Una visión retorcida y extravagante de la historia de la informática.(II)

COMIENZOS DE LOS 70

Se inventó la primera calculadora de bolsillo, pero el aparato tardó algo en obtener popularidad, porque todo el mundo lo perdía o lo destrozaba sin darse cuenta.

Por otra parte, pocos saben que en 1973 un estudiante de segundo año de carrera de la universidad de Iowa inventó el primer PC comercialmente viable en la mesa de su cocina, años antes que nadie. Sin embargo, una desgraciada noche de viernes, algunos de sus compañeros de poker confundieron la máquina con un horno microondas y arruinaron así el futuro tanto de ésta como del estudiante.

LOS AÑOS 80

La década comenzó con el sector informático a pleno ritmo; había PCs por todas partes. Los vendedores de alta tecnología obtenían mucho dinero, y los programadores ganaban más incluso que los abogados. Los vendedores de terre- nos de Silicon Valley iban de un lado para otro en lujosos coches alemanes. Los ordenadores se convirtieron en cosa corriente. Había cajeros automáticos en los bancos y escáneres en los supermercados. Los ordenadores respondían al teléfono y los chicos preferían el Nintendo que jugar al fútbol. Sin embargo, a finales de los 80, las compañías informáticas comenzaron a tener problemas. Es posible que la economía anduviera mal, o que la competencia hiciera des - cender los beneficios. Cualquier cosa que fuera, la alta tecnología comenzó a descender en picado.

Comenzó el "downsizing" en las empresas, de los mainframes a los PCs. Por su parte, los programadores hicieron el downsizing a coches pequeños más bara - tos.

Es cierto que la gente aún seguía interesada en los ordenadores, pero éstos sencillamente no podían competir con pasatiempos intelectuales más modernos, como la lucha libre o saltar atados desde los puentes.

EL PRESENTE

Hoy, el sector informático es demasiado pequeño y el número de compañías que siguen en activo es tambien demasiado pequeño. Y, por otra parte, los aumen- tos de sueldo que consiguen los programadores de tipo medio es igualmente demasiado pequeño. Y, lo peor de todo, ¡ los ordenadores son demasiado pequeños ! Lo que antes cabía sobre el escritorio, ahora puede uno llevarlo enci- ma, en la palma de la mano o en el bolsillo. Algunos de estos ordenadores ni siquiera necesitan teclado, y se supone que interpretan la escritura humana. Esto en un gran logro, porque la mayor parte de las veces yo no puedo recono- cer ni mi propia escritura. Sencillamente, los ordenadores actuales son dema- siado diminutos, como las pequeñas e incómodas calculadoras. Mi opinión es que comenzaremos a perderlos de nuevo o a confundirlos con el mando a distan- cia del video, lo que significa que algún dia uno podrá perder miles de dóla- res en equipo informático entre los objetos de la sala de estar.

( Extraido de Computer World nº 600. Extraido de un libro de Michael Cohn )