La Vida como manifestadora de la Sabiduría universal

Cuando éramos pequeños, obteníamos hermosas figuras de campos magnéticos espolvoreando limaduras de hierro sobre un papel, bajo el que poníamos un imán. El espolvoreado de las limaduras, aunque fuese lento y gradual, solo 'revelaba', el 'campo magnético' pre-existente, hasta entonces invisible; y el campo magnético 'revelaba', a su vez, la existencia de su hacedor, el imán situado 'al otro lado' del papel, dado que, si lo retirábamos, las limaduras se amontonaban entonces sin orden ni concierto. El niño que no miraba curioso debajo del papel en busca del 'hacedor' de la orientación de las limaduras es que, sencillamente ...era tonto.

Algo parecido ocurrió con el descubrimiento de la fotografía: las sales de plata ennegrecen con la luz y, si las disponemos sobre la superficie de una placa que esté frente a un orificio, o una lente, 'revelaran' en negativo el 'campo fotónico' o los rayos de luz procedentes del paisaje que tienen enfrente. Las sales de plata no son las artistas: la belleza pertenece al paisaje que preexistía delante de la 'cámara oscura'.

En nuestro artículo anterior, 'La Muerte, como combustible de la Vida' (+) dijimos que la Reproducción se constituía como la Función fundamental de la Vida, la estrategia fundamental con la que lo viviente se oponía a la 'corrosión' y 'degradación' que la rodeaba.

Meditemos un poco más la estrategia de este sorprendente 'Principio de la Vida' que es la Reproducción: se basa en la realización de copias, ciertamente, pero hay algo muy interesante: en cada copia, la Vida introduce alguna pequeña variación, a veces infinitesimal, pero la verdad es que no hay dos copias exactamente iguales.

Ni siquiera los gemelos univitelinos son iguales (como puede atestiguar los padres que los han criado y los profesores que los han educado), y ni siquiera los 'clones' son idénticos (ya que los núcleos celulares clonados se implantan en citoplasmas diferentes). Incluso en el supuesto de que no existiera la más mínima mutación o variación, que la hay, el mero hecho de que las copias tengan que estar en espacio-tiempos necesariamente diferentes, asegura que las copias de la vida sean siempre distintas.

Esto es muy interesante, pues en la variación (a veces pequeñísima) que introduce la Vida en cada copia, se basa una de las más formidables propiedades de lo Viviente: su Inteligencia. El principio es muy sencillo: al enfrentarse con la 'Realidad', algunas de estas copias tienen más o menos éxito o, dicho de otra forma, tienen menos o más fracaso, pues parece que la famosa 'Selección Natural' es algo más 'eliminativa' que 'premiativa'. Lo que fracasa, dura y se reproduce menos; lo que tiene éxito, dura y se reproduce más; así de sencillo. Los consumidores hacemos algo parecido con los productos del mercado, de forma que la 'Selección Artificial' imita a la 'Selección Natural', de la que procede.

Las copias 'eliminadas' y las copias 'premiadas' por la selección natural y artificial, ambos tipos de copias y ambos tipos de selecciones, están configurando lentamente un Campo o Paisaje repleto de sorprendentes propiedades y potencialidades y la aventura de su 'des-cubrimiento' o 're-velado', aunque parezca mentira, no ha hecho más que comenzar... 

La Vida detecta la 'inteligencia' del medio en el que se desenvuelve mediante un método muy simple que puede enunciarse así: En un Sistema en el que (premisa 1ª) sus elementos se reproduzcan con pequeñas variaciones, y en el que (premisa 2ª) se permita que duren y se reproduzcan menos las copias menos adaptadas ...puede asegurarse que, (conclusión) con suficiente tiempo, dicho Sistema reproducirá muy fielmente las 'Leyes de la Naturaleza' que, desde siempre, existían implícitamente en dicho Sistema y que, por lo tanto, gobiernan los fenómenos que en el mismo puedan darse.

Aunque los fenómenos de la vida parecen 'construir' formas cada vez más inteligentes, lo único que hacen es 'detectar' y 'revelar' una Inteligencia preexistente. Los procesos de reproducción y redundancia no hacen otra cosa que ir 'espolvoreando' por el espacio-tiempo del 'Campo Evolutivo' partículas reveladoras de la Sabiduría, Fuerza y Belleza preexistentes en el Universo, desde el comienzo de los tiempos, al igual que las limaduras de hierro revelaban el 'campo magnético' o las sales de plata revelaban el 'campo fotónico' que incidía sobre ellas, tal y como comentábamos en el inicio de este artículo. Y, al igual que en estos ejemplos, átomos, células, organismos y sociedades sentimos en nuestras entrañas cuándo las 'líneas de fuerza' de dichos Campos pasan por nosotros y cuando no.

Pero muchos científicos reduccionistas nos impiden mirar al otro lado de la 'cámara oscura', o al otro lado del 'papel', de las manifestaciones que descubre la Ciencia; y ni siquiera nos permiten especular sobre las características del Supremo Hacedor de los Campos que nos configuran y orientan. No perdamos demasiado tiempo discutiendo con ellos y, al contrario que el niño tonto, hagamos lo que tenemos que hacer: ser curiosos y 'mirar al otro lado'.

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