EXPLOTACIÓN
Aristóteles, uno de los cerebros más lúcidos de la humanidad, halló una definición
del hombre casi perfecta: animal racional. No fue poca cosa que nos pusiera en la lista de
los animales, y tampoco fue poco que nos asignara como distintivo la racionalidad. Pero
como indicaba en el artículo respectivo (ver web), podemos ser el único animal racionador (o razonador, tanto da), pero no el
único animal racionado. Yo preferiría en primer lugar asumir en la definición del
hombre su dualidad (dios-hombre, señor-esclavo, dominador-dominado, racionador-racionado,
explotador -explotado), que forma parte de su propia esencia: si el hombre no fuese dual
no habría hombre, no se habría originado la especie; diciendo lo mismo en términos
teológicos: si no hubiese Dios, no habría hombre. De la misma manera que si no hubiese
la dualidad macho-hembra tampoco existirían las especies que se reproducen sexualmente.
Propondría, por tanto, para dar una definición moderna del hombre, para ponerla como
cimiento de la antropología del siglo XXI, la de "animal explotador-explotado".
Como animal explotado sería uno más entre las especies que el mismo hombre explota; pero
como animal explotador, y muy especialmente como explotador de los de la propia especie,
sería único.
Los vericuetos por los que nos ha llegado la palabra explotación, no son menos
retorcidos que los que ha tenido que recorrer la misma explotación para llegar al nivel
que ha llegado. La palabra la hemos tomado del francés exploiter, que
además de tener el significado con que la usamos actualmente, tiene aquellos otros que la
enlazan con su pasado: beneficiar, cultivar, aprovechar, cosechar, especular... En el
correspondiente sustantivo exploit tenemos una mayor extensión de
significados: hazaña, proeza, valentía, diligencia de alguacil, récord, empresa
amorosa. El inglés ha incorporado esta palabra con los mismos significados, más el de
explotación. Está bien documentada su procedencia del bajo latín explectare con
el significado de explotar unas tierras: "et explectemus illum et abeamus
ipsum fructum..." (1114), forma que se recoge luego en varias lenguas
"hayades, tengades, posidades e espleytades la dita vinya".
Procede el verbo explectare que a su vez procede explicare (desplegar)
según todos los diccionarios etimológicos, aunque es más razonable por razones
semánticas hacerlo proceder de explere, que significa llenar totalmente (mucho
más propio de una cosecha), y que a partir del supino expletus, repletus, nos
lleva a esplet, palabra catalana gemela de la francesa exploit, cuyo genuino
significado es precisamente, recogida completa de los frutos de una tierra, coincidiendo
con el verbo espletar. Es en la raíz latina plen / plet (llenar)
donde hay que buscar el origen de explotación, y no en la raíz plic
(plegar).
Quedan puestos los cimientos de la palabra explotación (y quizás de su sentido
profundo). Una explotación busca llenar al máximo los sacos y graneros, vaciando para
ello al máximo los campos. En dirección inversa a lo que establece la ley de Moisés,
que manda no apurar la cosecha para que puedan apurarla los pobres.
Mariano Arnal
Copyrigth EL
ALMANAQUE todos los derechos reservados.
|