BELÉN
La Navidad ejerce un gran
atractivo. Es difícil resistirse a él. Por eso entre los nombres jóvenes,
que rompen con el pasado, Belén se ha ganado un lugar que para sí
quisieran nombres de más solera. Si nos hablan de una Natividad (Nati) y
de una Belén, tendemos a imaginarnos a Natividad como una persona mayor,
y a Belén como una mocita. Ambos nombres se refieren al Nacimiento de Jesús,
ambos dos son navideños, pero con ser Belén tan antiguo, el nombre es
bien joven.
Belén
(en hebreo Bethlehem, que significa "la casa de pan") es
la "ciudad de David", donde nació Jesús. De casualidad. Porque
José y María vivían en Nazaret y ése hubiese sido el lugar natural del
nacimiento de Jesús. Pero estaba escrito que había de ser en Belén, y
ahí fue. Ciudad dichosa, por tanto, que contra todo pronóstico se
convierte en la elegida. Un nombre con magia, que induce a creer en la
predestinación, en la buena suerte, en la máxima gracia.
Y tú,
Belén de Judá,
no creas
que eres insignificante entre las ciudades de Judá,
porque de
ti saldrá el caudillo que gobernará a mi pueblo de Israel.
Al cabo de 2.000
años la ciudad de Belén sigue siendo importante entre las ciudades de
Judá, porque en ella nos nació Jesús, el cimiento sobre el que está
edificada la cultura en que vivimos.
Nuestra Señora de Belén
es acaso la más antigua advocación de la Virgen, que tiene su origen en
la misma iglesia de Belén, el primero de los "Santos Lugares",
que se veneran por ser aquellos en que nació, vivió y murió Jesús, y
que está dedicado a su santa Madre por ser considerada ella la gran
protagonista en el nacimiento de Cristo. Es su Maternidad lo que se venera
y se recuerda en esa iglesia y en la multitud de iglesias dedicadas en
todo el mundo a Nuestra Señora de Belén. Y la imagen, la de la Virgen y
el Niño, que a partir de ahí será el tema pictórico y escultórico más
frecuentado por la iconografía religiosa.
Geográficamente Belén
es una pequeña ciudad que se encuentra a 8 km al sur de Jerusalén. Está
en una zona montañosa, a 777 metros de altura sobre dos colinas, en un
bello paraje. Su máximo interés es que ahí nació Jesús . San
Francisco de Asís fue el iniciador y propagador de la piadosa costumbre
de aderezar en las casas, durante la Navidad, una reproducción idealizada
de Belén con las figuras que representan el Nacimiento y su
anuncio a los pastores.
El nombre de Belén está
cargado de belleza, de esperanza, y de buena suerte, que con seguridad
ronda constantemente a las que lo llevan. ¡Felicidades!