SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 11 de Octubre

Nuestra Señora de Begoña; María Soledad Torres Acosta fundadora de las Siervas de María; Nicasio y Germán obispos; Quirino y Anastasio presbíteros; Escubículo, Plácido, Ginés, Probo, Andrónico, Sármata, Zanaida y Filonila mártires; Venancio abad; Sisinio arzobispo.


BEGOÑA

Nombre vasco, toponímico del lugar en que se venera la Virgen de Begoña. Su significado es "lugar de la montaña dominante", por la situación del santuario. Con toda probabilidad, lugar sagrado desde tiempo inmemorial, ocupado anteriormente por otras divinidades de la tierra. Pese a su similitud con Begonia (nombre de flor), en su origen nada tienen que ver un nombre con otro. Pero esas son las leyes de la onomástica: nombres fonéticamente afines ejercen una atracción mutua entre sí y por eso acaban asimilándose. De ahí que las Begonias celebren su onomástica el día de Nuestra señora de Begoña y la mayoría de las Begoñas, por su parte, tengan la sensación de que la Begonia forma parte inseparable de su nombre y consideren como propio el nombre de esta flor, igual que las Rosas, las Margaritas, las Hortensias... se identifican con la respectiva flor.

La onomástica de las Begoñas y de las Begonias es el 1 de enero, día en que se celebra también la Circuncisión de Jesús, y el santísimo Nombre de Jesús, por ser esa la ceremonia en que se le impuso.

Santa María de Begoña es un santuario donde se venera a la Virgen de este nombre, situado sobre un cerro que domina la ciudad de Bilbao y los términos de Abando, Deusto y Olaveaga. La primitiva ermita, de estilo gótico, fue reedificada y agrandada en el siglo XVI y vuelta a reedificar cada vez después de las contiendas civiles que se cebaron en este templo y afectaron especialmente a la fachada y campanario. En su interior se compone de tres naves con bóvedas sostenidas por 10 columnas. Tres altares con imágenes atribuidas a Juan de Mena, capillas y coro. La Virgen de Begoña es muy venerada en toda Vizcaya, especialmente por los marinos, y las romerías a su santuario son muy concurridas. La santa imagen, cuya historia fue escrita en 1796 por fray Tomás Granda, está en un retablo de plata, y tiene un considerable tesoro en ornamentos y alhajas. La tradición ha ido enriqueciendo la historia con detalles piadosos.

La Begonia, con la que se sienten identificadas muchas Begoñas, es una flor de color blanco, amarillo, rojo o rosado, de la planta del mismo nombre formada en arbusto o en hierbas anuales o vivaces, en algunos casos trepadora. Comprende unas 400 especies procedentes de regiones tropicales de América, Indias Orientales, China, Japón y África. Muchas de ellas son cultivadas en Europa como plantas de adorno de interior, por la belleza y abundancia de sus hojas y por la elegancia y duración de sus flores. Al ser tropical requiere ambientes cálidos, tierras esponjosas y buen riego. Se reproduce tanto por esquejes como por semillas. Es una planta muy agradecida.

Las Begoñas y Begonias pueden sentirse ufanas de un nombre que hunde sus raíces en la historia más remota, que evoca los altos en que nuestros antepasados propiciaban a las fuerzas de la naturaleza, que ellos creían divina; que recuerda una bellísima flor y que cuenta con el patrocinio de la Madre de Dios. ¡Felicidades!

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