SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 31 de Octubre

Ampliado, urbano, Narciso, Nemesio, Lucila, Estratónica, Seleucio y Quintín mártires; Abaido y Alonso Rodríguez (S.J.) confesores; Baudacario monje;Cisa, Egberto y Tatvino anacoretas; Nicolás y Leonardo presbíteros; Notburga monja; Epón abad.


ALONSO

Es una variante de Alfonso y de Ildefonso, nombre visigótico por tanto. Formado por hilds, variante de hathus, que significa lucha; all, que conserva todavía hoy el valor de todo, totalmente; y funs, preparado. Siendo su valor global el de "guerrero totalmente preparado o dispuesto al combate"; nombre valiente y belicoso, en el que se refleja fielmente el carácter del pueblo que lo consideró como uno de sus grandes nombres. En España tuvieron dignísimos representantes las tres variantes del nombre: san Ildefonso, de inmortal memoria, un personaje decisivo de la España visigótica; el de Alfonso, que tenemos firmemente instalado en la nobleza y en la monarquía (hasta el ordinal XIII llegaron los Alfonsos); y finalmente la versión más popular de Alonso, cuyo mayor desarrollo se detecta en los apellidos que de él se han derivado.

Los Alonsos tienen un solo representante en el santoral, muy reciente, san Alonso Rodríguez, cuya fiesta se celebra el 31 de octubre, por lo que son muchos los que por tradición familiar celebran su onomástica el 1 de agosto, fiesta de san Alfonso María de Ligorio, o incluso el 23 de enero, festividad de san Ildefonso.

Además de los grandes representantes de las variantes clásicas de este nombre, son decenas los Alonsos que han merecido el honor de las enciclopedias por su dedicación y su buen hacer en jurisprudencia, literatura, música, medicina, política, pintura, economía, etc. El más significativo de todos ellos, que jugó un papel decisivo en la política española fue Manuel Alonso Martínez, jurisconsulto de gran talla, nacido en Burgos en 1827 y muerto en Madrid el año 1891. Desde 1854, en que fue elegido por primera vez diputado a Cortes, destacó especialmente por su oratoria. Dos años más tarde, y en circunstancias muy delicadas, era nombrado gobernador de Madrid por el gobierno de O'Donnell. Fue su prueba de fuego, que superó brillantemente restableciendo el orden.Ocupó sucesivamente en el gabinete O'Donnell las carteras de Fomento, de Hacienda y de Gracia y Justicia. Se hizo célebre en 1865 el discurso que pronunció contra Posada Herrera, que duró dos sesiones. Fue el encargado de redactar, junto con Cortina, el testamento de Isabel II. Fue también él el encargado, en su calidad de ministro de Gracia y justicia, de tomarle juramento al rey Alfonso XII. Fue también el presidente de la comisión encargada de redactar el proyecto de nueva Constitución. En 1881, en el gabinete de Sagasta volvió a ser nombrado ministro de Gracia y Justicia, y en calidad de tal se dedicó a fondo a preparar el código civil, la nueva ley de enjuiciamiento criminal y muchas otras piezas legislativas de gran trascendencia. En el primer gobierno de la regencia de María Cristina volvió a ser nombrado ministro de gracia y justicia. Fue realmente Alonso Martínez la imagen del hombre eficaz, entregado a su labor, responsable, digno de confianza para todos, enérgico y a la vez conciliador, audaz en el impulso de grandes proyectos (canal de Isabel II, ferrocarriles, escuelas de agricultura...) Un espejo profundo y brillante, uno más entre los demás Alonsos que, cada uno en su oficio dieron lo mejor de sí mismos a la sociedad a la que sirvieron. Como si lo llevase de sí el nombre. ¡Felicidades!

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