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Objetivos comunes en la familia
Imagina que tenemos cuatro personas y que les pedimos que trasladen una gran mesa. Si ellas no reciben ninguna otra información, no sabrán a donde moverla. Si son obedientes, cada uno tirará o empujará la mesa hacia donde crea que debe llevarse. El resultado es que el mueble no se moverá o tendrá desplazamientos erráticos.
Sin duda nadie dará una orden de modo tan poco inteligente. Si queremos ayuda para mover la mesa indicaremos el lugar en donde queremos que se traslade. Entonces las cuatro personas dirigirán y coordinarán su esfuerzo, consiguiendo trasladarla con un mínimo de esfuerzo.
A veces una familia o un grupo de trabajo actúa como en el primer caso. Cada uno va por su lado, con buena voluntad, pero dirigiendo sus esfuerzos donde cada cual cree que deben ir.
Si bien cada ser humano es un individuo único en el universo, que tiene su propio devenir, esto no debe ser obstáculo para unirse a otros en planes comunes. Un grupo produce más energía que cada individuo por separado. Objetivos comunes en la familia y en el grupo de trabajo pueden producir grandes obras, al estar todos conectados en la misma dirección.
