El
animal la ingiere con gran placer y decide rebuscar con la
trompa por el interior del vehículo por si hubiese más frutas.
La
señora, como es natural, se asusta y decide subir la
ventanilla, con tan mala fortuna que pilla la trompa del
paquidermo. El animal, entre dolorido y furioso, la emprende a
golpes con el coche y lo zarandea asustando a sus ocupantes y
dejando el utilitario familiar bastante deteriorado.
Para
suerte de la pareja, en ese momento aparece por allí el
encargado del parque en uno de esos jeeps todoterreno, consigue
calmar al elefante y rescatar al sufrido matrimonio. Dicho
encargado, intentando de alguna manera compensar a la pareja por
tan terrible susto, los lleva al bar del Safari para que tomen
algo y le relaten lo sucedido. El hombre, que aun no está del
todo recuperado, ingiere varios coñacs de un trago para
calmarse, y ya, un poquito más tranquilo, decide volverse para
casa.
Todo
parece que va a terminar bien, cuando, a la salida del Safari,
la policía detiene el vehículo viéndolo en tan mal estado.
Los agentes preguntan por lo sucedido y el hombre relata con
detalle el desafortunado encuentro con el paquidermo. Ambos
policías se miran a la cara con extrañeza y uno de ellos se
dirige al coche patrulla y al volver trae consigo uno de esos
aparititos para hacer el control de alcoholemia que curiosamente
tenían por allí. EL hombre sopla confiado y por culpa de los
coñacs da positivo. La multa final y lo que le suceda al
matrimonio queda a gusto del que lo cuenta (desde retirada del
carnet por X años hasta atención psiquiátrica para el señor
y su mujer).
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