Santos del día 1 de
Agosto
Alfonso María de Ligorio, Félix, Bono, Nemesio, Justino, Rubén, Fe,
Esperanza Caridad.
ESPERANZA
Ntra. Sra. de la Esperanza,
Ntra. Sra. de la O
¿Quién desconoce la Esperanza
Macarena o la Esperanza de Triana? A lo largo y ancho del mundo constatamos
cómo el título de La Esperanza acompaña a numerosas
advocaciones de la Virgen. Y no podía ser de otra manera. En la Salve
Regina, que con el Padre Nuestro y el Ave María forma el
tríptico de las primeras oraciones del cristiano, se proclama a María como
nuestra más sólida esperanza:
Dios te salve, Reina y Madre
de Misericordia, vida, dulzura y Esperanza nuestra,
Dios te salve.
No es cosa de ahora, ni es
cosa únicamente del cristianismo, que uno de los títulos de veneración de la
abogada por excelencia de la humanidad ante la divinidad, sea la esperanza.
Ya entre los griegos la Esperanza (venerada bajo el nombre
de ElpiV - Elpís) era una divinidad alegórica que pasó a los romanos
con el nombre de Spes. Era hermana del Sueño (UpnoV -Hipnos),
divinidad también alegórica que deja en suspenso nuestras penas. Cuando
Epimeteo abrió la Caja de Pandora, que según una tradición contenía todos
los males, y según otra más verosímil, todos los bienes que, como tenían
alas, salieron volando. Y al cerrar de nuevo la caja, ya sólo quedaba dentro
de ella un bien: la Esperanza. Por eso bien dice el refrán que "La esperanza
es lo último que se pierde".
También en el cristianismo la
esperanza es una de las tres virtudes supremas (junto con la fe y la
caridad) de manera que su ausencia produce por sí misma la condenación
irremisible.
La Esperanza, o simplemente Esperanza,
y casi siempre refiriéndose a esta advocación de la Virgen, es un nombre
geográfico muy extendido por todo el mundo latinoamericano. Recordemos, por
su importancia histórica en la ruta de los descubridores, el Cabo de Buena
Esperanza.
El Martirologio recoge también
la referencia a una Santa Esperanza, cuyo martirio se sitúa
en Roma en tiempos de Nerón, cuando más arreciaba la persecución de los
cristianos. Su fiesta se celebra el 1 de agosto.
És éste un nombre bello por sí
mismo, lleno de atractivo, coronado, por si fuera poco, por una constelación
de mitos, leyendas y tradiciones que le dan plena vigencia. ¡Felicidades!
Portada | Índice | Julio | Septiembre
Mariano Arnal Copyrigth EL ALMANAQUE todos los derechos reservados.