Einstein y su
chofer
Al poco tiempo de haber publicado A. Einstein su primer trabajo sobre la
teoría de la relatividad, empezó a hacerse famoso en toda Europa y lo
invitaban a muchas universidades para dar charlas sobre ella. El lugar
donde él trabajaba puso a su disposición un auto con su chofer para
trasladarse a estas universidades. En todas ellas tuvo gran éxito, es
decir que al final de sus presentaciones lo aclamaban con un aplauso
atronador. Pero, debido a lo novedoso y difícil del tema, en ningún
lugar surgían preguntas.
Así iban Einstein y el chofer recorriendo universidades, el chofer
siempre sentado en primera fila y escuchando atentamente la exposición
del profesor. Después de algunos meses, el chofer le dice a Einstein:
"Profesor, le quiero proponer un trato. Yo no entiendo ni una
palabra de lo que usted dice en sus conferencias, pero tengo una
excelentísima memoria, y recuerdo palabra por palabra de su exposición,
incluyendo todas las fórmulas. Además me imagino que usted estará
cansado de repetir siempre lo mismo y que nadie le hace preguntas. Por
otro lado, a mi, como pobre chofer, jamás nadie me aplaudió, y
entonces le propongo que cambiemos nuestros roles, yo doy la
conferencia, total nadie hace preguntas, mientras usted descansa y puede
meditar sobre otros problemas."
Einstein piensa un poco, le pide al chofer que dé la conferencia,
verifica que efectivamente la puede dar sin un solo error, y accede al
pedido. El chofer se deja crecer un poco el pelo para parecerse más a
Einstein, éste se pone el traje azul oscuro y el gorro del chofer y
comienzan la experiencia.
El chofer da perfectamente la conferencia, siempre coronada con grandes
aplausos, mientras Einstein se sienta en primera fila, fumando pipa y
descansando.
Todo va perfecto, sin ninguna pregunta, hasta que llegan a una
universidad de Baviera. Cuando el chofer termina la charla, y ya los
asistentes están comenzando a aplaudir, del fondo de la sala se escucha
una voz que dice:
"Dr. Einstein: yo no comprendí todo lo que usted dijo y quisiera
que me explique con detalle el significado de los términos de la ecuación
número 3, que todavía se puede ver arriba a la izquierda del pìzarrón."
El chofer titubea un solo instante, imperceptible para el público, y
enseguida replica:
"Mi querido profesor, me extraña que usted me haga esta pregunta.
Lo que usted quiere saber, en realidad lo sabe cualquier persona. Es más,
mi chofer aquí presente se lo explicará."
Escuchado en Radio El Plata al periodista Alfredo Leuco
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