SANTORAL - ONOMÁSTICA

ONOMÁSTICA

Santos del día 26 de Junio

Pelayo niño, Salvio y Superio mártires; Juan y Pablo hermanos, Antelmo, Virgilio, Rodolfo, Constantino y Marciano obispos; Magencio presbítero; Perseveranda virgen; David ermitaño; José María Escrivá de Balaguer fundador del Opus Dei.


VIRGILIO

Son grandes admiradores del poeta Virgilio los que ponen este nombre a sus hijos. Que no es éste un nombre cualquiera, de los que se ponen porque están de moda o porque suenan bien. Tiene, además, la protección de dos santos: San Virgilio obispo de Salzburgo (siglo VIII) y San Virgilio obispo de Arles (siglo VII). Al primero se le llamó el apóstol de Carintia, región que fue a evangelizar después de haber sido abad de San Pedro de Salzburgo y obispo de esta misma ciudad. El segundo fue primero militar, luego monje y por fin obispo. Tuvo especial amistad con San Gregorio Magno, con cuya ayuda restableció la disciplina eclesiástica y construyó varias iglesias.

Publio Virgilio Marón, sin ninguna duda el más grande de los poetas de todos los tiempos, llamado el príncipe de los poetas latinos, nació en Mantua el año 70 antes de Cristo y murió en Brindis el año 19 antes de Cristo. Hijo de un alfarero y de una mujer liberta, su padre ahorró duramente para pagarle unos buenos estudios. Estudió, además de literatura, medicina, cosmología, matemáticas y filosofía. Se labró una cultura muy amplia y supo aprovechar maravillosamente todos sus conocimientos para ilustrar cualquier cosa que decía con pinceladas maestras.

Fue amigo de Horacio, Tibulo, Propercio, Galo, Agripa, Mesala y Polión. Gozó de una popularidad increíble y le rodeó una atmósfera de afecto y veneración no igualada en ninguna época anterior ni posterior.. Y es que, además de ser un poeta inigualable por su gran maestría dentro de la sencillez, su personalidad era fascinadora: Virgilio era un modelo de candor, de sinceridad, de gratitud y de benevolencia con todos, de manera que llegó a ser visto como prototipo del hombre perfecto y ejemplar. Era concienzudo en su trabajo: con gran esmero y laboriosidad limaba, corregía y enmendaba cien veces, si era menester, los versos que había escrito en sus momentos de inspiración, que eran constantes.

Su obra no se distingue por su extensión, que es reducida, sino por su perfección. Amante como era del campo y de la vida que deparaba, la primera obra que escribió fueron las Bucólicas (posteriormente llamadas Églogas por los gramáticos y eruditos). Son 10 idilios pastoriles en forma dialogada en su mayor parte. Siguiendo en el mismo terreno, escribió las Geórgicas, un recorrido por todas las labores agrícolas, que es un encendido canto a la agricultura y que perseguía como fin fomentar en el pueblo romano el amor a la tierra y a su labranza. Y finalmente la Eneida, el canto épico nacional, de una perfección inigualable.

Virgilio fue el mejor orfebre de las ideas y de la palabra. Joyas salían de su laboriosa e inspirada pluma. Fue tan grande la admiración que despertó su figura y so obra, que hasta se le llegó a rendir culto como a un santo. Es una auténtica dicha compartir nombre con Virgilio. ¡Felicidades!

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