Toponímico catalán del macizo montañoso
situado en el corazón de Cataluña, que hace referencia al aspecto de la montaña, pues
parece talmente que haya sido labrada por mano de titanes, siendo su aspecto global el de
una sierra. De ahí su nombre de "monte serrado". Este nombre es muy popular en
Cataluña (tiene también la forma abreviada "Montse"), de donde se ha extendido
a otras latitudes como consecuencia de los desplazamientos de catalanes a lo largo y ancho
del mundo. La onomástica la celebran el 27 de abril
Nuestra Señora de Montserrat, "la Moreneta" es
la más importante advocación de la Virgen en Cataluña. Está relacionada con el
descubrimiento de una imagen de la Virgen María allá por las últimas décadas del siglo
IX, según cuenta la tradición. Fueron unos pastores que apacentando sus rebaños en la
falda de la montaña vieron resplandores arriba en los picos. Fueron éstos a anunciarlo
al párroco, y éste al obispo de Vic quien acompañado de numerosa comitiva vio que eran
ciertos los resplandores, y que procedían de una Virgen Morena, colocada en una hornacina
excavada en la roca. Se construyó una capilla para venerar la imagen y en torno a ella un
monasterio de monjas benedictinas que, por temor a los sarracenos, fueron sustituidas por
monjes de Ripoll. Fue creciendo la devoción de los nobles a la Virgen Morena, y gracias a
ello creció el monasterio, hasta que los reyes Católicos le dieron el impulso definitivo
para convertirse en un gran santuario servido por una floreciente comunidad religiosa. El
11 de septiembre de 1881 fue declarada por León XIII patrona de Cataluña.
La montaña de Montserrat se yergue majestuosa aislada de
los demás sistemas montañosos. Forma una pequeña cordillera de 10 km de largo por 5 de
ancho. La fascinante combinación de roca desnuda y exuberante verdor, los picos rocosos
inclinándose levemente unos sobre otros como si hubiese quedado allí petrificada una
batalla de titanes, el más alto de los cuales se alza orgulloso a una altura de 1.235
metros; la luz cambiante a lo largo del día, especialmente al atardecer y en el sucederse
de las estaciones, que ofrece una visión siempre nueva y fascinante; es en su conjunto de
una belleza no para ser contada, sino para ser vista. Con toda seguridad fue santa esta
montaña desde el principio de los tiempos: santuario de la naturaleza, cuando subían a
ella las gentes tenían la sensación de ascender a la sagrada morada de los dioses, igual
que sintieron los israelitas el monte Sinaí y los griegos el Olimpo. La Madre de Dios que
veneran los cristianos en esta santa montaña, es la última forma de la divinidad más
antigua, la Madre, que tiene en ella su morada desde que el mundo es mundo.
Las Montses pueden sentirse orgullosas de su nombre: al
pronunciarlo se hacen presentes la indescriptible belleza de la santa montaña, la Virgen
a la que está dedicada, la tradición, la fe y la esperanza de un pueblo que se ha
aglutinado en torno a este nombre y a este símbolo. Es realmente una gran cosa llamarse
Montserrat, sobre todo en Cataluña. ¡Felicidades!