LA SABIDURIA DE LO ENFERMO: Dr. Javier Martínez y Dra. Maria Jesús Clavera |
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Un
ser vivo (una ameba dentro de una charca, por ejemplo) es algo que
se protege dentro de un recinto (+),
de un entorno inmenso que le es hostil, que tiende a corroerlo,
disolverlo, homogenizarlo, hacerlo igual a él. De hecho, cuando
un ser vivo muere, esos procesos corrosivos se hacen patentes y, más
pronto o más tarde, acaba siendo 'polvo entre el polvo' que le
rodea. Un
ser vivo depende del medio ambiente que le rodea, es
cierto, pues de él extrae los alimentos y a él aboca sus
detritus. Pero, aunque dependa del entorno que le rodea, un ser
vivo se destaca de dicho entorno, se destaca mucho,
sorprendentemente, claramente. Y el seguir vivo depende tanto de
que siga existiendo ese entorno tan diferente a él, como de que
él pueda seguir diferenciándose del entorno que masivamente le
rodea, a 'contra corriente'. Desde
que apareció el Universo han ido apareciendo, además, sucesivas
estrategias de vida, en un fenómeno que algunos han llamado 'Epigénesis'.
Y lo que surgía era siempre una excepción, una improbable
'locura' dentro de la inmensa cantidad de lo que ya existía. Las
primeras nuevas formas de vida que surgían en cada 'salto
evolutivo' o 'salto epigenético', podía decirse que estaban
'acomplejadas' frente a las antiguas y 'masivas' formas de vida,
'nadie daría un duro por ellas', como se dice. De
la Energía surgió la Materia; y de la Materia surgieron moléculas
auto-reproductivas; y de entre ellas surgieron las células. En un
mar repleto de microorganismos autótrofos (que se
alimentaban de energía química o fotónica) surgieron los heterótrofos
(que se alimentaban de otros seres vivos); de entre los anaerobios
(que no consumían ni soportaban el oxígeno) surgieron los
aerobios (que sí lo consumían); de entre los unicelulares
surgieron los pluricelulares; de entre los invertebrados
surgieron los vertebrados; de entre los animales poikilotermos
(con temperatura variable) surgieron los homeotermos (de
temperatura constante); de entre los mamíferos y, concretamente
los primates, surgieron los seres humanos. Nótese que, en todos
estos casos, lo nuevo que surge es tremendamente minoritario,
casi excepcional, y que su nuevo comportamiento aparece a 'contra
corriente' y es poco entendido ('poco popular' dirían
algunos) respecto al viejo orden de cosas. La
Evolución, ya se sabe, ha continuado a mayor velocidad y con
mayor grado de auto-catálisis dentro del 'homo sapiens'.
De entre las culturas nómadas y de tradición oral
surgieron las sedentarias y de tradición escrita;
de entre las culturas con pocos y rudimentarios utensilios,
surgieron las culturas con fuerte innovación tecnológica;
etc, etc, pero los 'saltos epigenéticos' no han acabado aquí,
como comprenderán nuestros lectores. Y no sólo hemos de fijarnos
en lo puramente material (en lo corpóreo poco nos diferenciamos
del resto de primates, por ejemplo) si no en el foco de
nuestros intereses y en el estilo de nuestros
comportamientos. Cabe
preguntarse si hoy en día las élites creadoras y
emprendedoras, así como las élites morales ('proféticas'
como las llamarían los judíos, 'carismáticas' como las llamarían
los cristianos, etc) no son, a su modo, 'nuevas formas de vida'
que están surgiendo dentro de las humanas precedentes. Son muy
minoritarias, muy 'atacadas' y muy 'incomprendidas', y esto
recuerda mucho a los que ocurrió en los saltos epigenéticos
precedentes. Pensemos
en lo que ocurrió cuando surgieron los primeros microbios aerobios:
¡consumían y producían oxígeno, que resultaba tóxico a los anaerobios
precedentes!. O lo que pasó cuando surgieron los primeros homo
sapiens: externamente no se diferenciaban mucho de los
primates no humanos, pero su forma de comportarse 'irritaba' mucho
a sus predecesores. Cuando surgen las minoritarias y 'problemáticas'
nuevas formas de vida, sus intereses, relaciones, prioridades y
forma de comportarse 'molestan' mucho a las formas de vidas
precedentes, que llenan cuantitativamente la tierra en ese
momento. Las
nuevas formas de vida aparecen siempre de forma minoritaria, a
contra corriente. Para las formas imperantes, las nuevas
formas son inoportunas, extrañas, incomprensibles. Las nuevas
formas necesitan conservar las antiguas ...pero no pueden depender
de ellas, de su antigua 'ley' (si hicieran un referéndum, por
poner un símil político, ¡seguro que las nuevas formas lo
perderían!). Eso implica que, durante mucho tiempo y tal vez
siempre, las nuevas formas tendrán que defenderse y protegerse de
las antiguas, 'preservar sus recintos'. Da
igual que sean muy minoritarias y que trabajen muy a contra
corriente: tal vez sea esta una Ley universal de vida, sobre
todo en las zonas y tiempos de Epigénesis. Aunque para las nuevas
formas el 'trago' sea muy duro en el inmenso mar de las viejas
formas, vale la pena que las nuevas y minoritarias formas
conserven la nueva 'diferencia' surgida: ¡ellas heredarán y harán
resplandecer la tierra! |