Los Recintos de la Vida
Allí donde hay vida,
cualquier forma de vida, encontramos un 'recinto', una 'cubierta' o
'habitación' donde se aloja y protege esa vida. Dentro de ese recinto, y
precisamente en comparación con lo que ocurre fuera, es donde se
manifiesta la 'vida'.
En
las células, eso está muy claro: una 'membrana', más o menos esférica,
delimita dos mundos muy distintos: lo que ocurre dentro de la
célula de lo que ocurre fuera. La misma palabra 'célula' significa
eso: 'celda' o 'pequeña habitación'. Dentro de la célula, las reacciones
químicas ocurren con una velocidad, organización e inteligencia que supera
en varios ordenes de magnitud a las que ocurren fuera, gracias a los
fenómenos de 'catálisis', sabiamente dirigidos por estructuras que
transportan información.
Pero los seres vivos no sólo vivimos unos
al lado de otros, sino también unos dentro de otros, en una
jerarquía englobadora indefinida. Podríamos incluso considerar a
los seres vivos englobadores como recintos que facilitan un
micro-ambiente necesario para la función de los seres vivos
englobados.
Dentro de las células, existen orgánulos
(pequeños órganos), como el núcleo, mitocondrias, etc, que se reconocen
precisamente por sus membranas. Y, hacia lo más grande, encontramos
los órganos, que encapsulan sus funciones y tejidos, precisamente
para activarlos y protegerlos; el organismo entero se recubre de
piel, faneras (caparazones, escamas, plumas, pelos) y, en la especie
humana, de vestidos y prótesis.
La misma familia necesitaba un
carromato, coche, etc cuando era nómada o se desplazaba, y una choza o una
casa cuando se hizo sedentaria. También la tribu se organizaba en
aldeas, al inicio casi circulares, con empalizadas y vigilantes en el
exterior; y las ciudades se protegieron con murallas, los imperios
con fronteras, etc. Incluso cuando nos adentremos en los fondos oceánicos
o en los espacios siderales, nuestros descendientes se protegerán
en fuertes recintos (escafandras, naves, colonias galácticas, etc).
Fijémonos en que, cuanto más frío, oscuro y
hostil es el entorno ...más fuertes, sofisticadas, seguras y autónomas son
las cubiertas y más cálido, luminoso y acogedor es el interior de los
recintos vitales. Esto da que pensar, y se relaciona con nuestro artículo
del lunes pasado: 'No protejamos tanto a nuestros niños' (+).
Dentro de ciertos límites, no debemos temer la dureza relativa del
entorno, pues ha sido esta 'dureza' progresiva la que, a lo largo de
la evolución, ha ido impulsando la sucesiva aparición de los 'recintos de
la vida'. Esto tiene consecuencias médicas, pedagógicas y morales, claro
está.
Todos los seres vivos, del tamaño que sea,
envuelven su espacio-tiempo de vida en membranas o cubiertas, que están
dotadas de una extraordinaria inteligencia selectiva, metabólica y
relacional. Son, casi siempre, dobles (una cara mira hacia el exterior y
otra al interior) y ellas protagonizan ese doble flujo que posibilita la
existencia de un ser vivo: 1: incorporar lo nutriente (energizador,
formador e informador); 2: expulsar lo tóxico (debilitador,
deformador y desinformador).
Asociados a estos dos flujos, y consecuencia
de ellos, existen en los seres vivos -sean estos del nivel y tamaño que
sean- dos tropismos básicos: 1: el relacional-permeabilizador
(abrirse e incorporar, relacionarse con el exterior); 2: el
inhibitorio-fortificador (cerrarse y rechazar, fortificarse frente al
exterior). En los animales se superponen, además, movimientos
básicos de ataque-proyección y de huida-evitación que les son
correspondientes.
Este doble flujo genera y mantiene la
diferencia cualitativa que constituye al ser vivo
que, por definición, es algo que se diferencia de un entorno más pobre y
agresivo. Sin ese doble flujo no puede existir VIDA, sea esta del tipo que
sea (vegetativa, emocional, racional, político-moral, espiritual, etc) y
esto es algo que tiende a olvidarse hoy en día, sobre todo en el campo de
la enseñanza.
Cuanto más vivo es un ser, mayor es el
numero de 'capas' que le separan de su entorno exterior y más se
diferencia de este. Y cuando más degenerado y muerto esta un ser, menos se
diferencia. La muerte total es la total destrucción de flujos y
membranas, la completa desaparición de diferencias entre el
'adentro' y el 'afuera'. Un cadáver terminará convirtiéndose en polvo
entre el polvo.
Hoy en día se observa una tendencia a
desdibujar diferencias de cualquier tipo: entre jóvenes y viejos, hombres
y mujeres, maestros y discípulos, lo privado y lo público. Es una
tendencia preocupante, cuando se extralimita. Cuando todas las barreras se
hayan horadado y todas las diferenciaciones hayan desaparecido entonces,
sencillamente ...habremos muerto.
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