Santos del día 10
de Julio
San Cristóbal; santas
Verónica, Rufina y Segunda.
CRISTÓBAL
Procede del griego CristojoroV (Jristophoros) o CristobaloV (Jristóbalos), que
significa en ambas formas, portador de Cristo. Es éste un nombre en
el que como en otros grandes (Jorge, p. ej.) la leyenda se ha
superpuesto a la historia por tener mucha más fuerza que ésta. Lo
cierto es que ha sido la fuerza de la leyenda la que más lo ha
potenciado, dándole una vitalidad incontenible. Eso ha hecho que la
difusión del nombre haya crecido en paralelo con la la leyenda y con
los amuletos a que ésta ha dado lugar. Fueron, en realidad, los
cruzados los que lo introdujeron en Europa, importado de la Iglesia
oriental. Pero desde entonces, en mayor o menor medida, no ha dejado
de utilizarse comúnmente.
Patrón antaño de
los arrieros, luego de los camioneros y hoy de todos los
conductores, en san Cristóbal se sintetiza la conciencia de
responsabilidad de todos ellos. La imagen de san Cristóbal en
millones de coches y camiones (las motos tendrían que hacerle
también un sitio al santo) es como un Ángel de la Guarda que nos
aconseja prudencia. He aquí la leyenda que dio lugar a este especial
culto y veneración de san Cristóbal: cuando era un problema
atravesar los ríos, porque había muy pocos puentes, uno de los
oficios era el de porteador: por el pago de una cantidad, había
hombres corpulentos y robustos que pasaban a la gente de una orilla
a otra. Ese era el oficio de san Cristóbal. Era tan buena persona
que no negaba a nadie el servicio aunque no le pudiera pagar. Y
ocurrió que una de las veces que le pidió un pobre que le pasase a
la otra orilla, notó san Cristóbal que no le pesaba nada, que iba
más ligero que si no llevase al pobre a hombros. Al dejar al
pasajero en la otra orilla, éste le dijo que era Jesús, y se
manifestó a él como en la Transfiguración, en premio por su
continuada generosidad.
San Cristóbal de
Licia es el gran mártir en torno al que se forjó la leyenda del gran
patrón de los conductores. Era cananeo de origen. Sirvió en el
ejército romano bajop el emperador Gordiano. En tiempo del emperador
Filipo se convirtió Cristóbal al cristianismo. Tan convencido estaba
con su nueva fe, que abandonó el ejército y desde su humilde oficio
de porteador (aquí es donde interviene la leyenda) se dedicó a
difundir el Evangelio. Durante la persecución de Decio fue
encarcelado. Con la intención de hacerle renegar de su fe, le
pusieron sobre ascuas encendidas mientras le rociaban con aceite al
tiempo que le asaeteaban. En vistas de que ni así se rendía, para
acortarle los sufrimientos le decapitaron. La iconografía del santo
data de principios del siglo X. En la representación más popular
aparece, con estatura agigantada, atravesando un río con el Niño a
hombros, cuyo peso le hace vencerse, y llevando el tronco de un
árbol como bastón. Se han inspirado en la leyenda de san Cristóbal
Van Eyck, Witz, Memling, Durero, Alonso Berruguete, Rubens y Ribera.
También a veces se le ha representado con tamaño colosal, a la
puerta de las iglesias, como a la entrada de la catedral de Sevilla.
Los que lucen este
bello nombre, que no necesita mayores encomios, celebran su onomástica el
10 de julio. ¡Felicidades!
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