MUNDIAL 2002
ALEMANIA BATIO A LA SORPRENDENTE COREA DEL SUR
La selección de
Alemania se clasificó para disputar la final del XVII
Campeonato Mundial de Fútbol Copa "Fifa", tras vencer
difícilmente al equipo de Corea del Sur por 1-0.
El gol alemán se
anotó a los 75 minutos cuando Michael Ballach remató un
balón que ante un disparo suyo, el portero surcoreano
Woon Jae había rechazado previamente. Fue una auténtica
jugada de destreza alemana en su penetración por el
costado derecho a través de Neuville, quien hizo un gran
recorte a Tae Young y un centro medido hacia Ballach.
Este necesitó de dos remates, pero pudo vencer a un
portero que se mostró capacitado.
También Oliver Kahn
volvió a ser decisivo para esta victoria, pues en dos
remates con sello de gol impidió que el balón "besase"
las redes. Fue su actuación decisiva porque lo hizo en
momentos en que los surcoreanos "apretaban" con firmeza
y llegaban a base de velocidad y pases bien medidos al
área de los alemanes.
Con un esquema
táctico similar de 4-4-2, pero más flexible en los
asiáticos, ambos equipos encararon el duelo semifinal
con la esperanza puesta en el triunfo. Como ha sido
habitual en este campeonato, los locales apoyados por
64.677 aficionados que llenaron el estadio de Seúl,
exhibieron un buen planteamiento con excelente
disciplina táctica y mucha movilidad en todos sus
jugadores, gracias a su mayor capacidad física.
Alemania, que muchas
veces se encontró con el drama de sus delanteros que
siempre encontraban "tapada" la vía de llegada a la zona
defensiva surcoreana, resolvió prescindir del medio
campo y movilizar rápido el balón desde su propia zona
defensiva, con pases largos para evitar la presión en la
zona ancha del campo.
Para contar con éxito
en el mejor despliegue de ese sistema, tuvo por la punta
derecha, especialmente, a un magnífico jugador, Neuville,
que con sus carreras rápidas y su dominio del balón se
encargó, muchas veces, de abrir fisuras en la firme
defensa rival. Buscaba, con sus centros, la llegada de
Ballach, desde atrás, y de Klose, su goleador, en el
área pequeña. Y eso facilitó la brillante actuación del
portero Woon Jae.
Pero los alemanes no
pudieron tener un buen éxito para finalizar sus jugadas
en gol, porque Corea supo, al detectar el nuevo sistema
táctico de los "teutones", responder con eficacia y
ejercer una marcación individual sobre aquellos dos
jugadores alemanes, hasta el punto que Klose pasó casi
desapercibido, porque rara vez pudo zafarse del marcaje,
y tuvo que ser sustituido por Bierhoff a falta de 20
minutos para terminar el partido.
Corea del Sur volvió a
hacer un partido muy serio. Con buena movilidad,
excelente marca zonal y personal, supo jugar con acierto
al contragolpe. Y estuvo a punto de ganar el partido,
pero Kahn, definitivamente, se creció una vez más como
portero y evitó que pudieran alcanzar los asiáticos ese
objetivo triunfal.
Quienes no creían que
en sus filas había jugadores de calidad, observaron que
estaban equivocados. Otra vez Young Pyo, Seol, Ahn,
Myung Bo, Woon Joe, entre otros, ratificaron que saben
jugar bien al fútbol.
Puede decirse que
Alemania se "encontró" finalmente el gol, debido al
rechazo del portero al primer disparo de Ballach. Lo
hizo hacia el mismo lugar donde se encontraba el jugador
alemán y ninguno de sus defensas atinó a cerrarle la
vía, permitiéndole un cómodo segundo remate, que a la
postre significaría la victoria.
Los alemanes jugarán
el 30 de junio en Yokahama para aspirar por cuarta vez
en su historia a ganar el campeonato mundial de fútbol,
mientras la sorprendente Surcorea luchará por el tercer
lugar en Daegu.
Brasil y Turquía
aspiran a ser también finalistas, pero sólo el ganador
podrá enfrentarse a Alemania. El perdedor luchará por la
tercera posición con Corea del Sur.
Alemania perderá para
la final una baza muy importante: Michael Ballack, que
al ver ante Corea una tarjeta amarilla, no podrá jugar
el próximo domingo.
Al margen de quien
gane el campeonato y de la posición -tercera o cuarta-
que ocupe Corea del Sur, no hay ninguna duda que el
mejor técnico será el holandés Guus Hiddink, quien
encumbró al equipo asiático hacia el mejor papel
futbolístico de su historia. Aún sin ser el campeón,
triunfó con sus tácticas y planteamientos porque
conjuntó con acierto a un grupo de jugadores
desconocidos a quienes inculcó la importancia de jugar
en equipo antes que del lucimiento personal.
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