PROMOCIÓN

Tenemos tres palabras plenamente vigentes en el mismo campo semántico: promoción, propaganda y publicidad. El objetivo de las tres es el mismo: dar a conocer un producto para estimular su compra. El término propaganda se usa preferentemente para la venta de ideas. (Esta palabra nació en el Vaticano, con el nombre de una administración eclesiástica: la Congregación de Propaganda Fide, es decir para propagar la fe. Es la que entiende en asuntos de misiones). Pro movere significa "mover hacia uno mismo", es decir en beneficio propio. En rigor, hacer que las cosas se muevan en la dirección que uno quiere. Usamos hoy el término promoción exactamente en el sentido de dar a conocer un producto, de ponerlo lo más al alcance posible del destinatario. Las dos fórmulas más frecuentes de promoción son: regalar una pequeña muestra del producto, o venderlo a un precio muy atractivo, de manera que el precio no suponga una barrera entre el producto y el consumidor. En ambos casos el objetivo perseguido es hacer que el cliente tenga el producto en sus manos y lo conozca directamente, no por referencias. Tratándose de productos literarios y gráficos, las posibilidades de Internet como vehículo de promoción, son ilimitadas. EL ALMANAQUE, por ejemplo, al igual que las demás publicaciones que circulan por Internet, está en régimen y en período de promoción. Todo el que quiere vender un producto, tiene que invertir una parte del capital destinado a crear ese producto, a promocionarlo. Es después que lo conoce el mercado cuando puede venderlo.

¿Cómo se vende en Internet un producto como EL ALMANAQUE? De tres maneras: una, insertando publicidad (ésta es una fórmula transitoria; bien venida será entretanto toda la que venga); otra, vendiendo el producto mediante suscripción de pago o mediante peaje para acceder a la web (en esa dirección soplan los vientos, pero aún falta para llegar ahí); y la tercera, vendiendo los productos fuera. En nuestro caso sería buscando en el mercado de las publicaciones períódicas, clientes para algunas de nuestras secciones (por ejemplo nuestra ONOMÁSTICA es un producto muy interesante para un periódico, atractivo para todos los públicos; la sección NÓMINA RERUM, en cambio, puede interesar a publicaciones más restringidas).

Aparte de la venta está el usufructo por parte de todos los socios del Club de Autoeditores, que es la primordial razón de ser de la publicación. Lo que se busca por encima de todo es colocarnos al nivel de las grandes publicaciones en Internet (nuestro número mágico son los 50.000 suscriptores). Cuando hayamos llegado a ese objetivo sabremos que estamos ofreciendo no un instrumento de promoción, ni siquiera un buen instrumento de promoción, sino el mejor medio de promoción de los productos de nuestros socios. Vamos de camino. De momento las estadísticas están subiendo con alegría. Por eso hemos abierto ya EL ESCAPARATE desde el que nuestros socios puedan promocionar sus publicaciones y sus otras creaciones. Con el rodaje lo iremos perfeccionando.

Mariano Arnal

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