BERNABÉ

Nombre de origen arameo Bar Nebuhah, hijo de la profecía. En el texto evangélico, (recuérdese que todos los textos originales del Nuevo Testamento son griegos) la traducción es uioV parakleseoV (Hyiós parakléseos; al Espíritu Santo se le llama ParakletoV, Paráclito), hijo de la ayuda, de la consolación. Nebuhah es un derivado de nabí, que es el nombre que se da en hebreo al profeta y en general a cualquiera que habla inspirado por Dios. La forma griega del nombre fue BarnabaV (Bárnabas), traducido de la misma manera al latín y que en español hemos traducido por Bernabé.

San Bernabé es una pieza clave en la historia de la Iglesia y en la predicación del Evangelio, junto a san Pablo. Él fue quien avaló a este último, consiguiendo que a pesar de haber sido su más acérrimo enemigo, fuese aceptado por los cristianos. Su nombre completo es José Bernabé. Nació en la isla de Chipre, de padres del orden levítico. Los Hechos de los Apóstoles son la principal fuente de información sobre este santo. Dicen de él que descollaba por su ardiente caridad y que frente a la tendencia a cerrarse propia de los cristianos procedentes del judaísmo, Bernabé era aperturista, como judío de cultura griega que era. Según la tradición recogida por unas antiquísimas Actas (siglo V), Bernabé estuvo presente en la curación que hizo Jesús del paralítico de la piscina de Betsaida y trabó desde entonces una gran amistad con él. Más adelante sería el primer elegido entre los 70 discípulos. A raíz de esto, dicen los Hechos de los Apóstoles, vendió un campo que tenía en Jerusalén y entregó su precio a los apóstoles, para el sustento de toda la comunidad. Al haberse dedicado san Pablo antes de su conversión a perseguir a los cristianos, fue Bernabé quien le presentó a la Iglesia de Jerusalén y respondió por él, y trabajó muchos años junto a él. Después de morir san Esteban en Antioquía, fue enviado allí por los apóstoles con el encargo de resolver la polémica que en aquella Iglesia tenían planteada sobre la admisión de fieles que no fueran de origen judío. Bernabé consigió que aceptaran sus criterios abiertos y universalistas. Fue comisionado también a llevar ayuda económica a la iglesia de Jerusalén, que estaba en extrema necesidad en los días de la gran hambre. Allí fue nombrado apóstol, y con este honroso título recorrió Antioquía, Chipre, Panfilia, Pisidia, Licaonia y Listria, predicando el Evangelio. En Listria quisieron ver en san Bernabé a Júpiter, y como tal pretendían rendirle culto. Según la tradición, Bernabé murió en Salamina, cuando predicaba en esta ciudad, apedreado por los judíos.

Celebran su onomástica los Bernabés el 11 de junio. Quienes llevan este honroso nombre pueden estar contentos por su nobleza (es el nombre de un apóstol del que la misma Biblia da amplias referencias), por su significado (llamarse uno hijo de la profecía o del Paráclito es tanto como proclamar que con él están asociadas toda clase de bendiciones), y por su singularidad: siendo un nombre tan sólidamente asentado, y que por su valor puede competir ventajosamente con muchos otros que se han popularizado, éste sin embargo se ha mantenido como nombre muy exclusivo. ¡Felicidades!

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