenía con los matarifes en
las salas de sacrificio y como era un niño, con
mi cartera de cartón, al igual que se llevan hoy
las mochilas para ir al colegio.
Alguno me enseñó y
dejó que matara novillos con la puntilla. Cuando
salía del colegio, volvía otra vez al matadero
para recoger a Pajarito e irnos para la casa a
comer, pues yo tenía que volver por la tarde al
colegio. Eran clases de mañana y tarde y tres
tardes a la semana iba a un profesor particular
como ayuda. Todo ello pagado por el jefe de mi
padre, porque él quería que yo y uno de sus
hijos nos metiéramos con el tratante de ganado.
Ya había aumentado la familia y éramos seis,
casi siete de los ocho que somos.
A mis padres les
hacía falta que yo les ayudara, aunque no había
ningún problema de vivienda ni de comida.
Respecto a los vecinos, el que no tenía huerta
tenía olivas y nosotros teníamos de todo, según
temporada, incluso molino propio para moler
pienso para ganado, en fin que había para poner
el Cocido todos los días, pero hacía falta ropa
y zapatos porque éramos muchos y yo el mayor. Ya
con 13 años empecé mi aventura en la Hostelería…
Se me han quedado algunos episodios en el
tintero para seguir esta historia, para mí
interesante, pero empezaremos con el trabajo, la
profesión…
MB Me
sitúo en su primer trabajo

*Hostal
del Cardenal actualmente Hacienda
del Cardenal, tradición y leyenda de siglos
pasados. En
la ciudad milenaria
de Toledo, declarada Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO en 1986. Con un Restaurante dentro
de una antigua mansión toledana, salas y
dependencias decoradas con azulejos, madera y
artesonados de solera. Un magnífico
edificio de estilo señorial situado en un
hermoso jardín lleno de flores, árboles, fuentes
y rodeado por una muralla árabe original del
siglo XI, acoge las instalaciones del hotel…
LM A
primeros de abril de 1954, recién cumplidos los
13 años, empecé de Botones en el *Hostal del
Cardenal que era de la Cadena Meliá, en el cual
estaba de director D. Ángel Palomino que después
fue director del Hotel Riviera de Benalmádena y
en la Cocina estaba de Jefe Manolo Franco que se
marchó de Jefe de Cocina a un hotel en El
Escorial.
El Segundo era
Jesús García Alarcón, mi Padrino de Cocina.
También vino el Sr. José Sanz y de Jefe Enrique
que era mejor Pastelero que Cocinero y había
venido del Hotel Comodoro de Madrid. Llevando un
año, más o menos y muy bien, hubo un incidente
por el cual me costó salir despedido del hotel,
cuando yo iba a pasar al mes siguiente como
Pinche a la Cocina. Era la hora del almuerzo y
estaba a la entrada de los servicios de
clientes, para abrirles y cerrarles la puerta,
ya que entonces se llevaba eso o por lo menos en
el Meliá. Cuando estaban terminando el almuerzo,
el Maître nos ponía a pasar tabaco y puros para
vender con un cajoncito y cinta al cuello, igual
que las señoritas de las salas de fiestas. Pasó
al comedor el Sr. Palomino y me dijo: “Loren
llama a otro Botones que venga aquí y tú te vas
a la ‘Puerta Bisagra’ que está a 100 m. del
hotel y esperas que llegue el autobús de Madrid
(El Galiano entonces); te dará el chofer un
paquete y lo llevas a la Cocina”. Yo entendí a
la oficina y más diciéndolo el director, así que
lo llevé a la oficina. El director se fue a su
casa y tras la siesta, a las 5 de la tarde sonó
el teléfono en la centralita de las habitaciones
y la telefonista me dijo: “Loren, D. Ángel dice
que subas al despacho enseguida”.
Fui corriendo,
llamé a la puerta, entré y me dijo:” ¡mira, toda
la mesa y en el suelo, los papeles llenos de
agua-sangre!”… El paquete contenía 2 capones que
mandaban de Madrid para una mesa especial.
Venían en la caja con hielo sintético y se había
descongelado dentro de la misma, continuando
así: “¿esto qué hace aquí?” y mi contestación
fue así: “me dijo que el paquete lo trajera a la
oficina”… y él siguió diciendo: “pues cógelo,
bájalo a la Cocina y márchate a tu casa
despedido”. Yo me quedé de piedra y añadió: “es
igual haber escuchado bien ¡adiós!”... así que
lo llevé y a la vez, el Sr. Franco me decía: “el
mes que viene te tenemos aquí”… porque iba a
entrar de Pinche al mes siguiente. Yo no pude
contestar y me fui corriendo. Bajé a vestirme
llorando, la telefonista y las camareras de
pisos no se lo podían creer y la Sra. de D.
Ángel, Dña. Chelo y su hijo Angelito, que todos
los días le llevaba y le traía del colegio
(tenía 8 o 9 años). La Sra. lo llamó por
teléfono, habló con él y él le dijo: “he dicho
que se marchara y se marcha, ya le he despedido
y no hay otra”. Cuando llegué a mi casa y se lo
dije a mis padres, tampoco se lo creían. Mi
padre subió a hablar con él y su contestación la
misma que a su mujer y al niño: “es lo que hay”…
Mi padre contestó diciéndole: “pues nada, Vd.
perdone y sabiendo por lo que ha sido, no me
preocupa y encontrará otro sitio”… Me faltaban 8
meses para cumplir los 14 años…
MB
Solo una semana después, fue *Restaurante
Chirón en Toledo (vendido en agosto del
2017)
LM
Entré a trabajar de Pinche en aquel Restaurante,
en donde se trabajaba mucho y era de los mejores
de Toledo, con la Venta de Aíres que daban
bodas, banquetes y mesas normales. Tenía 1
Terraza, 3 salones y lo llevaba la familia del
dueño, D. Mariano que ya era mayor. Allí
trabajaban sus hijas, aunque dirigidas por Dña.
Manuela que llevaba la Cocina con Charo y
Esperanza, así como José y Mariano los salones.
De allí tengo mucho que contar bueno, porque lo
malo me lo guardo… Al poco tiempo trajeron a D.
Emilio, un Jefe de Cocina que vino de Madrid,
pero era un buen Jefe. Toda la caza la compraban
y acumulada suponía que todos los que
trabajábamos allí, 8 o 10 personas, desde las 10
de la mañana hasta que oscurecía, los lunes y
martes, nos bajábamos a la orilla del río Tajo
que estaba a unos 100 m. Pelábamos perdices y
sin romper la piel, desollándolas, con un frío
que pelaba hasta que se nos quedaban los dedos
‘tiesos’ e íbamos calentando a ratitos. Se
pelaban 2.000 o 3.000 perdices que esto yo lo
cuento y nadie me cree. Trabajábamos con muchos
clientes diarios y los fines de semana con bodas
y banquetes que casi todos llevaban en el menú
aquella ‘Perdiz a la Toledana’… Había cámaras
bastante grandes para meter las orzas de barro
que nos llegaban por la cintura o más. Recuerdo
una anécdota de Luís, el Maître, con una mesa de
14 o 16 pax, tomándoles la comanda. Como cada
uno pedía una cosa, Luís decía: “a ver, el que
quiera Tortilla Española que levante la mano”…
y aquello sirvió de guasa por todos sitios. Todo
esto sucedía entre 1955 y 1957…
MB
Fue corto su paso por el *Café Español en
la plaza de Zocodober toledana, esquina
a la calle Comercio.

Aquel
mítico Café que se inauguró a las
7 de la tarde del sábado de Carnaval, el 20 de
febrero de 1909, ante una estupefacta clientela
que, de paso, degustaba los habanos y licores
con que el dueño, D. Ramón Gálvez Medina. Un
lujoso salón, adornado con preciosas pinturas en
el techo obra del afamado pintor local José Vera
(ayudado por su hijo Enrique Vera y por el
también pintor Sr. Barajas) que se abrían ante
los ojos. Desgraciadamente en 1982 el Café
Español sucumbió a más de siete décadas de
historia y terminó sus días reconvertido en
oficinas de la Caja Rural, actividad que hoy
mantiene y en donde aún pueden admirarse sus
pinturas en el techo y sus elegantes columnas
metálicas.
De allí al *Hotel
Carlos V*** en activo
y el más antiguo de la ciudad que abrió sus
puertas en 1951. Su Restaurante Mudéjar y estilo
le da nombre e impresiona la primera vez que se
veía.
LM
Los dos
años siguientes y hasta 1.960, estuve en el
*Hotel Carlos V. Era Ayudante con el Sr.
Celestino como Jefe de Cocina y Manuel
Carballido de Segundo. Una ‘brigadita más o
menos completita’ como la del H. Cardenal que
también estaba bien o la de Venta de Aíres, en
donde estaba de Jefe de Cocina Joaquín Lacalle
que después estuvo en el Hotel Pez Espada de
Torremolinos y Los Monteros de Marbella.
Tuve una
anécdota bastante nombrada entonces y en general
el hotel. No recuerdo si fue en el 58’ o 59’ que
pernoctaron 3 o 4 equipos de ciclistas de la
Vuelta a España y me tocaba dar los desayunos.
Por la noche habíamos dejado todo preparado,
total que yo solo tenía que calentar espaguetis
naturales y hacer solomillos a la plancha, el
resto lo preparaban el cafetero y los camareros.
Aquí viene el tema, como tenía que estar en la
Cocina a las 5’30 de la mañana, el Jefe me dijo
que me quedara a dormir allí. Me quedé, como
otras veces, en la terraza del hotel y allí
estaba la lavandería, además de una habitación
con dos camitas, por si alguno le hacía falta
dormir allí y tuviera que madrugar. El Conserje
de noche me tenía que llamar a las 5 y me llamó.
Me desperté bien, me senté en la cama y el
hombre se bajó tan tranquilo a la Conserjería,
pero estando despierto me estiré, apoyé otra vez
la cabeza en la almohada y ‘me quedé frito’.
Cuando vieron que en la Cocina no había nadie,
empezaron a buscar hasta que subió corriendo a
por mí el Conserje, cerca de las 7 de la mañana.
Tenían que desayunar a la 8, para que tuvieran
tiempo antes de dar la salida de la Etapa y allí
me ayudó todo el que podía, pero las cocinas
eran de carbón y había que encenderlas con leña,
después meter el carbón y esperar a que las
planchas cogieran fuerza para hacer los 50 o 60
solomillos. Total, un laberinto y desayunaron a
las 9, teniendo que retrasar la Salida 1 h.
Hubo algo con los Medios que hablaron mal del
hotel y de los camareros, en fin, ¡un desastre!
MBR Lo
siguiente fue en el *Hotel El Hidalgo de
Valdepeñas (Ciudad Real) que fue diseñado por el
prestigioso Arquitecto D. Antonio Lamela, como
primer Motel de Carretera de España.
Actualmente, su Restaurante es El Molino que
ofrece la degustación de la mejor Cocina
Manchega Tradicional y para cualquier evento,
sigue siendo el lugar excepcional para una
celebración única y memorable. Volvemos a las
anécdotas…

LM
Lo siguiente fue *Hotel
El Hidalgo y entonces
decían que los camareros del restaurante
limpiaban las cucharillas del café con el
pañuelo de los mocos… supongo que eso sería una
fábula. Allí surgió otro chasco. Salí de Toledo
a Madrid en el tren, me bajé en Aranjuez que
entonces paraba allí pero hoy no y en la
Estación me fui a la puerta del Rte. La Rana
Verde que no se si existe. Allí tenía que coger
el autobús que iba de Madrid a Jaén, bien
llamado ‘La Pava’ por lo lento que era y me
tenía que bajar en El Hidalgo que pasaba por la
puerta y aquí viene lo del chasco. Me dirigí a
la Cocina para presentarme al Jefe, Jesús García
Alarcón, que estuvo de Segundo Jefe en el H.
Cardenal, eran las 11’30 de la mañana y sin
deshacer la maleta, me dijo: “vamos al despacho
del director que te voy a presentar”. Cuál fue
mi sorpresa cuando entramos al despacho y dijo
el Jefe: “D. Ángel, aquí está el nuevo Ayudante
de Toledo…” y yo, diciendo ¡tierra trágame,
menos mal que no he deshecho la maleta…!. “¿No
será Lorenzo que estuvo de Botones en El
Cardenal?” y el Jefe contestó que sí. El
director se levantó de su silla y me dio un
abrazo con alegría… y enseguida llamó a Dña.
Chelo, su Sra. e hijo. Yo no me lo podía creer y
todo ‘fue viento en popa’, es más, cada vez que
iba a Toledo le avisaba unos días antes al Jefe
de Cocina para que me preparara descanso,
llevarme, dejarme en mi casa con mis padres y
después iba a por mí para volver al Hidalgo.
Nunca pensé que pudiera suceder eso tras el
desplante y la negación mía, pero así ocurrió.
Una vez allí, teníamos al otro lado de la
carretera, unos apartamentos en donde dormíamos
los cocineros y camareros en habitaciones con
literas y otros al lado para las mujeres que se
encargaban de la limpieza y la ropa, pero allí
se armaban algunas juergas buenas… A la entrada
y con la puerta medio abierta, se puso un cubo
con agua para un camarero que esperábamos, pero
vino otro y pensamos que vendría detrás, así que
yo cogí el cubo, lo puse medio de agua, esperé
detrás de la puerta y cuando se abrió, pensando
era el camarero que se había librado, yo ¡zas!,
el cubo de agua encima y resultó ser el director
que no iba nunca allí y ¡no veas!… No dijo nada
y dio media vuelta. Tras eso yo pensaba que
tenía que coger de nuevo ‘La Pava’ para Toledo.
Al día siguiente llamó al Jefe de Cocina y le
dijo lo que había ocurrido, sin saber quién
había sido porque no le dio tiempo a verme. Ya
se lo habíamos contado al Jefe y se excusó con
una versión suya: “eso me ha pasado por meterme
donde no me llaman” y preguntando quién había
sido. Al decirle Lorenzo, pues ¡otra vez!… y ahí
terminó todo. Hubo más anécdotas en el Motel
porque dábamos comida a los cazadores que se
hospedaban allí, pero también en donde se
celebraba la cacería cuando terminaba el 2º
ojeo. A mí casi siempre me mandaba el Jefe con 1
camarero, 1 ayudante y chofer del camión que
llevaba una cocinita de las que había más o
menos en las casas y con mis bombonas de gas.
Con tres palos fuertes de madera y dos mantas,
montaba la cocina si no llovía y si llovía daba
bocadillos o llevaba el menú medio hecho y yo lo
terminaba. Los palos y las mantas eran para
tapar por donde viniera el aíre y no se me
apagara el fuego. Me acuerdo que de la cocina,
con los traqueteos de los caminos del monte,
salía fuego por todas partes menos por su sitio,
a pique de un reventón, pero ¡gracias a Dios! no
pasó nada. Yo procuraba poner la Cocina a
espaldas del primer y segundo ojeo porque me di
cuenta que a 2 m., más o menos, caían las
perdices heridas y cansadas y yo las cogía, para
después comerlas nosotros en la Cocina. Un día
nos pasó algo un poco desagradable a la caída de
la tarde. Cuando íbamos para la casa, cerca de
Cabeza del Buey nos metimos en unas tierras
movedizas. Vinieron 2 tractores a sacarnos
remolcándonos también se quedaron cogidos. Vino
un 3º y ni lo intentó, era mejor que nos
llevaran al pueblo y a otro día por la mañana,
ya se vería. Subimos al tractor y llegando a la
entrada del pueblo, gracias que había buena
luna, vimos un bulto en el suelo, le preguntamos
al conductor qué era y nos dijo era un novio
hablando con la novia. Ella estaba tumbada por
dentro y él por fuera hablando por la gatera. Un
poco más adelante otro, algo mejor porque estaba
envuelto en la manta, pero subido a una silla
hablando por la ventana. Esto fue en el 59’ o
60’. Nos llevaron a un Bar del pueblo que tenía
2 o 3 habitaciones, para que comiéramos algo,
pero en el Motel y Valdepeñas se corrió la voz
que habíamos muerto en las tierras movedizas…
Hay más episodios de allí como una novia que
tuve y todos andaban como locos detrás de ella.
Otro más fue tras dar la cena de Fin de Año que
nos fuimos a Manzanares de juerga toda la
brigada en dos coches. A las 7 de la mañana
llegamos a Valdepeñas, dimos unas vueltas por el
mercado, que ya estaba abierto y a eso de las
8’30 o 9 nos dio por meternos a descansar un
poco en una pensión en 4 o 5 habitaciones. ‘Nos
quedamos fritos’ y a eso de las 12’30, nos
encontraron porque el jefe había mandado a
buscarnos para dar el almuerzo y no tenía nada
más que un Pinche y un Fregador que no vinieron
de fiesta. El director se había enterado que no
había venido la brigada de Cocina a trabajar y
cada dos por tres preguntaba al Jefe de Cocina
en dónde estábamos y le decía, “en Misa” porque
el director era bastante beato, aparte de duro,
puesto que había sido Comandante en la Legión.
El chofer nos encontró y nos levantamos todos
corriendo, subimos al coche y aquel chofer,
tartamudo y cargado todavía de la noche
anterior, a la salida del pueblo pinchó una
rueda y con las prisas, nos puso a todos a
cambiarla. Nosotros veíamos muy floja la
delantera derecha y el chofer que no, que la
derecha de atrás, así que discutiendo él decía:
¿me vais a discutir a mí que soy el chofer?…
Total que se cambió la que él dijo y cuando
estuvo puesta nos subimos al coche. Nada más
arrancar, el chofer dijo: ahora se nos ha
pinchado otra… así que hubo que cambiarla otra
vez por la verdadera. Llegamos a la 1 y pico,
nos uniformamos y entramos en la Cocina uno
detrás del otro sin decir ni pio al Jefe.
Tampoco dijo nada porque estaba el Maître y
todos los camareros, pendientes de ver la que
nos liaba, pero se quedaron todos con las ganas…
Hay algunas más, pero las dejaré para mis
memorias completas, así que vamos camino al
Tritón…
MBR
Hábleme del paréntesis antes de incorporarse en
el Hotel Tritón
LM Fue
en el *Restaurante-Mesón Farina de Marbella,
unos meses antes de saber que el 90% de la
Brigada y con el jefe a la cabeza, nos veníamos
a inaugurar el Hotel Tritón. Fuimos buscando
otro sitio para trabajar e irnos del Hidalgo
poco a poco, ir incorporando a las vacantes allí
y no dejar la Cocina sin Brigada. Yo tuve la
suerte de que un señor, de los que pasaban por
allí hacia Madrid, preguntó por un Ayudante para
un Restaurante que tenía él en Marbella. Vi el
cielo abierto, más cerca del Tritón e imposible
que saliera otra cosa, así que llegamos a un
acuerdo e iba de prueba a primeros de junio para
la Feria marbellí. Llegue a Marbella el 8 de
junio y me incorporé al Rte. Mesón Farina que
estaba en la misma plaza de lo que creo hoy es
la Cafetería Marbella. Entonces era el Casino
del pueblo que daba a la plaza y al restaurante,
con la entrada y la terraza bajando por la
calle. Las tapas del Casino se hacían allí, pues
había una puerta de comunicación. El Jefe de
Cocina era de Algeciras y creo también volvió
allí después, al Hotel Reina Cristina. Estuve
hasta el día 24 que bajé al Tritón a ver al jefe
que ya estaba allí, además del Maître y unos
cuantos más. El de Marbella me dijo subiera a
por mi maleta y que el sueldo de esos días que
subiera a primeros de mes. Todavía me está
esperando el hombre ¡culpa mía!…
MBR De un
total de siete hoteles de lujo que en los años
60 fueron publicitados como si estuviesen
ubicados en Torremolinos, dos de ellos se
situaban en Benalmádena-Costa (Málaga): el Hotel
Tritón (1961) y el Hotel Riviera (1964). Una
inauguración importante fue la del Tritón y en
donde Lorenzo Martín permanecería hasta su
jubilación
LM
*Hotel Tritón, al que
me incorporé el 1 de julio de 1961 y se hizo la
inauguración el día 18. Al Maître tengo que
nombrarle porque para mí ha sido EL MEJOR que ha
pasado por la Costa del Sol y los ha habido muy
buenos desde su inicio, era el Sr. D. Antonio
Fernández, gallego de nacimiento. De allí pasó
al Hotel del Complejo Torrequebrada hasta su
jubilación y desgraciadamente nos dejó poco
después.
MBR
Nunca olvidaremos al Sr. Fernández que tanto me
ayudó desde mi responsabilidad como Directora de
Comunicación&Imagen-Gabinete de Prensa ante
aquel recién estrenado Hotel primero***** en
Benalmádena. Estuve hasta sus últimos días con
él como Primer Maître y hasta el final de su
vida tras la jubilación ¡TODA UNA LECCIÓN DE
VIDA!...
LM En
los hoteles había brigadas de 300 cocineros y
pasteleros y en Sala 60 0 70, cuando al cliente
se le pelaba la fruta y en el Bar otros tantos
como Barman y Jefe de Bar. Bueno, vuelvo a lo
mío… Me incorporé a currar como Ayudante en el
Cuarto Frio, con el Sr. Luís García, procedente
del Hotel Edén de Torremolinos, que vino de
Tercero y Jefe del Cuarto Frio, en esa Partida
estábamos 6. De Segundo el Sr. Félix, cordobés y
venía del Hotel Córdoba Palace. El Pastelero,
también cordobés y de los mejores, Rafael
Gavilán. Por allí pasaron de los mejores que ha
habido en la Costa, como Carlos o Paco que
después se fue a Los Monteros, José Comitre de
Málaga y buen Pastelero, Paco Prius y el último
fenómeno, Tomás Merino de Segovia, vino del
Hotel Palace o del Ritz-Madrid y de ahí fue al
Don Pepe y después al Tritón, aunque nos dejó un
par de años que se fue a Sevilla a re-inaugurar
el Hotel Alfonso XIII, como es lógico de Jefe de
Pastelería. Así se fue componiendo la Brigada.
Pasaron los años y fui ascendiendo desde
Ayudante a Cocinero, después a Jefe de Cuarto
Frío y fui a la Mili antes de este ascenso.
Cuando vine se había marchado Jesús García
Alarcón, el Jefe de Cocina que me llamó para que
fuera con él a Mallorca, pero ya tenía novia y
no me fui y en el puesto de él estaba el Sr.
Teodoro González que se fue a Madrid a inaugurar
el hotel de la misma compañía, el Luz Palacio y
vino el Sr. José Sanz Marredo, zaragozano, buen
profesional, buena gente y con él ascendí a
Segundo y hasta ser Jefe de Cocina. En el 2004
me jubilé.
MBR De
repente surgió algo que se convirtió en tres de
sus grandes ideas y proyectos, hechos realidad
como:
Asociación de
Cocineros y Reposteros de la Costa del Sol ACYRE
&
Escuela de
Cocina de la Asociación de Cocineros y
Reposteros ACYRE&
Escuela
Superior de Gastronomía ACYRE,
de la que Lorenzo Martín fue 22 años Presidente
y Fundador.
Me gustaría saber
de dónde sacó sus fuerzas, empeño y algo más
hasta lograrlo
LM El primer presidente fue Teodoro
González Gutiérrez, Premio Nacional de Cocina en
1975, Medalla de Oro de la Costa del Sol y
Medalla al Mérito del Trabajo. Habíamos
empezado con la asociación, la segunda que se
fundó después de Madrid. Se fundaron la Revista
Los Gorros Blancos en Madrid y también hasta 20
en toda España. Cogimos un buen apogeo, llegando
a reunirnos en La Moncloa con el Presidente del
Gobierno Felipe González. Cuando ocurrió esto y
se había marchado a Madrid el Sr. Sanz, yo había
ascendido a Jefe de Cocina del Hotel Tritón, con
el Sr. Eloy Durán de Director, duro pero
responsable con sus trabajadores y muy buena
gente. ACYRE ya funcionando y el Presidente 1º
había sido Teodoro González, 2º José Sanz, 3º
Tomás Rodríguez, 4º José Ruíz, 5º Alfredo Díez
que se marchó y hubo unas selecciones y me
eligieron a mí, pero ACYRE iba ‘perdiendo
fuelle’, pues con el cambio de turnos de la
Hostelería se iba viniendo abajo. Había unos
locales bastante grandes al lado del local de
ACYRE en Eurosol y podíamos hacer algo allí,
después de fallar la dirección de La Cónsula que
la íbamos a llevar nosotros, pero se metió algún
político por medio y nos dejó fuera. Pensamos en
hacer una cosa parecida y nos liamos la manta a
la cabeza. Con Hidalgo a la cabeza, nos
informamos de quién eran los locales y cuanto
valían y así empezó la Escuela de Cocina de la
Asociación de Cocineros y Reposteros ACYRE. Nos
subvencionó algo la Junta de Andalucía, el
Ayuntamiento de Torremolinos, algunos
proveedores importantes de Málaga, como el Sr.
Lara de Bodegas Lara y así empezamos. También
nos ayudó mucho la dirección de Los Gorros
Blancos que ya no se llamaba así. Cocineros y
reposteros ‘íbamos al garete’ con los años…
Nosotros
empezamos muy bien, pero al cabo de unos años
nos habíamos quedado con un Restaurante que
había al lado de la Escuela para dar clases de
Sala con los mismos que de Cocina, turnándose
por meses para que aprendieran las dos cosas y
después se inclinaran por lo que más les
gustaba. También
toqué a algún político para que los alumnos de
los colegios de Torremolinos, Churriana, Málaga
y Benalmádena de 6 a 12 años, vinieran 1 o 2
días a la semana a presenciar las clases de una
y otra cosa, pero no tuve suerte o no la supe
plantear bien y ‘no cuajó’, aunque a todo al que
se lo comentaba o se lo exponía, le parecía muy
bien. Costaba
dinero y eso lo tendrían que perder algunos y
por eso no triunfó. La Escuela nos había costado
mucho trabajo, a mí y a todo el equipo, alguno
como Fernando Robles y yo poniendo las
Escrituras de nuestra casa para solicitar
préstamos. Al fin la inauguramos y funcionó un
tiempo bien. La Junta de Andalucía nos
subvencionaban cursos, unos más altos y otros
más bajos, pero funcionábamos y empezamos a
bajar cuando el dinero de los cursos, la Junta
se lo pasó a los sindicatos que ellos se
quedaban con la mitad sin ningún gasto y
nosotros con los gastos de géneros, profesores,
gas y luz, no teníamos ni para freír un huevo.
El Restaurante tampoco iba boyante porque
pensábamos que los directores de la Costa nos
echarían una mano viniendo al restaurante de
comensales, pero nada, ni ellos ni los jefes de
Cocina, ni los maîtres que al fin y al cabo era
bien para todos porque de ahí salían buenos
ayudantes para todos y no lo comprendieron así o
no supimos encajarlo.
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MBR De ACYRE
y exposiciones en el Palacio de Congresos de
Torremolinos, Todos recuerdan aquel
espectáculo culinario
LM
Las
exposiciones que se hicieron en el Palacio de
Congresos de Torremolinos, 1º en el 71’,
organizada por ACYRE y estando de presidente el
Sr. Teo, fue extraordinario aquello… tanto
trabajo de decoración de esculturas de distinto
género, acopladas a la decoración de la comida y
de las piezas que había en los tableros, tanto
carnes, piernas enteras de ternera, lomos,
lubinas, salmones, merluzas, pulardas y algunas
más. Tras aquello, dijo el Sr. Teo: “esto ya no
se volverá a hacer más”…aquello me llegó al alma
y mira por donde, yo llegué a Presidente. Era
vocal, después fui secretario con el Sr. Sanz y
al cabo de los años me eligieron presidente y yo
tenía eso dentro. Empecé a macerarlo hasta que
en el 84’ lo conseguimos, aunque ya no había las
mismas facilidades, pues lo primero era contar
con la Brigada que había en cada hotel, el
presupuesto del costo de lo que quisiera montar
el Jefe de Cocina con su Brigada, para trabajar
durante 2 o 3 meses preparando y contar con el
director que era parte principal del evento
porque tenían que acceder a lo que él le
proponía de costo, claro está, solo de género,
de luz y gas, o sea lo normal, menos todas las
horas de los cocineros que eso lo ponían ellos,
pero se consiguió y yo creo que ni mejor ni peor
unos de otros. “Pusimos mucha carne en el
asador”: el Sr. Hidalgo, Isidro Ruíz, Fernando,
Juan y varios más que no pongo porque siempre se
me quedarían algunos. Estoy muy agradecido de
todos los cocineros de mi época en la Costa del
Sol, como Teodoro y desde Estepona, Ronda hasta
Nerja, además de los directores, maîtres como
Antonio Hidalgo y Emilio Moleon Barman y Antonio
Márquez (Neptuno) o Antonio Cáceres…
MBR
También hubo los que consideró alumnos Lorenzo
que supongo no olvida…
LM
Uno de
ellos y entre los más destacados están Juan
Márquez, Jefe de Cocina del Restaurante Cetus en
el Bajondillo-Torremolinos, también Vicente
Márquez y Paco Márquez (los tres hermanos)
además de Miguel Cuenca o José Rivera o Miguel
Cuenca. Como pasteleros, Rafael Gavilán y Tomás
Merino
MBR Yo me
ocupé de preparar el Homenaje al jubilarse uno
de aquellos cocineros, Juan Sánchez y las
palabras que le dedicó Lorenzo fueron:
Querido amigo
Juan, siento no poder estar junto a ti en este
merecido homenaje por tu gran trayectoria
profesional que estás recibiendo de tus
compañeros y amigos...espero celebrar contigo en
otro momento.
Un abrazo amigo
y un gran saludo a tu señora y todos los
presentes...feliz día (Lorenzo Martín)

Lorenzo
disfruta de su jubilación en Málaga con su
mujer, sus 3 hijos y 4 nietos
Al
despedirme de esta gran ‘Estrella de la Cocina’
tuvimos la suerte de hacerlo en ‘El Rincón de
Emilio’ y en su Tapería ‘La Bodeguita’ de
Benalmádena-Costa tuve la gran satisfacción de
reconocer esta increíble valía que ahora debo
hacer saber…
Emilio
Calderón con Lorenzo Martín y Maribel mbromero.malaga@gmail.com
Benalmádena, junio de 2023
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