Sándor Ferenczi  

 

De la "terapia activa" al "análisis recíproco"

 

 

Ferenczi y Freud

 

APV: 1908 a 1913
 

Dado su carácter vulnerable y complicado, pero dotado de una gran inteligencia, Ferenczi se convirtió en el miembro principal del círculo cerrado de los confidentes profesionales de Freud y "el más próximo a él" como observó Jones con un poco de envidia. Siempre fue un hombre necesitado del amor de los demás, y demandó la estima y la atención de cuantos le rodearon. Nació en Miskolcz, Hungría, el 07.07.1873. Era hijo de un librero y editor de Budapest que murió joven y dejó a su esposa con once hijos, incluyendo a Sándor. De modo que la viuda debió ocuparse no solo del negocio, sino de repartir su afecto entre tamaña prole, lo que hizo que Ferenczi siempre sintiera que se le había dado poco amor.

Estudió medicina en Viena en la década de 1890 y se instaló en su ciudad natal para ejercer la psiquiatría. No se sintió atraído por el psicoanálisis desde el principio. Había ojeado "La interpretación de los sueños" y la rechazó como vaga y carente de valor científico. Pero volvió a ello cuando se enteró de los experimentos con asociaciones de palabras que estaba haciendo Jung en el Burghölzli. Después de eso, nadie en su ciudad estuvo libre del cronómetro de Ferenczi: novelistas, pintores, poetas, camareros, todos eran sometidos a una lista de palabras y anotaba el tiempo que cada uno tardaba en responder con el primer vocablo que le pasaba por la mente.

 

Todo esto le llevó a realizar una lectura más prolija del libro de los sueños de Freud y después de ello le escribió pidiéndole una entrevista, la que tuvo lugar en enero de 1908. Los dos hombres se hicieron amigos rápidamente. Freud descubrió la enorme capacidad especulativa de Ferenczi, de la que Jones (analizando de Ferenczi) diría: "Es un hombre con una hermosa imaginación, quizás no siempre disciplinada, pero siempre sugerente". Con Freud se dedicó a discutir acerca de los acertijos, historias de casos, el complejo de Edipo, la homosexualidad femenina, la situación del psicoanálisis en Zurich y Budapest. Los más fecundos y productivos aportes de Ferenczi al psicoanálisis concernían a la técnica y eran muy discutibles porque provenían de su extraordinario don para la empatía, para demostrar y expresar amor. Idealizaba muchísimo a Freud y le exigía una intimidad que el maestro no estaba dispuesto a satisfacer. Lo presionaba para que actuara como su confesor; le confiaba detalles de su vida amorosa y se quejaba de su soledad en Budapest.

 

En un viaje que realizaron juntos a Sicilia en 1910, Ferenczi aprovechó para convertir a Freud en un amante padre. Ese papel no le agradó a Freud y se lo hizo saber de distintas formas. Le dijo en una ocasión que aunque recordaba con "calidez y simpatía" el tiempo que habían pasado juntos, deseaba que abandonara "su papel infantil para colocarse junto a mi como compañero e igual, lo que usted no logró hacer". (11 Bb) Si bien a Freud le molestaban los halagos de Ferenczi, mucho más lo preocupaban sus intermitentes silencios.

 

En 1922 le escribió: "Nuestra correspondencia, alguna vez tan animada, se ha ido a dormir en el curso de los últimos años. Usted escribe solo raramente, y yo respondo aún más raramente". (11 Bb) Eitingon también estaba preocupado y Freud llegó a creer que Sándor estaba enfermo. En setiembre de 1931, le escribió a Freud: "Bien puede imaginar lo difícil que es empezar de nuevo después de una pausa tan prolongada. Pero en el curso de su vida usted ha encontrado tantas cosas humanas que también comprenderá y perdonará un estado como este repliegue-en-uno-mismo". (11 Bb) Estaba sumergido en un "difícil trabajo científico de purificación interna y externa" con el que aún no había concluído. Estaba escribiendo en húngaro y en alemán, una bibliografía que a la postre constaría de alrededor de trescientos trabajos científicos que se publicarían en dos tomos, los "Escritos de Psicoanálisis" que fueron publicados por Michael Balint en 1970.

 

La técnica que había desarrollado en la década de 1920, la "terapia activa" destinada a acelerar los análisis le pareció después demasiado ascética. Como alternativa decidió relativizar las prohibiciones y limitaciones de la sesión creando una atmósfera "suave, desapasionada". Desde 1932 estaba redactando un "diario clínico" de viñetas psicoanalíticas y desarrollos teóricos y técnicos. En ese diario denunciaba la "insensibilidad" del analista, su forma amanerada de saludar, el requerimiento de decirlo todo y la atención flotante.

 

Todo esto reducía la calidad de las comunicaciones del paciente y lo hacían dudar de la realidad de sus sentimientos. El analista debía ser natural y sincero, expresando una "intensa empatía". Besaba a sus pacientes, lloraba con ellos e insistía en convertir a sus analizantes en compañeros plenamente desarrollados. Su utopía consistía en "la eliminación de los impulsos de odio, y el final de la sangrienta y vengativa cadena de crueldades, la progresiva domesticación de la naturaleza mediante el control por medio de la comprensión". Era la técnica del análisis recíproco. Fue uno de los primeros en hablar respecto a la posición masculina en el sistema psicológico de Freud. A eso se refería con su concepto de "orientación androfílica unilateral" de la teoría sexual. Fue el primero en mencionar la "idealización de la madre" en la obra de Freud, como una defensa contra los sentimientos específicos hacia el sexo opuesto, lo que ahora podría ser llamado "machista"; y esto debido a su particular relación con Amalia. Parece como si Freud hubiese tenido tanta necesidad de ser la cabeza de su famiia, ya que era especialmente difícil para él tolerar la presencia de tendencias maternales dentro de si mismo. En 1932 Ferenczi quería ser designado presidente de la A.P.Internacional pero Freud se mostró ambivalente.

 

Le pedía que dejara "la isla de ensueño donde usted mora con los hijos de su fantasía" y que se uniera al mundo. En mayo de ese año, Sándor decidió retirar su candidatura. Pero Ferenczi no se dio por vencido. Volvió sobre la teoría de la seducción que Freud había abandonado hacía años. Decía que sus pacientes le habían proporcionado pruebas de la seducción y la violación de niños, no fantásticas sino reales, y pensaba explorarlas para presentar esas ideas en el próximo congreso de Wiesbaden. Freud leyó antes el artículo y se lo comentó a Eitingon:"Ferenczi me leyó el artículo. Inocuo, estúpido, también inadecuado. Impresión desagradable." Aunque trató de disuadirlo, Ferenczi leyó su artículo en Wiesbaden. Un mes después cayó enfermo.

 

El médico le diagnosticó "anemia perniciosa". Su salud física y mental estaban perjudicadas. A fines de marzo de 1933, prometió interrumpir sus "berrinches infantiles"; su anemia había cedido y se recuperaba del "colapso nervioso". Freud le respondió paternalmente, deseando que se curara pronto pero al día siguiente se enteró que había padecido "un grave ataque delirante". Se recuperó un poco, le escribió a Freud y le hizo llegar el mensaje a través de su esposa Gisela el 4 de mayo. Murió el día 22 de ese mes. Las cartas Freud/Ferenczi aparecieron en 1992 en francés, en una edición de Calman-Lévy y están siendo publicadas en alemán. (11 Bb; 19 Bb)