Es ésta una palabra latina introducida como tal en nuestro
léxico, que empleamos con dos significados: el de recopilación de materiales escritos
sobre una misma materia o de un mismo autor, y como nombre de la gran fiesta de la
Eucaristía, el Corpus Cristi. La grafía original latina es Corpus Christi, con
ch porque esta segunda no es palabra latina, sino griega (
/ Jristós) y el latín al no tener
el sonido j, lo representa mediante la ch, es decir mediante la indicación
de que la c debe pronunciarse con aspiración.
Corpus, córporis tiene la misma variedad de significados que el
correlativo español cuerpo. En cuanto al significado estricto de corpus,
parece bastante razonable pensar que la palabra nació para denominar al cuerpo sin
vida, es decir el cadáver, que es uno de sus significados primarios tanto en latín
como en español; y que el origen de esta palabra habría que buscarlo en el léxico
religioso relacionado con los sacrificios. Abona esta hipótesis la existencia del verbo corporo,
corporare, que en su sentido más primitivo significa matar, hacer un cadáver, y
que luego se desarrolla en los significados de dar un cuerpo, y en pasiva tomar cuerpo.
No es ninguna novedad decir que el propio concepto de Cuerpo de Cristo y su
denominación latina Corpus Christi hace referencia a un ritual
antropofágico, uno más de los numerosísimos rituales análogos de otras religiones. Y
es sorprendente que al promoverse la fiesta del Corpus desde 1193 hasta el presente, no se
haya asumido el contenido antropofágico de la misma. Y no sólo eso, sino que esa
interpretación haya sido utilizada exclusivamente por los judíos y otros rivales
religiosos, precisamente para acusar a los cristianos de prácticas antropofágicas con
niños, directamente en relación con la celebración de los misterios eucarísticos y que
en justa recompensa los cristianos acusasen a los judíos de las mismas prácticas en
rituales de brujería. Ricardo Palma cuenta en "Narraciones Peruanas" (cito de
memoria) la tradición de un pueblo del Perú de comulgar el día del Corpus con figuritas
hechas con la forma del niño Jesús en vez de la oblea ordinaria. Es un paso que nos
acerca al realismo antropofágico, a saber si retomando rituales precristianos del mismo
signo.
El Corpus Christi, el sacrificio de la Misa, la participación de todos los
fieles en ese sacrificio comiendo todos juntos el Cuerpo sacrificado, se ha convertido en
un rito tan abstracto, tan simbólico, tan alejado de cualquier referencia a la realidad
presente o pasada, que se hace difícil asignarle algún valor homologable con los valores
en curso. Ocurre lo mismo que con la Cruz, que se ha convertido en un símbolo tan
glorioso, tan representativo del triunfo del cristianismo, que ya no hay manera de
relacionarla con lo que originalmente fue: esclavitud, ignominia, y sobre todo la locura
que decía san Pablo de abrazarse a la cruz, de aceptar la esclavitud voluntariamente para
exaltarla y mejorarla. Hemos olvidado que somos caníbales educados y esclavos venidos a
más.