Santos del día 3 de febrero
Blas y Óscar (Anscario) obispos;
Celerino diácono; Laurentino, Ignacio, Celerina,
Hipólito, Félix y sinfronio mártires; Lupicino,
Tigrido, Adrián y Remedio presbíteros; Nitardo y
Adelino monjes; Olivaria virgen y mártir;
Vereburga abadesa;
Claudina Chévenet fundadora de la congregación de Jesús
María.
BLAS
De
origen incierto, al proceder San Blas de la iglesia de
Oriente, se buscan las raíces del nombre en el léxico griego
referentemente: y tenemos ahí dos a elegir. El verbo
blaptw
(blápto), que significa herir, lesionar, de donde
deriva la etimología de "lisiado", "cojo"; y la raíz
blast-
(blast-), que significa germinar, brotar y que bien
podría estar presente en el nombre, al ser San Blas uno de
los hitos del calendario agrícola. También admite la
variante Blay, menos frecuente por haber pasado a usarse
como apellido. El nombre se mantuvo en alza hasta la llegada
del Renacimiento, pero luego decayó con rapidez su uso y
sólo ha vuelto a reaparecer discretamente en nuestro siglo.
San Blas
vivió en la segunda mitad del siglo III y primeros años del
IV. Su vida y su personalidad causaron tal impacto, que
experimentó en seguida la sublimación de la leyenda, de
manera que toda ella nos ha llegado embellecida con los
atributos propios de los grandes santos de Oriente. Eso hizo
que fuese uno de los santos más populares de la Edad Media.
Según la leyenda, San Blas fue médico en Sebaste (Armenia).
Se hizo muy famoso en esta profesión porque realizó muchas
curaciones milagrosas. Al quedar vacante la sede episcopal,
fue consagrado obispo de aquella ciuadad. Pero deseoso de
huir del bullicio del mundo, se retiró a la soledad y a la
austeridad de una caverna. Allí vivió en perfecta armonía
con la naturaleza. Compartía su morada con las fieras, que
nunca intentaron siquiera agredirle. Allí le descubrieron,
rodeado de sus fieras, los criados de Agrícola, el prefecto
de Capadocia, que por deseo del emperador Licinio andaba a
la caza de cristianos insignes para convertirlos al
paganismo. Fue encarcelado, y como no hubo manera de hacerle
renegar de su fe, el emperador mandó decapitarlo. Fue en el
año 316.
Varias
tradiciones conservamos en torno a San Blas: se le considera
aún hoy patrón de los cardadores porque sus verdugos, antes
de decapitarle, le desgarraron todo el cuerpo con unos
peines de cardar la lana. En muchos lugares, el día de su
fiesta se bendicen dos velas en cruz con las que se toca la
garganta de los fieles para prevenir las enfermedades
laríngeas, porque según la tradición San Blas, estando en la
cárcel, curó a un niño que se moría por habérsele
atragantado una espina. Se bendice también el 3 de febrero
pan y sal para la curación de hombres y bestias. Se bendice
asimismo el aceite de los candiles. En Rusia es considerado
patrón de los ganados porque las fieras acudían a él para
que las bendijera.
La
popularidad del nombre queda atestiguada en el franero:
"Lo dijo Blas, punto redondo"; "En llegando San Blas, pon
pan y vino en la alforja, que día no faltará"; "¡San Blas
bendito, que se ahoga este angelito!"; "Por San Blas,
besugos atrás". Y por nombrar a un solo Blas célebre,
citemos al gran matemático, físico, filósofo y escritor
francés Blas Pascal. ¡Felicidades a cuantos llevan
este nombre insigne! |