AFRODISÍACO
Procede, naturalmente, de Afrodita, la
diosa griega del amor. Pero aún podemos retroceder un poco: el
nombre de la diosa, Afrodith (Afrodíte)
procede da afroV
(afrós), que significa "espuma" (normalmente,
del mar), pero que se aplica también a la espuma del vino y a
la de la sangre; a la espuma de la boca del león, y la del
hombre. El nacimiento de Venus de Botticelli hace
referencia al origen marino de Afrodita (Venus es su nombre
latino).
Derivado de Afrodita es afrodisíaco (el
siglo I antes de Cristo ya se usaba la palabra afrodisiakoV)
que significa genéricamente todo lo que tiene que ver con los
placeres amorosos y que acabó especializándose para denominar
los alimentos y los preparados que ayudan a excitar el apetito
sexual. Pero más especialización se ha producido aún:
prácticamente se ha reservado el término afrodisíaco para los
excitantes del hombre, mientras que para la mujer se habla más
bien de filtros. Palabra antiquísima, ésta sí,
presente desde siempre en la literatura griega. Procede de filtron
(fíltron), derivado de filew
(filéo =amar), y significa "medio de hacer amar",
especialmente "brebaje", "encantamiento",
"bebedizo".
La base principal de los más antiguos filtros
amorosos era alguna sustancia afrodisíaca como los polvos
de cantáridas. Con ellos se mezclaban otras sustancias
sumamente sugestoras como rémoras, huesos de rana, piedra
astroita e "hipómanes", que no se ha podido saber
qué es. La brujería tuvo el monopolio de los filtros y empleó
en ellos sustancias deletéreas que a veces ocasionaban el
envenenamiento y la muerte del consumidor. Así murieron Lúculo
y Propercio, y así se dice que murió Fernando el Católico,
por un brebaje que le dio su segunda esposa Germana de Foix ,
para conseguir de él un hijo. Las mujeres han usado
especialmente el filtro amoroso para asegurarse la fidelidad del
esposo o amante.
La lista de afrodisíacos es
interminable y varía según las culturas y las modas. En
principio entran en la categoría de tales los excitantes de
cualquier clase, tanto ingeridos como tópicos. Entre los
ingeribles tradicionales se cuentan la vainilla, el musgo, el
ámbar y las especias en general (pimienta, canela,
jengibre...); el alcohol en dosis moderadas; el opio también
con moderación; la nuez vómica, el fósforo, la cantárida, el
almizcle, el catecú, el ginseng, el haschisch y otras varias
drogas. De ninguno de ellos puede garantizarse la eficacia. El
perjuicio, de muchos, sobre todo si se yerra en la dosis.
Actualmente se recurre preferentemente a las hormonas,
andrógenos o estrógenos, según el sexo. Entre los afrodisíacos
tópicos, se ha recurrido tradicionalmente a la
faradización (¡corrientes!) cutánea, la calorificación, la
urticación, el masaje y los linimentos de sustancias
afrodisíacas.
Pero el colmo de la modernidad en cuanto a
afrodisíacos es la Biagra, que bien merecería llamarse Afrodisíacus
Rex, porque ha conseguido destronar a todos los demás.
Mariano
Arnal
Copyrigth
EL ALMANAQUE todos los derechos reservados.