Afortunado quien lleva este nombre, ennoblecido por
el humanista más grande de todos los tiempos. Procede del griego erasmioV (amable,
deseado).
Erasmo de Rotterdam nos abrió la puerta del
nuevo mundo intelectual al tiempo que Cristóbal Colón nos abría de par en par todo un
continente que obraría el milagro de descongestionar una Europa que estaba ya
consumiéndose a sí misma. Cuando parecía que estaba agotado el Renacimiento y que ya no
podía ofrecer nada nuevo, he aquí que el joven Erasmo, cuyo principal bagage era haberse
dedicado al latín primero y más adelante al griego con una brillantez que tarda siglos
la humanidad en repetir, con ese solo bagaje se encontró siendo el gozne de la puerta de
la Edad Moderna.
El año 1500 edita los Adagios, una
colección de sentencias, locuciones y frases hechas, sacado todo ello de los clásicos
latinos. Esta obra le hace sumamente popular. El latín era lo que hoy es el inglés, la
lengua de comunicación universal, y sobre todo la lengua en la que se transmitía el
saber, la que se hablaba por tanto en todas las universidades. Pero era tan sólo una
lengua funcional, que había perdido su belleza y su fuerza. Erasmo se dedicó a hacer un
vaciado sistemático de toda la sabiduría y la gracia de los clásicos latinos. En la
edición de 1508 son ya 4.200 las sentencias, locuciones y adagios que recoge. Continuando
el vaciado sistemático de los clásicos, edita las Parábolas o Símiles, en que
recoge hasta 1.856 locuciones aplicables a los objetos que existen en la naturaleza o en
la vida común, sacadas de Aristóteles, de Plutarco, de Plinio y de otros autores; y
completando la trilogía edita las Apophtehegmata en 1531, en que recoge una
colección de anécdotas sacadas principalmente de Plutarco y Luciano.
Erasmo era de una inteligencia privilegiada y aguda,
de una capacidad analítica y por tanto crítica, prodigiosa; dotes que usó generosamente
en todos los temas que trató, que no fueron pocos. Empezó por la crítica mordaz de la
vida que llevaban los monjes, en la obra "De Contemptu Mundi" (Del Desprecio
del Mundo; es de destacar que toda su obra está escrita en un latín de altísimo
nivel, y con citas en griego) y siguió con "Sórdida opulentia",
"Institutio Príncipis Christiani", y así una inacabale colección de los
temas más diversos (a destacar su Elogio de la Locura) cuyo denominador común fue
el de criticar duramente, pero de forma creativa. Se podría decir, resumiendo, que
trituró la cultura cristiana en que estaba inmerso y la cultura clásica que rescató,
para hacer con ellas una mezcla digerible por el nuevo mundo que se estaba formando. El
resultado fue un nuevo movimiento cultural del cual se precia todavía hoy medio mundo: el
humanismo.
San Erasmo mártir. Dos veces
sufrió martirio: una en Antioquía a manos de Diocleciano. Y otra en Apulia (Italia),
donde fue trasladado por un ángel, cayendo allí en manos de Maximiano, que le
administró una dolorosa muerte.