MI FARMACIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


PLACEBO

"Complaceré" es el significado de esta palabra. Es la respuesta del médico al paciente ansioso que va con el "doctor, déme algo para esto o para lo otro", y el doctor, que o no ha encontrado el mal, o no ha dado con el remedio para ese mal, decide darle un preparado que no cura nada. Aqua pútei (agua del pozo), que decían los antiguos, administrada con cuentagotas varias veces al día disueltas en un vasito de buen vino. Muy buena para hipocondríacos.

Del latín placeo, placere, placitum, cuyo significado se mantiene inalterado en español, se tomó la primera persona del futuro, placebo, a imagen y semejanza de lavabo, que es el futuro latino de lavar (luego la lengua prefirió, a semejanza de otras, el perifrástico lavar he, lavar has... que finalmente quedó "lavaré, lavarás..."). Los diccionarios definen el placebo como una preparación farmacéutica que sólo contiene principios inactivos, que se utiliza por una parte para estudios de control para determinar la eficacia de un fármaco, y por otra parte para lograr un efecto terapéutico por sugestión. La adecuación del nombre al objeto se da en esta segunda acepción. El placebo es la medicina pensada para complacer al enfermo. Pero al asignarse este nombre en general a las medicinas que no persiguen un efecto terapéutico (qerapeutikoV /zerapeutikós = curativo), entraron en esta denominación también las que se usan en la investigación farmacéutica sin valor curativo, que sirven para comparar los efectos de las que sí tienen principios activos, administradas ambas a un lote de enfermos, para comprobar la eficacia de los principios activos al margen de la actitud psíquica del paciente. Se usan también a la inversa, para investigar el poder curativo del psiquismo del paciente. Desde el momento en que admitimos que la actitud del enfermo es un factor curativo de primer orden, se hace difícil discernir entre la acción terapéutica de la medicina, y la del ánimo del enfermo, por lo que es inevitable el recurso a los placebos para la investigación objetiva de los nuevos preparados farmacéuticos.

Al ser la oferta de medicamentos prácticamente infinita, la absoluta seguridad terapéutica alcanza a muy pocos. Tanta abundancia es debida a que cada laboratorio procura ofrecer un catálogo lo más completo posible, pero no puede repetir los preparados de otro laboratorio, porque están patentados; con lo que han de perseguir explícitamente la diferencia con los otros medicamentos que tienen el mismo objetivo terapéutico. Si añadimos a esto que los laboratorios están fomentando mediante la publicidad el consumo de medicamentos al margen del médico, en un entendimiento directo entre el laboratorio a través del anuncio y el consumidor ("si tiene alguna duda, consulte con su farmacéutico"), tenemos que cada vez son más las medicinas que tienden a convertirse en placebos, que se autoadministran por tics consumistas, y que se compran como tantísimas otras cosas que no hacen falta, pero que la publicidad te induce a consumirlas poniendo en juego toda la capacidad seductora de sus anuncios: "al primer síntoma, usted ya sabe, tire de medicamento, y verá qué maravilla".

Mariano Arnal

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