HONESTO
San Honesto nació en la ciudad
francesa de Nimes, por los alrededores del año 200. Eran los primeros tiempos del
cristianismo, cuando la nueva religión sufría una persecución enconada por parte de los
emperadores romanos. San Saturnino, obispo de Toulouse, que tomó a su cargo la
cristianización del sur de Francia, extendiéndose hasta Pamplona, entre las innumerables
conversiones que hizo de paganos al cristianismo, contó con la del noble romano Honesto,
al que ordenó sacerdote y mandó a cristianizar Navarra y Vizcaya. Murió San Honesto en
España el año 260.
El término honesto procede del latín
"honestus", derivado de "honorem", que mantiene el mismo significado
que en español, y que suele definirse como "cualidad de la persona que, por su
conducta, es merecedora de la consideración y respeto de la gente y que se comporta
guiado por el deseo de mantener y acrecentar la propia estimación".
"Honesto" sería, por tanto, el que se comporta de manera que nunca su conducta
empañe su honor.
Al pasar por el tamiz del cristianismo,
el término "honestidad", que recoge el conjunto de cualidades que ha de tener
la persona honesta, en cuanto a su significado masculino se desplazó de las virtudes
propias del varón romano (vir), cuya misión en la vida era la guerra y la dominación, a
las virtudes cristianas: mientras el significado para la mujer quedó prácticamente
igual.
Es éste un nombre muy exclusivo, del
mismo grupo de significado que Honorio y Honorato, por lo que hay que deducir que en la
mayoría de los casos su imposición se debe a la voluntad explícita de los padres de no
perder un nombre tradicional y por tanto muy apreciado en la familia, y transmitir con él
al hijo los valores intrínsecos del nombre y los acumulados por los miembros de la
familia que se han llamado así.
Sólidos motivos de satisfacción
tienen, pues, todos los que se llaman Honesto: tienen un nombre selecto, con un
significado hermoso, que va más allá de lo que imponen las obligaciones y las leyes
("honestum non est semper quod licet" "lo lícito no siempre es
honesto", que dice el aforismo latino), que es él mismo fuente de rectitud y que por
tanto genera confianza. Es de los que en cierta manera obligan a ser consecuente y a
comportarse conforme al significado del nombre. ¡Felicidades!