NOELIA
Nombre singular, de hechura española pero
de origen francés. El ensamblaje de las culturas ha hecho que la vivencia francesa de la
Navidad, con el Papá Noël a la cabeza, penetrase en España bastante antes que el Santa
Claus americano. Los franceses llaman Noël (nombre masculino) a la Navidad desde tiempo
inmemorial, superponiéndose la figura del generoso y bonachón Papá Noel a la figura del
Niño Jesús recién nacido, al que llaman Pequeño Noel asignándole idénticas funciones
que al anciano barbudo al que llaman también Bonhomme Noël. La magia que en
España acaparan los Reyes Magos, en Francia se la reparten entre el Bonhomme Noël y
el Petit Noël. Y por supuesto nuestro árbol de Navidad lo tenían ya en Francia
desde siglos ha. Lo llaman, naturalmente, el árbol de Noel. Noël es, pues, la única
palabra que usan en Francia para nombrar la Navidad. Joyeux Noël, dicen los
franceses donde nosotros decimos "Feliz Navidad". Y llaman también noël a
los villancicos, que en forma algo distinta a la nuestra, gozan de un desarrollo y de un
prestigio extraordinario, especialmente en el Sur. Es, en fin, un nombre que todo él
respira Navidad, y que se convirtió en nombre propio masculino, cuyo uso ha ido
oscilando, pero que queda reflejado en la abundancia en que aparece en Francia el apellido
Noël. Y como en España la Navidad es femenina (de ella han salido los nombres Natividad,
Nati, Natalia, Natacha) y gustamos de obtener nombres lo más bellos posible para ponerle
nombre a la belleza, he aquí que de Noel hemos formado el femenino Noelia. Bellísimo de
pronunciar y sumamente evocador. Por eso ha ido ganando más y más terreno este nombre y
actualmente figura entre los nombres más selectos de mujer.
Dada la modernidad de este nombre, el
santoral no registra con él ninguna santa. No obstante, en rigor corresponde celebrar la onomástica
el día de Navidad; a no ser que se prefiera celebrarla el 27 de julio, que es santa
Natalia de Córdoba, o el 1 de diciembre en que se celebra santa Natalia de
Constantinopla. Es la diferencia de nacionalidades y de lenguas de un mismo nombre lo que
hace que no siempre se disponga del santo en la versión propia.
Noelia, igual que Natalia, nos habla de la
alegría que siempre despierta la vida que nace. Los franceses gritaban siglos atrás
"¡Noël!" para expresar su alegría por el nacimiento de un hijo, o del
hijo del rey y para vitorear todo gran acontecimiento. Por eso nos gusta ver en el nombre
de Noelia el gozo de la Navidad, la vuelta a la infancia durante unos días en que todo el
mundo se compromete a ser mejor con los demás y consigo mismo; la entronización de los
niños, que se convierten por unos días en los protagonistas alrededor de los cuales gira
el mundo de los adultos. Pero no es eso sólo: en el nombre de Noelia se concentra el
misterio y el embrujo de las fiestas más antiguas de la humanidad en torno al astro rey,
que en formas diversas según las religiones y las culturas, pero siempre vitales, siempre
gozosas, desciende a la tierra a vivir entre los mortales. El nombre de Noelia es la
celebración de la vida, de la generosidad, de la alegría de vivir. Un nombre lleno de
luz y de fuerza. ¡Felicidades, Noelia!