Pese a
que pueden pasar desapercibidos, los trastornos sí tienen
consecuencias, ya que su desarrollo se ha asociado con problemas
cognitivos e inicio de demencias
Una investigación australiana ha puesto de manifiesto que la
hipertensión es un importante factor de riesgo para su aparición,
abriendo así la puerta a estrategias preventivas.
Los autores de este trabajo, que se publica en la revista
´Neurology´, quisieron analizar la prevalencia de este tipo de
infartos cerebrales, comunes en la gente mayor, y los distintos
factores que pueden contribuir a su desencadenamiento. Para ello,
realizaron un seguimiento durante cuatro años a una muestra de 477
personas de edades comprendidas entre los 60 y los 64 años.
Al inicio de la investigación, además de otras evaluaciones médicas
generales, cada participante fue sometido a una resonancia
magnética, una técnica de imagen que permite detectar el trastorno.
En ese momento, un total de 37 pacientes –un 7,8% de la muestra-
presentaban pequeños daños en su cerebro a causa de un ictus
lacunar.
Cuatro años después, las pruebas se repitieron, y los investigadores
comprobaron que otros seis pacientes habían sufrido este tipo de
infartos cerebrales y que el volumen de los detectados anteriormente
había crecido.
Este último dato, según los investigadores, "podría indicar un
proceso progresivo de atrofia en los tejidos que rodean la lesión".
Al analizar la información disponible, estos autores observaron que
las personas que presentaban hipertensión tenían un riesgo mucho más
alto de padecer estos ictus silenciosos que el resto de
participantes.
También comprobaron que las personas que presentaban otro tipo de
daños cerebrales, llamados lesiones hiperintensas en la sustancia
blanca, también eran más propensas a padecer ictus lacunares.
En sus conclusiones, los investigadores remarcan que "la progresión
de ambas lesiones no es idéntica ni está desencadenada por los
mismos factores de riesgo"; es decir, según sus palabras, aunque
ambos trastornos tienen que ver con un problema vascular, no están
completamente ligados.
"En nuestro trabajo hemos observado que los infartos lacunares son
comunes en los individuos mayores de 60 años y que su tamaño y su
prevalencia aumentan con la edad", remarcan los autores en sus
conclusiones, haciendo especial hincapié en la importancia que, para
esta población, tiene un adecuado manejo de la hipertensión.