GALAXIA

Primera aclaración: cuando hablamos de nuestra Galaxia y de la Vía Láctea nos referimos a una misma realidad: en el primer caso lo hacemos en griego, y en el segundo caso, en latín. Entendemos bien que Vía Láctea significa camino lácteo, porque ambos elementos de la denominación los tenemos entre los cultismos más popularizados: la vía la conocemos más comúnmente por el tren (vía férrea es el camino de hierro por el que éste se desliza); y el genérico de lácteos o productos lácteos se usa hasta en los supermercados. Puntualizo que los romanos prefirieron el nombre de Círculus Lácteus, bastante más ajustado a la realidad, pero no tan sugerente como el de Via, mejor aprovechado por la mitología. Solemos definir o describir la Vía Láctea como una ancha zona o faja de luz blanca y difusa que atraviesa casi toda la esfera celeste de norte a sur y que aparece dividida en dos ramas en un tercio de su longitud, y presenta otras ramificaciones menores, siendo sus límites poco definidos. Hay que añadir que nosotros estamos en la Vía Láctea, es decir que esta es nuestra galaxia.

La forma griega del adjetivo láctea (fem. de lácteus) es galaktikh (galaktiké), el femenino de galaktikoV (galaktikós), cuyo único significado es "blanco como la leche", es decir que es un nombre de color (un blanco distinto del de la nieve). Es un derivado de gala (gála), cuyo genitivo es galaktoV (gálaktos) y significa "leche". Gala orniqwn (gála ornízon), leche de pájaros, llamaban a lo que era inalcanzable. Y gala AjrodithV (gála Afrodítes), leche de Afrodita era el nombre poético del vino. La palabra galaxia está calcada de la griega galaxia (galaxía), adjetivo con el que propiamente denominaban a la Vía Láctea, pero no como vía, sino como círculo: GalaxiaV kukloV (Galaxías kýklos), círculo lechoso, es como la llamaban, y también simplemente to gala (to gála), "la leche". Y Galaxio llamaron al santuario de Apolo en Beocia. Los nombres propios Gala, Galatea, Galacia, Galia, Galicia, andan todos emparentados de una u otra forma con la leche. En la mitología griega es el camino que conduce al palacio de Júpiter, por el que van los héroes al cielo. A ambos lados del camino están las moradas de los grandes dioses. Se consideró que la Vía Láctea era parte del reino de Plutón por ser el lugar en que esperaban los muertos su entrada en el cielo de las estrellas, a lado y lado del camino.

Mientras no conocimos más que una galaxia, la nuestra, éste fue su nombre propio. Pero al descubrir infinidad de sistemas cósmicos prácticamente iguales al nuestro, se le reservó a éste el nombre propio de Vía Láctea, quedando el griego Galaxia como nombre común de todas las galaxias que se han descubierto posteriormente gracias a los potentes telescopios. Estos son nombres míticos que han perdido rigor léxico precisamente a causa del telescopio. Se creía, en efecto, que la la Galaxia, la Vía Láctea o el Círculo Galáctico estaba formado por nubes de materia cósmica indeterminada, pero no estrellas. Hoy creemos que no es esa materia difusa (que también existe) la que nos da la imagen óptica de las galaxias, sino los miles de millones de estrellas que las forman, y que por su lejanía aparecen a nuestros ojos como abigarradas motas de luminoso pigmento lácteo. Fue su apariencia lechosa la que dio lugar al nombre y a los mitos que en torno a ella se desarrollaron.

Mariano Arnal

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