Santos del día 4 de febrero
Andrés Corsino
y Fileas, Remberto, Filo, Gilberto y Aventino obispos;
Dióscoro y Teodoro, Eutiquio, Aquilino, Gémino, Gelasio,
Magno, Donato, Isidoro, José de Leonisa y Verónica
confesores; Juan Brito mártir de la Compañçia de
Jesús; Juana de Valois reina.
DONATO
Del verbo
donare (donar) proceden por una parte el sustantivo
donum (don, regalo) y por otra el participio donatus,
que significa donado, regalado. Forma parte del grupo de
nombres (como Diosdado) que expresan que quien lo lleva ha
sido muy deseado y por ello es considerado cuando nace como
un don del cielo y en reconocimiento se le pone este nombre.
Gozó de considerable difusión en Italia, especialmente en el
Renacimiento. Tiene la forma femenina Donata y el diminutivo
italiano Donatello. Desde que pasó a convertirse en
apellido, se ha prodigado menos el nombre.
San Donato
obispo de Arezzo, en Toscana, nació en Nicomedia de Bitinia
(hoy Isnikmid) y se trasladó con sus padres a Roma, siendo
todavía de corta edad. Fue encomendada su educación a un
santo sacerdote llamado Pigmenio. Era entonces emperador de
Roma, Diocleciano, quien ordenó una dura persecución de los
cristianos. Sus padres y su maestro lo enviaron a Arezzo,
donde la persecución no era tan enconada, mientras ellos se
quedaron en Roma, donde sufrieron martirio. En Arezzo,
Donato se puso bajo la dirección del clérigo San Hilarino.
Admirado San Sátiro, obispo de la ciudad, de las cualidades
de Donato, le ordenó sacerdote y le encomendó la predicación
del Evangelio. Día a día iba creciendo la fama de elocuencia
y santidad de Donato, quien a la muerte del obispo, fue
designado por el papa San Julio, el año 346, para ocupar
aquella sede episcopal, con gran alegría de los fieles y del
clero. Según cuentan San Gregorio Magno y San Antonio de
Florencia, era tal su fe que Dios obró a través de él
importantes milagros por el bien de sus fieles. En la
persecución de Juliano el Apóstata fue prendido Donato por
el prefecto de Arezzo quien, ante la imposibilidad de
hacerle abjurar de su fe, mandó decapitarlo. Fue en el año
372, el decimosexto de su episcopado.
San Donato
anacoreta de Cisterón, nació en Orleáns a finales del siglo
V. Tenía una memoria tan prodigiosa, que memorizaba con una
sola lectura, de manera que a los doce años se sabía la
Biblia de memoria. Acompañaban a esta cualidad un carácter
afable y una notable inclinación a ayudar a los demás, por
lo que el obispo de Orleáns se hizo cargo de su formación
humana y eclesiástica. Le ordenó antes de alcanzar la edad
canónica, porque había completado brillantemente su
formación en pocos años. Pero no se ensoberbeció de tan
prodigiosa inteligencia, antes al contrario, se retiró a la
espesura de la selva, volviendo al mundanal ruido sólo
cuando las obras de caridad o de apostolado reclamaban su
presencia. Murió el año 522.
Entre los
Donatos que han dejado huella en la historia hay varios
duces de Venecia, un gran compositor, también veneciano
(m. 1603), un ilustre gramático y retórico latino del siglo
IV, que fue maestro de San Jerónimo, una treintena más de
santos y especialmente el gran escultor Donatello
(1386-1466). Es espléndida la galería de Donatos ilustres
que engrandecen este nombre. ¡Felicidades |