SANTOS DEL DIA
14 DE ENERO
Félix
presbítero; Eufrasio, Dacio, Fulgencio y Sabas
obispos; Malaquías profeta;
Juan de Ribera y Macrina confesores; Prisco,
Prisciliano, Engelmaro y Benedicta martires; Esteban
abad.
BENEDICTA -
BENITA
Aunque este
nombre parece a primera vista el femenino de Benito o
Benedicto, referido al fundador de la orden benedictina, no
es así, pues de las cinco santas con este nombre, tan sólo
una es contemporánea de San Benito de Nursia, mientras que
las otras cuatro son anteriores.
Benedicta
es
la forma latina original de este nombre. Forjado ex novo
por el cristianismo, nacieron simultáneamente su forma
masculina y femenina. Esta palabra aparece en la liturgia y
en los libros sagrados con mucha frecuencia, lo cual la
hacía especialmente atractiva. Su significado, por otra
parte, es muy gratificante, sobre todo en un marco
cristiano, pues significa "bendita". Está compuesta del
adverbio bene, que significa "bien", y el participio
pasado de dicere, que significa "dicha". Este término
se entiende mejor a partir del sustantivo benedictio
(bendición). La bendición era un ritual mediante el que,
quien la pronunciaba, tenía el poder de atraer hacia la
persona a la que bendecía, todas las cosas buenas que iba
diciendo. Por consiguiente la persona bendecida (benedicta)
tenía la garantía de que se cumplirían en ella todas las
promesas. Se entiende por qué era éste un nombre de
privilegio.
La primera
Santa Benita (o Santa Benedicta) en orden cronológico es
española, nacida en Zaragoza a mediados del siglo I de
nuestra era. Pertenecía a la aristocracia romana que
gobernaba la ciudad. Desplazada con su familia a Roma, a
raíz de la concesión del ius Latii (derecho latino) a
Hispania, tuvo ocasión de convertirse al cristianismo. Las
persecuciones que iniciara Nerón continuaban en todo el
imperio, y especialmente en Roma, donde fue sometida al
martirio por no querer renegar de su fe. Ocurría esto el año
75, siendo emperador Vespasiano.
Otra Santa
Benita cuya fiesta se celebra el 14 de enero, fue
martirizada con cuchillos en Roma, en compañía de Prisco y
Prisciliano, el año 362. Este mismo año, en Origny-sur-Oise
moría también decapitada Santa Benita, llamada el espejo
de Origny. Hija de un senador romano, se fue a la Galia
con doce jóvenes como ella, movidas por el deseo de dar
testimonio de Cristo sin importarles el martirio. Habiendo
llegado a Origny, en la diócesis de Soissons, se hizo
patente su presencia por las conversiones que hizo. Delatada
al prefecto Matroclo, fue apaleada y encerrada en un
calabozo cubierta de llagas, donde se le apareció un ángel
que la curó y la reconfortó. Aquel prodigio dio lugar a 55
conversiones, por lo que fue de nuevo apaleada en el
calabozo. El prefecto, viendo que por más que hacía no
conseguía hacerla abjurar de su fe, mandó decapitarla para
evitar mas conversiones.
Felicidades a
todas las Benitas o Benedictas por la fuerza
de su nombre y por el alto patronazgo en el cielo, reforzado
luego por el gran San Benito. |