TOLEDO: TE FALTARAN OJOS PARA DESCUBRIR LA JERUSALEN EUROPEA. 

Si visitas Toledo te faltarán ojos para descubrila. Olvidaté del coche, aunque si no tienes otro sistema de transporte en la entrada de la ciudad dispones de un parking público gratuito. Desde Madrid, con el AVE llegas a la ciudad del Greco en 32 minutos. Añade tres horas más si la escapada la realizas desde Barcelona, también en tren de alta velocidad. Detente unos minutos dentro de la estación, donde contemplarás la primera obra de arte.

Toletum como la bautizaron los romanos, ofrece al visitante un espectacular cruce de culturas: judía, árabe y cristiana, con calles, monumentos, subterráneos, leyendas, tradiciones y belleza que te dejarán sin palabras tanto si la descubres de día como de noche.

Entre sus murallas viven alrededor de 10.000 habitantes, mientras que en extramuros son 74.000 vecinos. Unos y otros celebraron con júbilo que Toledo fuera declarara Patrimonio de la Humanidad (1986). Toledo vive del turismo y de su embrujo. Los toledanos se vuelcan para que sus huéspedes hagan inolvidable la aventura en el tunel del tiempo que nos transporta principalmente a los siglos XIII, XIV, XV, XVI  y XVII cuando muere El Greco.

Experience Tour Paseo Toledo te brinda la oportunidad de comprar un paquete de visitas a la carta, siempre con la Plaza de Zocodover como punto de partida de las excursiones. El recorrido de las Iglesias, el barrio judío y la Catedral son tres propuestas que no te puedes perder de la mano de los guías que te harán vibrar y emocionar con sus explicaciones sencillas pero tremendamente enriquecedoras.

Primera recomendación en Toledo: Ráscate el bolsillo y contrata los servicios de un guía. De lo contrario te puedes perder rincones como la pequeña imagen de la Dolorosa en la calle de los Alfileritos, donde las mozas casaderas clavaban alfileres en el manto de la Virgen para encontrar esposo.

Tampoco por tu cuenta avistarás fácilmente junto al Convento de Santa Clara las oscuras golondrinas que recitaba Gustavo Adolfo Bécquer y que vivió en el nº 8 de la calle de San Ildefonso.

Desde 1212, en el Monasterio de San Clemente se fabrican los mejores mazapanes del mundo.

Actualmente 17 monjitas de clausura elaboran artesanalmente los exquisitos dulces.

A escasos metros no te pierdas la visita al Museo de los Concilios y la cultura visigoda en la Iglesia de San Román, una joya mozárabe que te dejará boquiabierto.

En la zona también descubrirás las termas romanas, las Cuevas de Hércules o la cama bufa, todas con entrada libre.

Como hay que reponer fuerzas porque todavía nos queda mucho por descubrir, vamos a tirar de casta y recomendarles el bar restaurante Ludeña (plaza de la Magdalena), donde preparan el plato más típico de la ciudad: las carcamusas, aunque también cocinan exquisitamente las codornices, los chipirones en su tinta o la famosa perdiz toledana.

El café lo podemos tomar en la pastelería que encontramos junto a la Iglesia del Salvador, donde los Reyes Católicos bautizaron a Juana La Loca. Es el punto donde comienza el barrio judío y se ubican las dos sinagogas que no están abiertas al culto. En el barrio de la judería se observa a lo largo del recorrido el símbolo de las 18 almas, que nos recuerda los 613 buenos actos que debemos realizar durante el día para no perder nuestro equilibrio.

También dentro de la judería visitamos El Museo del Greco. Sus cuadros ponen la piel de galllina como todo el recorrido por las estancias de la casa, donde se recrea su vida a través de la cronología impresa en las paredes.

El año pasado se celebró el 400 aniversario de su muerte (1614). Para ver su cuadro más famoso ascendemos por cualquiera de las empinadas cuestas de la judería hasta la Iglesia de Santo Tomé. Cuando uno tiene delante “El entierro del Señor Orgaz” no se sabe por donde empezar a mirar.

El colofón a nuestro paseo por el majestuoso barrio judío lo situamos en el Monasterio de San Juan de los Reyes. A escasos metros reponemos fuerzas en la Casa de los Pruductos de Castilla y la Mancha, en cuya trastienda se recrea un imponente lagar, donde Miguel de Cervantes se inspiró para escribir alguno de los capítulos del Quijote.

Muy cerquita de San Juan de los Reyes se ubica el Museo Victorio Macho, donde además de espléndidas esculturas, se puede disfrutar de un audiovisual que nos situará con precisión en la historia de las tres culturas que jalonan Toledo.

Sin embargo, hablando de capítulos, mención aparte merece La Catedral primada  (1226). Sin duda la más importante de España, sólo superada en tamaño por la de Sevilla.

La Sala Capitular, la Capilla de San Ildefonso, el Transparente, la Capilla Mozárabe, el Crucero o la Sacristía Mayor, sólo son algunos de los 22 monumentos a cada cual más bello, que se visitan en aproximadamente 90 minutos. No se pierdan La Catedral de Toledo. Jamás se arrepentirán.

Toca volver a reponer fuerzas. En una de las calles descendentes de Zocodover pregunten por el Trébol y sus célebres pulgas a precios de risa.

Si queremos tener una paronámica de la ciudad, ni siquiera hace falta tomar el bus turístico o montarse en el trenecillo que nos transportarán por las afueras de las murallas hasta alcanzar el Mirador junto a la Ermita, aunque desde la cafetería de la Biblioteca a 200 metros de Zocodover, contemplarán también las mejores vistas de Toledo y por un euro les servirán un buen café con leche.

Si antes de tomar el tren de regreso a Madrid, les queda tiempo para comer hagan parada en el restaurante El As de Espadas, sito justo delante de la Estación. La cuarta generación de la familia Torres regenta este elegante comedor, donde se mantiene la tradición de cuchara de la abuela combinado con la puesta en escena de una cocina más moderna pero igualmente deliciosa. Bridamos con el excelente vino de La Mancha tras haber descubierto algunos secretillos más de Toledo.