A pesar del auge digital de nuestros tiempos, todavía encontramos en la mayoría de los escritorios estos curiosos objetos que adornan nuestro lugar de trabajo. Hablamos de los calendarios publicitarios, que se resisten a extinguirse, y esto tiene varias buenas razones.
Seguramente todos tenemos alguna app en nuestro dispositivo de algún calendario, pero todos seguimos apreciando poder contar con una vista rápida de la fecha y así organizar de manera eficiente nuestra semana o mes.
Los calendarios publicitarios son una herramienta muy práctica que normalmente se encuentra junto al ordenador, o incluso en la pared, de manera que podamos dar una mirada rápida a lo que necesitamos.
Además, estos mismos calendarios pueden estar personalizados con el logo de la compañía, lo que produce un sentimiento de pertenencia entre empleado y empresa. Este mismo sentido se puede extender a nuestros clientes si decidimos hacerles un regalo de este tipo. Y lo aseguramos, siempre lo tendrán colgado a la pared o a la mano en su escritorio.
Y todo esto tiene un origen bastante llamativo. Muchos de nosotros hemos oído hablar de los famosos almanaques. Pues bien, a lo largo de la historia, estos calendarios han ofrecido distintos temas específicos.
Desde los antiquísimos conocimientos astrológicos, pasando por consejos médicos, doctrinas religiosas, el teatro, la historia, la música, la filosofía y las ciencias, hasta la navegación y noticias de sociedad. Toda actividad humana ha sido representada en estos curiosos objetos.
Son calendarios con contenidos que se dosifican día a día, por lo que constituyen una muy buena alternativa a las opciones digitales, además de que aportan valor a lo que queremos proyectar, sea nuestro logo, o alguna otra cosa relacionada con nuestro negocio.
Existen diferentes formatos, como los de pared en formato mensual o trimestral, útiles sobre todo en las salas de juntas o en espacios con varios cubículos, además de que también funcionan muy bien en casa.
Y los formatos de escritorio, con diferentes opciones de ejecución, como el mensual, semanal, y el perpetual, que se trata de una sola línea que nos indica la fecha en número, el día de la semana y el mes.
Es por esto que siguen siendo preferidos por mucha gente, haciendo que la personalización se vuelva el tema principal. Para hacerlo, existen diferentes técnicas. La menos costosa viene de la mano de la serigrafía, que es una técnica que sigue siendo muy habitual en el mundo del marketing.
Se adapta a todo tipo de superficie, una de sus más grandes ventajas. Para implementarse, se usa una malla tensada donde se coloca el diseño a imprimir, necesitando una para cada color del logotipo, lo que permite un marcaje de hasta 4 colores.
Otra de las técnicas que van tomando mayor importancia es la impresión digital, en la que se puede diseñar e imprimir prácticamente cualquier imagen. La desventaja aparente es que se limita solamente al uso de papel, por lo que la vuelve una opción bastante más costosa que la anterior.
Si lo que quieres es hacer regalos a tus clientes, se recomienda que los calendarios publicitarios los entregues de cara a final de año. Aunque cualquier momento es un buen momento para hacer un regalo, sin duda que de esta manera será más apreciado y se mantendrá más tiempo con ellos. Es una buena manera de recordar de forma permanente el trabajo en conjunto.
Si los calendarios los utilizarás para tu propia empresa, o para tu familia, lo ideal es cambiarlos por las mismas fechas siempre, ya sea a finales de año, o a principios. Así, tus empleados apreciarán que los tomes en cuenta con esta herramienta simple, pero de una eficacia muy poderosa.