Se
sabe que Hiram Bingham fue descendiente de un misionero y
fue quien encontró Machu Picchu para el mundo contemporáneo
y para la ciencia moderna. Historiador norteamericano que nació
en Honolulu, Hawai, en 1907. Estudió Historia y Geografía de
Sudamérica en la Universidad de Yale. Ya desarrollando su profesión,
fue escogido como delegado de su país para el Primer Congreso
Científico Panamericano llevado a cabo en Chile en 1908.
Años antes, Bingham se interesó en las leyendas tejidas en torno
a la llacta de Vitcos o Viticos, el último refugio de los incas
rebeldes a los españoles en la selva de Vilcabamba, narradas de
forma épica por cronistas de esa época.
Llegando a Chile se reencuentra con su interés por la legendaria
ciudad Inca, Vitcos, y el valle de Vilcabamba.
Su primera incursión como explorador de montañas, en 1906, fue
también su primer intento por encontrar Vitcos, la última
capital del imperio, y último refugio de los incas rebeldes a los
españoles. Ese año realiza un viaje por la ruta Buenos Aires -
Cusco, antiguo derrotero comercial durante la colonia. Llegó
luego del largo viaje a Cusco, donde le informan sobre la
existencia de ciudades perdidas en el monte, en la enmarañada y
escarpada selva tropical de las montañas del Urubamba. Aunque ya
tenía referencias por la lectura de cronistas que mencionaban
Vitcos, supuesta capital de Manco II, y por el libro del viajero
inglés Charles Wienner, quien estuvo en la región por 1876,
recogiendo referencias de los vecinos acerca de las localidades de
Machu Picchu y Huayna Picchu para consignarlas e incluirlas en el
mapa del valle de Santa Ana.
Emprende viaje a la
ciudad de Abancay, entrada natural a esa parte de la selva donde
supuestamente estaría Vitcos. Por ese tiempo se habían creado
muchos mitos sobre la posibilidad de encontrar tesoros incaicos
que, según la tradición, habían sido llevados consigo por Manco
Inca en su retirada a Willkapampa, razón por la que era común
encontrar cazadores de tesoros. Los guías locales lo llevan a
unas imponentes ruinas que ahora conocemos como Choquequirao,
asentamiento del Tawantisuyo en lo que hoy es Abancay, a ocho
horas de viaje de Cusco.
Bingham no se dejó impresionar. Vitcos, la ciudad de Vitcos o Víticos,
de sus sueños, debía ser más imponente aún. Esa misma obsesión
lo llevaron a estudiar las crónicas e, incluso, los archivos españoles.
Igualmente, entusiasmado por este primer hallazgo, Bingham regresa
a los Estados Unidos a fin de reunir fondos para continuar con sus
exploraciones, logrando conseguir el apoyo de la National
Geographyc Society y de la Universidad de Yale, además de haberse
provisto de algún dinero entregado por amigos y familiares.
Encontrar Victos ya no era solo un interés académico, era una
empresa bien planificada.
En 1911 regresa a Perú a fin de realizar estudios de geología y
botánica, y con seguridad de encontrar Willkapampa.
MACHU
PICCHU, LA CIUDAD PERDIDA DE LOS INCAS:
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