De Sogas y Nudos

 “... dos cuerpos anudados entre las mismas sabanas y... dos conciencias tan secretamente divididas como si le pertenecieran a otra mujer y a otro hombre”. Antonio Muñoz Molina.

 

 

Con el titulo “De Sogas y Nudos” parecería que vamos a dar  una clase de actividades practicas, pero no, hoy vamos a hablar de las parejas.

 
¿Qué anuda a un hombre y a una mujer para que formen una pareja?.

Los une un nudo, que cumplidas las reglas del protocolo social pasa a llamarse “enlace”. Enlace -lazo- anudamiento- nudo.

Preguntémosle a alguien que sabe sobre las cosas del corazón, preguntémosle al poeta, él diría que se trata de un nudo de amor, pero la cosa se complica al preguntarnos ¿qué es el amor?.

 Los enamorados sostienen que el amor se siente, pero no se puede explicar, que es un sentimiento súbito que se manifiesta en el cuerpo, en el corazón, en el estomago.

¿En que momento?, cuando el Otro esta presente o cuando se halla ausente, alguien podría decir: -¿”entonces, en que quedamos?” o como se dice ahora: -“quedamos así”.

El tema del amor, del nudo, del enlace, parece ser una cosa difícil de precisar, de decir, de pensar. Existe un axioma que nos ofreció un destacado psicoanalista francés que dice: “Amar es dar lo que no se tiene”. ¿Que será aquello que es menester dar en toda relación amorosa, y de lo que sin embargo se carece?.

En las parejas encontramos seres enlazados, anudados, unidos. Todos tienen sus nudos, están los que no, pero ese puede ser el tema de otro articulo.

Hay parejas que solo conviven, son aquellos que se resisten a desanudarse, manteniéndose unidos no por el nudo del amor, del dar lo que no se tiene, sino por nudos de sufrimiento, que reemplazan el nudo que los unía por rollos. Conviven en un estado de separación sin desanudarse, pero el rollo continua, rollo difícil de deshilvanar, porque se halla repleto de  nudos que distan mucho de ser aquel del amor. Rollos  que son heridas, cicatrices, rencores entrampados en los más hondo; _”de eso no se habla, si no...”. Y se las calla, pero las heridas hablan por si solas, salen a la luz, en discusiones históricas, desconfianzas, ulceras que se multiplican bajo las sabanas anudadas.

Parejas anudadas solamente por las sabanas, ahora es silencio lento, distancia, fuga, culpa, la involuntaria crueldad y las palabras no dichas. Y de noche lo que anuda  solo son las sabanas, a esos dos sujetos separados por estelares distancias, ¿dónde quedo aquello, donde el amor que los enlazo?, ¿Dónde el deseo que anudo?.

El psicoanálisis propone anudar de otro modo a esos sujetos sujetados a lazos de sufrimiento. Un nudo se hace con cuerdas, con sogas. Pero para lograr un nudo nuevo, donde el deseo tenga lugar, hace falta que ambos aflojen un poco la soga, la cuerda. No siempre “queda cuerda para rato”. La cuerda, como la de los relojes antiguos se agota. No siempre se puede volver a hacer un nudo donde lo hubo. Sin embargo el intento vale la pena.

¡Y que nos guíe el deseo!.

EL ALMANAQUE   PSICOLOGÍA - PSICOANÁLISIS

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