MUNDIAL 2002 - Fase clasificatoria
ITALIA, PRIMER BICAMPEON
Italia se convirtió, con su segundo
triunfo consecutivo, en el primer bi-campeón mundial de fútbol. París
fue el escenario donde la famosa "squadra azzurra" revalidó con gran
brillantez el título conquistado en 1934, ante 55.000 espectadores.
Con su victoria final en la tercera
edición de la competición, los italianos fueron los primeros en
alimentar su esperanza y en soñar con la ilusión de convertirse en tri-campeones
para hacerse propietarios definitivos de la copa "Jules Rimet". Sólo
les faltaba un tercer título.
Esta Copa, instituida por la
Federación Internacional de Fútbol Asociación, tenía una
reglamentación que señalaba que el país que la ganara por tres veces,
consecutivas o alternas, se convertía automáticamente en su único
propietario.
Pero Italia no supo hacer realidad
una esperanza y con el retroceso de su fútbol, solamente hasta 1970
cuando se jugó la IX edición en México, pudo volver a tener
aspiraciones serias de llevársela definitivamente. No lo logró y fue
Brasil quien la conquistó para siempre.
El fútbol ofensivo tuvo en el tercer
campeonato de 1938 una mayor recompensa y en sus 18 partidos se
marcaron 84 goles para un promedio general de 4.66, el más alto hasta
ese momento del torneo.
Para alcanzar el bicampeonato,
Italia jugó y ganó cuatro partidos, alcanzando once goles a favor y
cinco en contra.
En estas primeras versiones de la
Copa la actuación italiana fue impresionante porque en sus dos
presentaciones alcanzó en ambas los máximos honores y con su bi-campeonato
dio por primera vez a Europa una supremacía sobre el fútbol de
América.
Para esta tercera Copa se
inscribieron 36 países para la eliminatoria y se clasificaron 16 para
la final.
Esta fase, sin embargo, se jugó con
15 equipos ante el retiro de Austria como consecuencia de la invasión
nazi. Esto hizo que Suecia pasase directamente a los cuartos de final
sin jugar ningún partido, porque por calendario debía enfrentarse
inicialmente a los austríacos.
Precisamente correspondió a Suecia
la mayor goleada del torneo, y una de las más amplias de la historia
mundialista, al vencer en cuartos de final por un inapelable 8-0 a
Cuba.
Sin embargo, este no fue el
marcador más amplio del torneo realizado en París, pues en el partido
Brasil-Polonia se marcaron 11 goles, al ganar los suramericanos por
6-5.
El "conflicto deportivo" entre
América y Europa, que había surgido desde la primera Copa, siguió
vigente en la edición de 1938, y por el Nuevo Continente la
participación se redujo a Brasil y Cuba.
Los brasileños lograron en esta
Copa la mejor actuación, hasta entonces, de su historia futbolística,
y con su tercer lugar evitaron que, como en 1934, todos los lugares de
honor del torneo hubiesen quedado en poder de los europeos.
La selección italiana consagrada bi-campeona
tuvo en esta edición de París a tres "sobrevivientes" de la escuadra
que ganó el primer título, cuatro años atrás, en Roma: el defensa
Monzaglio y los delanteros Ferrari I y Meazza, mientras sus dos
mejores goleadores de 1934 Schaivio y Orsí, como el portero Combi y el
alero derecho Guaita, desaparecieron en la nueva escuadra.
Unos "se van y otros vienen"
pudieron decirse llos italianos, pues en esta tercera Copa encontraron
dos buenos "artilleros": Piola y Colaussi.
El equipo de Hungría, que fue
subcampeón, se convirtió en el más efectivo marcando 13 goles,
mientras el brasileño Leonidas Da Silva fue el "rey" de los anotadores
con un total de ocho, igualando la cifra récord, hasta ese momento,
establecida por otro suramericano, el argentino Guillermo Stábile, en
la primera copa de 1930 en Uruguay.
Leonidas tuvo su más afortunada
actuación como "artillero" en el partido contra Polonia a cuyo portero
Madejski le anotó cuatro goles.
El gol número 200 de la Copa
Mundial de Fútbol se marcó en esta tercera edición por intermedio del
sueco Wetterstroem, el doce de junio de 1938 en la ciudad de Antibes,
cuando la selección de su país goléo 8-0 a la de Cuba.
Wetterstroem fue el goleador
"bicentenario" superando en esa fecha al portero cubano Carvajales, a
los 52 minutos del partido.
Para que no quedaran dudas de su
hazaña y su nombre figurase con letras de oro en el historial de la
Copa Mundial, ese día Wetterstroem marcó cuatro goles. No obstante no
volvió a anotar ningún otro gol, pues en semifinales perdió ante
Hungría por 1-5.
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