Autochequeo

EL ALMANAQUE DE LA MEDICINA Y LA SALUD

La "piel vegetal" de los mayas

Probablemente, si tienes cierto interés por la historia y la arqueología, sentirás admiración, o como mínimo curiosidad, por la Civilización Maya. Seguramente te llamará la atención su cultura, su organización social, su arquitectura, sus ciudades, su escritura...

Su esplendor como civilización coincide con el apogeo de su Época Clásica (250-900 d.C.), por lo que cuando el navegante español Francisco Hernández de Córdoba llegó en 1517 a las costas de la península del Yucatán, solamente encontró una sombra de su gloria anterior. No obstante la "huella" maya todavía se ve con mucha claridad en amplias zonas mesoamericanas, y de sus costumbres, usos y tradiciones aún podemos aprender y sacar beneficios prácticos. Ese es el caso del "árbol de la piel" o, propiamente dicho, tepezcohuite.

Sí, tepezcohuite, no pienses que nos hemos equivocado (bueno algunos lo escriben con s en lugar de z). Este es un árbol espinoso que crece de manera especial en el estado mexicano de Chiapas.

El tepezcohuite no tenía secretos para los mayas y desde tiempos inmemoriales fue usado para el tratamiento de lesiones cutáneas. La aplicación del polvo de su corteza sobre heridas y especialmente quemaduras calmaban el dolor de las mismas y aceleraba en gran manera su curación, evitando incluso la aparición de cicatrices.

Tales propiedades regeneradoras de la piel, hicieron creer a aquellos mayas, que se trataba de un árbol sagrado. Por ello, las tradiciones heredadas de aquellos originarios americanos nos relatan los efectos "mágicos" del tepezcohuite en el tratamiento de úlceras, llagas de diversos tipos y quemaduras. Aquel conocimiento ancestral no quedó en el olvido y ha llegado hasta nosotros gracias a las tradiciones populares.

Curiosamente la ciencia moderna y las últimas investigaciones confirman las magníficas propiedades de este producto natural. Así es que podemos decir que el tepezcohuite posee cualidades bacteriostáticas, antisépticas, analgésicas, cicatrizantes y regeneradoras.

Desdichadamente dos trágicos sucesos ocurridos durante los años ochenta en México, hicieron que muchas personas oyeran hablar por primera vez de este árbol y conociesen sus excelentes propiedades regeneradoras. El primero tuvo lugar en noviembre de 1984 cuando la explosión de unos depósitos de gas ocasionó unos quinientos muertos y centenares de heridos, la mayoría con quemaduras; el segundo, ocurrido en la primavera de 1985, y fue ocasionado por un tremendo terremoto que causó un sinnúmero de victimas.

Tanto en un caso como en el otro se utilizó masivamente el polvo de la corteza del tepezcohuite, o su extracto fluido, con resultados muy satisfactorios en la reconstrucción de la epidermis, así como en la repigmentación.

Por todo lo expuesto y mucho más, no es de extrañar que los mayas creyeran que el tepezcohuite fuese una planta "milagrosa".