REBAÑO

El complementario de pastor es a rebaño, como el de jinete es a caballo. De la misma manera que sin caballo no puede haber jinete, sin rebaño no puede haber pastor. Y de la misma manera que sin jinete sí que puede haber caballo, también sin pastor puede haber rebaño. Digamos que el jinete convierte al caballo en montura y el pastor convierte al rebaño en ganado. Es conveniente vaciar hasta donde sea posible estas palabras, por si contienen algo que nos afecte, o por si nos contienen en alguna medida. Examinada la palabra pastor, le toca el turno al rebaño.

Es ésta una palabra huidiza. No tienen seguridad los etimólogos sobre su origen; se inclinan a suponerla derivada de rama, a través de las formas arcaicas documentadas de "rabaño" y "ramaño", que coinciden con las denominaciones aragonesa de "ramado" y catalana de "ramat". Otra etimología la hace derivar del portugués rebanho, que podría estar relacionado con rabadán, que se supone procedente del árabe rabedán, que significa "señor de los carneros" y es el mayoral de los pastores. Y una tercera posibilidad es que tenga que ver con el verbo rebañar o arrebañar, procedente del bajo latín rapinare, del latín rápere, en cuyo caso un rebaño sería el fruto constante de la rapiña, el pan de cada día en unos bienes semovientes que no es fácil guardar con excesiva seguridad. La otra denominación es la de "ganado", emparentada semánticamente con la latina "pecunia" y que hace clara referencia a su valor económico. Los individuos que componen un rebaño lanar llevan nombres diferentes según su edad y sexo. Los machos que hacen la monta son los moruecos; las hembras en edad de reproducción se llaman ovejas; los que maman, corderos y corderas; una vez destetados, se llaman borregos; los que entran al segundo año son los primales y a los machos castrados se les llama carneros.

Tenemos además el término "res" para denominar a los individuos de cualquier rebaño. Los diccionarios nos definen res como "animal de cualquiera de las especies domésticas de ganado lanar, cabrío o vacuno." Esta denominación se aplica también a los animales salvajes cuadrúpedos que se cazan, como el ciervo o el jabalí. Se llama "res lanar" a la oveja, carnero o cordero. "Res vacuna" a la vaca, el toro, el buey o el ternero. Y "res de vientre" a la res hembra destinada a la procreación. Se aplica el nombre de pécora a la res lanar. Procede del árabe res, que significa cabeza. Desde siempre los ganados se cuentan por cabezas, y para distinguirlas de los animales, las personas se cuentan por almas. Esto fue una norma léxica que impuso la Iglesia. Pero al hacerse el Estado laico y aconfesional desechó el "alma" como unidad de población y pasó a contarnos también por cabezas (per cápita). No tiene demasiada importancia, desde el momento en que también es legítimo denominar rebaño a cualquier grupo humano obediente y dócil, especialmente en lenguaje religioso. Vale la pena que recordemos las palabras del pastoreo, que van desapareciendo de nuestro léxico y de nuestra memoria.

Mariano Arnal

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