NO ENGAÑARÁS

En la construcción de las conductas, la fiabilidad, conocida más comúnmente como fidelidad, es una virtud capital. Y en tratándose de la construcción de la familia, mucho más, puesto que se trata de una institución edificada sobre los cimientos del consentimiento de ambos contrayentes. El salto a esta forma de edificación de la convivencia era ya de por sí un gran paso adelante, viniendo como veníamos del rapto a palo seco, evolucionado luego a rapto consentido. Habíamos pasado, pues, de la imposición al pacto. En un principio fueron las respectivas familias las que pactaban el matrimonio, puesto que lo principal que con él se unía, eran los medios sobre los que montar la nueva familia, y esos estaban en manos de los padres. La literatura abunda en episodios en que la pasión de los jóvenes contrayentes pasa por delante y hasta por encima de los intereses de las familias. Romeo y Julieta, Calixto y Melibea son paradigmas de ese fenómeno. El hecho es que de ordinario correspondía a los padres arreglar el matrimonio de sus hijos e hijas. Pero paralelamente había otro mundo y otra vida, mucho más pasional: la sangre de los jóvenes ardía, y con frecuencia no en el fuego que se empeñaban en encender los padres. Este otro mundo no era caótico, ni mucho menos; existían unas reglas de juego rigurosísimas que por lo general se respetaban: él muy a menudo intentaba llevársela al huerto siempre bajo promesa de llegar hasta el matrimonio, y la obligación de ella (y en ese sentido era severamente educada) era resistirse, mantener la virtud (la virtud y la honestidad femenina por antonomasia; en eso radicaba su honra y la de sus padres). Y bien, éste era el escenario de la seducción: él, por lo común más acosado por las urgencias que ella, intentaba gozar de los bienes del matrimonio antes de contraerlo. El argumento de seducción era siempre el mismo: amor eterno y matrimonio. Si ella se dejaba seducir por los cantos de sirena y accedía a sus requerimientos, podía ocurrir (y fatalmente ocurría con alguna frecuencia), que llegada la hora de la verdad se desdijese él de todas sus promesas. Si ocurría esto después de haberla dejado embarazada, la ruina de ella era total, y el abuso de él, monstruoso. Y más monstruoso aún que para justificarse alegase él que la abandonaba porque ella había demostrado con su conducta (es decir cediendo a sus presiones) que no era de fiar en cuanto a su virtud, porque igual que se había comportado con él, lo haría con cualquier otro. He ahí una mujer seducida, engañada, humillada, arruinada. La seducción no es un delito menor, ni mucho menos. La poquísima libertad que alcanzó la mujer al convertirse la dominación paterna en tutela y amorosa vigilancia, tuvo que pagarla muy cara. Corría el riesgo de ser tratada por los hombres como una pieza a batir, un trofeo a conquistar, unas veces para satisfacer la pasión y otras para alimentar su orgullo. Muchos, muchísimos, sobre todo los que tenían poder y dinero, practicaron el deporte de la seducción, y alardeaban de romper corazones, cuando lo que realmente hacían era destrozar vidas. Y tuvieron la desvergüenza de llamarlas "el sexo débil" justo por eso, porque acababan cediendo al abuso de poder y al acoso y al engaño. Se tipificó el delito de seducción, pero como un pecadillo menor para el hombre, en comparación con el pecado monstruoso que cometía la mujer por dejarse seducir.

EL ALMANAQUE analiza hoy cómo han ido evolucionando la palabra y el concepto de seducción.

SEDUCCIÓN

Si bien estamos ante una palabra latina, el significado que actualmente tiene no es el que le dieron los clásicos; sino el que encontramos definido y contextuado en la Vulgata, la traducción que hizo san Jerónimo de la Biblia. Aparece este término en el mismo Génesis, en el episodio en que la serpiente "seduce" a Eva, y a partir de aquí y en toda la Vulgata mantiene este significado, que es el que pasó a nuestra lengua. Con el verbo seducere tradujo el griego
apataw (apatáo), que significa engañar, defraudar, traicionar.Los diccionarios definen seducir como, arrastrar o persuadir a alguien con promesas o engaños para que haga determinadas cosas, en principio malas o perjudiciales. El significado más propio que se ha llegado a asignar al verbo seducir, es el de conseguir un hombre acostarse con una mujer mediante falsas promesas y engaños. Otros significados más bien metafóricos de seducir son hacerse amar intensamente por alguien (sin mediar engaño), o menos intensamente, hacerse querer o admirar. De todos modos, la seducción implica siempre intensidad, fuerte presión. Se usa también para cosas, cuando ejercen un gran atractivo sobre alguien: "me seducen tus poemas".

Vamos al latín: el verbo seduco, seducere, seduxi seductum es un compuesto del prefijo se (partícula que indica separación, alejamiento o privación), más el prolífico verbo duco, ducere, duxi, ductum, que tenemos combinado con casi todas las preposiciones (aunque no tenemos su forma simple, que hemos confiado a "conducir", donde el prefijo con funciona de refuerzo del significado). Así pues, seducere no es más que llevar aparte a alguien, apartar alguna cosa o más frecuentemente persona, llevarse a alguien consigo, atraérselo. Aliquem seducere no es seducir a alguien, sino llamar a alguien (propiamente llevárselo) para hablar en sitio retirado (se-) o a solas. Seductus, a, um significa apartado, retirado, alejado, aislado. In seducto es "en la soledad". Seductio es la acción de tomar a alguno aparte. Mihi prehendit dexteram, seduxit.. me cogió de la mano derecha, me llevó aparte. Seducere significa también partir: seducit terras haec brevis unda duas: esta breve corriente separa dos tierras (fincas). Seducere castra, dividir el campamento. Y aproximándose a nuestro significado actual, está el de engañar: Nolite seduci: corrumpunt mores bonos colloquia mala: no os llaméis a engaño, las malas compañías corrompen las buenas costumbres; y en la misma línea, seducere corda innocentium es pervertir los corazones de los inocentes. Pero estamos ya en el significado moral aportado por la Biblia.

Cuando el Deuteronomio tipifica el delito de violación, distingue claramente si ésta se produjo en lugar habitado o deshabitado, porque en este segundo caso, aunque hubiese querido gritar la mujer para pedir auxilio, no le hubiese servido de nada. La seducción en el sentido de apartamiento es aquí determinante. En derecho penal el carácter delictivo de la seducción radica en el engaño (que junto con la violencia constituye la base de la actividad delictuosa). Al asumir la sociedad que la mujer no es sujeto específico de engaño, como se consideraba antes, la seducción ha perdido entidad como delito para ocupar cada vez más el campo de la atracción voluntaria, sexual o simplemente personal.

LA FRASE

Dicen que el hombre no es hombre
Mientras no oye su nombre
De labios de una mujer

Antonio Machado

Es un pensamiento de poeta. Realmente es la mujer la que acaba de hacer al hombre.

EL REFRÁN

LA QUE MUCHO ENSEÑA LO QUE TIENE, DARLO O VENDERLO QUIERE

El refranero es machista a carta cabal. Cuando una mujer sufría algún percance, la culpa era siempre suya. El hombre, pobre, pasaba por allí... y como la italiana de los tejanos ajustadísimos, pone mucho de su parte.

CUÑAS PARA EL DEBATE

En el camino ascendente de conquista de derechos de la mujer, la tipificación del delito de seducción fue un gran avance. Considerar a la mujer más débil (es que estaba en situación de absoluta debilidad; tenía dificilísimo el resistirse tanto a la violencia como a los engaños), y una ley proteccionista fue cuanto pudieron hacer por ella las sociedades más avanzadas moralmente.

Es cierto que las leyes especiales proteccionistas son armas de dos filos: si por una parte sirven para prestar una protección efectiva, por otra constituyen el reconocimiento oficial de una debilidad diferencial (eso que llaman el sexo débil). La tipificación del acoso sexual, igual que la seducción, con un mismo agresor siempre y una misma agredida (salvo casos pintorescos), está en ese orden de cosas. 

Si consideramos un gran avance en la igualación de derechos y de situaciones de partida para la mujer y para el hombre, la eliminación del delito de seducción (producen verdadero rubor las justificaciones que dan algunos juristas de hace tan sólo ochenta años para proteger especialmente a la mujer), tendríamos que ir en la misma dirección respecto a otras tipificaciones proteccionistas.

De la misma manera que un notable cambio cultural ha dejado arrumbado el delito de seducción, habría que ir al cambio de mentalidad para atajar el grave problema de los malos tratos. Hay que educar a las víctimas para que no lo sean, además de protegerlas de sus agresores.

HUMOR
 
CURSO PARA HOMBRES (I)

Los cursos intensivos, de una semana de duración cada uno, se impartirán durantelos meses de verano. Esta es la lista de cursos que se impartiráneste año

CURSOS DE VERANO

1. Combatir la idioticia.

2. Por qué no es malo regalar flores (con gráficos).

3. Tú también puedes ser copiloto.

4. Tú también puedes planchar.

5. Preserva la belleza de tus tobillos: córtate las uñas.

6. Ventajas de contratar aun técnico para arreglar aparatos: tú y la electrocución.

7. Cómo se llena lacubitera, paso a paso (con diapositivas).

8. Ser padres hoy: una tarea que no termina después de coito.

9. Supervivencia I: cómo freír un huevo.

10. Supervivencia II: cómo limpiar el cuarto de baño.

11. Formas de evitar el ridículo al persistir en el error: los riesgos de apostar con tu esposa.

12. Asunción de tu propia incompetencia.

13. Tú, el sexo débil.

14. Motivos para colocar un rollo de papel higiénico nuevo cuando se acabe (con fotografías).

15. Técnicas para mantenerse despierto después del coito.

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