ONOMÁSTICA

 

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24 de Noviembre

Precioso nombre, que hace referencia a lo más bello de la naturaleza: las flores. A los romanos, cuya religión era de raíces animistas, que adoraban por tanto la naturaleza en los dioses que la personificaban, no podía faltarles la diosa Flora, divinidad que tenía a su cargo las flores, y con ellas los campos y la agricultura. No sólo eso, a la diosa de las flores se la consideró la protectora especial de la mujer, y la diosa del amor hasta que fue reemplazada en este oficio por Venus-Afrodita.

En honor de Flora y en torno a su significación, se celebraban grandes fiestas, muy primitivas y disolutas las más antiguas, puesto que evocaban el despertar de la naturaleza, la explosión de la vida, representadas por la mujer, que exhibía todo el esplendor de su belleza y de su atractivo. Estas fiestas se celebraban en abril. En cierta manera se ritualizaba el desenfreno. Después de la primera guerra púnica instituir en su lugar las floralias, llamadas también juegos florales o de Flora, que se celebraban cuando lo prescribían los libros sibilinos o si se tenía un año de carestía, para implorar de la diosa la fecundación de los campos, rogativa que se hacía con danzas y ritos que evocaban la fecundidad.

Santa Flora, mártir cristiana, de Sevilla. Hija de padre mahometano y de madre cristiana, profesó la religión de ésta. Su hermano, en cambio, profesaba la religión del padre, el islamismo. Y como anduviera éste buscándola por las casas de sus amigos, Flora para no comprometerlos, decidió entregarse al juez. Se pasó antes por la iglesia de San Acisclo, a pedirle fuerzas a Dios para afrontar el martirio. Allí coincidió con María, que estaba en su misma circunstancia, y juntas fueron al juez, a declararse cristianas. Mandó éste encerrarlas en la cárcel, donde estaba encerrado también el santo presbítero Eulogio por lo mismo, para forzarlas a convertirse. No consiguiéndolo, mandó degollarlas y dejar sus cuerpos insepultos, para que fueran pasto de los perros. Al ver que los animales respetaban los cuerpos de las santas, mandó arrojarlos al Guadalquivir. El martirio tuvo lugar el 24 de noviembre del 851, en tiempos de Abderramán II.

Es realmente bello el nombre de Flora, especialmente cuando se entra en conocimiento de que no sólo sirve para denominar el manto vegetal de la tierra o de una región determinada, o para designar los vegetales fósiles característicos de un terreno o formación (p.ej. flora carbonífera, flora triásica, flora jurásica...), sino que es además el nombre de una divinidad romana protectora de la vegetación, las flores, la belleza femenina y la vida. Y cuando se sabe de la valiente y generosa mocita que santificó el nombre. ¡Felicidades!

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